Toda la armadura de Dios, ¿qué es?
Todas las partes que conforman la armadura de Dios pueden hacernos impenetrables a los ataques astutos de Satanás.
¿Por qué necesitamos la armadura de Dios? Satanás ha sido siempre un enemigo formidable de la humanidad, e innumerables personas han sucumbido a sus ataques y calumnias. Él usa muchas estrategias: desde tratar de convencernos de que seguir nuestros deseos trae felicidad, hasta decirnos que somos pecadores sin esperanza a los que no se les puede ayudar.
Sin embargo, él sabe lo que está profetizado acerca de él: que su amargo final es inminente. (Apocalipsis 20:10) Él se llevará consigo a tantos como pueda mientras continúe teniendo la oportunidad de hacerlo.
Luchando con toda la armadura de Dios
“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.” Efesios 6:13
¡Debemos estar alerta, estar listos para la defensa y lanzar un ataque completo para ahuyentarlo! Una persona que se pone la armadura de Dios no está inactivo ni es indiferente ante los poderes que sabe que vendrán. Él espera el ataque; ¡Él está vigilante!
“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” Efesios 6:14-18.
Ceñidos con la verdad
La verdad se ciñe a la persona que la usa, y no puede ser atrapado en ninguna mentira. Debido a que hay poder en cada verdad, el que camina en la verdad será liberado. Una pequeña mentira le da a los poderes de la oscuridad la oportunidad de usarnos, pero la verdad los ahuyenta.
Llevando la coraza de justicia
La verdad y la justicia están estrechamente vinculadas. Las acusaciones de Satanás se basan en la justicia personal. Los poderes de la oscuridad están listos para atacarnos a la menor señal injusticia, y la injusticia le da a Satanás poder sobre quien la practique.
Jesús dice: "Porque viene el príncipe de este mundo, y no tiene nada en mí." Juan 14:20. Él pudo decir esto porque llevaba la coraza de la justicia, ¡y lo se debe de decir de nosotros cuando Satanás trata de zarandearnos como a trigo! (Lucas 22:31-32)
Preparación para la batalla
“… y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.” Efesios 6:15.
No llegamos muy lejos con los pies descalzos en vidrio y piedras afiladas, no luches en ese terreno. Por lo tanto, los pies deben estar calzados. Del mismo modo, la persona que lleva el evangelio debe ser capaz de sufrir por causa del evangelio. No debe estar triste ni afligido por la resistencia que recibe, como unos pies descalzos en vidrio y piedras afiladas. Él debe tener calzados sus pies espirituales.
El evangelio de la paz en sí mismo tiene la capacidad de darnos la habilidad de luchar. Pero, aunque esté a la mano, nosotros mismos necesitamos comenzar a usarlo ante todas las cosas.
El escudo de la fe
La fe siempre va en contra de nuestros deseos. En cada tentación, Satanás envía sus dardos de fuego a la mente, donde se encuentra el poder decisivo para obedecer a Dios o sucumbir a los deseos de la carne.
Cuando Abraham fue a la montaña Moriah para sacrificar a su hijo Isaac, los dardos de fuego de Satanás le vinieron en forma de palabras como:“¿Qué va decir Sara?"; "Su corazón probablemente se romperá y nunca me perdonará”; “seré un asesino, debe haber un mal entendido”; “¡Un Dios amoroso no podría haber dado tal mandamiento!”
Así es como suena lo que dice Satanás cuando un alma va a realizar una obra de fe. Cada palabra debió haber sido como un dardo de fuego para Abraham en la situación en la que estaba, pero lo que había escuchado no era un mal entendido, actuó con valentía y siguió adelante porque Dios así lo había dicho, y nosotros sabemos lo que pasó después. Los dardos de fuego de Satanás rebotaron simplemente contra el escudo de la fe.
Lectura adicional: Abraham: Eligiendo la fe en una situación imposible.
El yelmo de la salvación y la espada del Espíritu
Los huestes espirituales de maldad en las regiones celestes se alegran cuando tienen la oportunidad de lastimar a los creyentes. Pero el yelmo de salvación es fuerte y resistente a todos los ataques que provienen del aire.
Un alma jubilosa no puede ser abatida, son los que se desaniman quienes están en riesgo. El desánimo es incredulidad, pero la incredulidad es fe en el poder de Satanás. Justo cuando empiezas a creer en la incredulidad todo va de mal en peor. Así que, ¡con confianza por medio de la fe toma el yelmo de la salvación, ponlo sobre tu cabeza y sosten la espada del Espíritu!
La fuerza de David no era mucha, pero en fe puso la piedra en la honda y se la lanzó a Goliat. Un predicador dijo una vez que si la frente de Goliat hubiera tenido un grosor de diez metros, la piedra habría penetrado de igual forma. Yo pienso lo mismo. La espada del Espíritu, utilizada en su agudeza y guiada por un entendimiento iluminado en el sentido más completo de la fe, puede hacer que los huestes espirituales de maldad huyan. Pero nadie puede usar la espada del Espíritu victoriosamente sin haberse puesto el resto de la armadura de Dios.
Orando en todo tiempo en el Espíritu
La oración en el Espíritu nos da mucho más allá de lo que pedimos o entendemos. Aquellos que no están acostumbrados a orar, primero deben disciplinarse a sí mismos. Después, el Espíritu mismo obrará el anhelo de orar. El Espíritu obra en nosotros una oración en el interior, es decir, una oración sincera sin palabras, pero dirigida por medio del Espíritu, transmitiendo las oraciones del corazón al ámbito de nuestra comprensión. Una oración constante como esta aumenta nuestro contenido en la vida y multiplica nuestros tesoros en el cielo; y por medio de la oración también la paciencia y la mansedumbre se manifiestan en nuestras vidas más naturalmente, porque el Señor está cerca.
Con toda la armadura de Dios puesta, ¡es totalmente posible "fortalecernos en el Señor, y en el poder de su fuerza"! Efesios 6:10.
Este artículo es una versión adaptada de un comentario del libro "Efesios", y fue publicado por primera vez en noruego por Skjulte Skatters Forlag en mayo de 1920.
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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.