Cómo vencer un gigante: El ejemplo de David
¿Cómo puede la victoria de David sobre Goliat ser un ejemplo para nosotros en este tiempo moderno?
La voz del gigante retumbó en todo el valle. «¡Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo!»
Por cuarenta días, cada mañana y cada tarde, había estado Goliat saliendo de las filas y proclamando su desafío. No es extraño que el ejército y todo Israel «se turbaron y tuvieron gran miedo». El gigante era de aproximadamente 290 cm de alto – casi el doble de altura que cualquier otro hombre en el ejército filisteo. No hay duda que era un espectáculo aterrador y horrible.
¿Te ves en esta situación? Quizás también tienes un «gigante» que te ha desafiado. El gigante orgullo. El gigante desánimo. Irritación. Envidia. Deseos. Estos pueden alzarse amenazantes, y parecer invencibles. David nos mostró la forma correcta de reaccionar frente a un gigante. Su actitud cuando enfrentó a este enemigo fue: «¿Quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?» No podía comprender cómo alguien podía creer que podía asumir una pelea contra un ejército dirigido por Dios.
¡También puedes considerarte a ti mismo como un soldado en los escuadrones del Dios viviente! Estos «gigantes» no tienen ningún derecho a tener poder sobre nosotros.
David muy decidido
David tenía fe en el Dios viviente de Israel, que podía y quería ayudar a todos los que luchaban en su nombre. La fe de David era tan fuerte que se ofreció voluntariamente para luchar contra el filisteo. Él no era más que un joven pastor, sin experiencia en batallas, mientras que Goliat era un guerrero curtido por la guerra desde su juventud, pero esto no significó nada para David. No quiso escuchar las palabras de duda de aquellos que trataban de disuadirlo.
Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente», insistió. «Él también me librará de la mano de este filisteo.»
¡Dios es fuerte y todopoderoso! ¡David simplemente creía en esto! El gigante formidable no era nada para él en comparación con lo que Dios era capaz de hacer. Y este poder y fuerza están completamente disponibles para ti cuando tu gigante te desafía. Cree en Dios. ¡Dirígete a Él, pide por fuerzas, y te dará todo lo que necesitas para negar el pecado, vencer tus sentimientos, y estar firme sin ceder! Cuando enfrentamos estos «enemigos», o cuando somos tentados a la envidia o el desánimo, por ejemplo, entonces no estamos solos. ¡Tenemos al Dios viviente de nuestro lado!
Lucha en el nombre del Señor
La siguiente vez que Goliat emitió su desafío, David tomó su cayado en una mano, y su honda en la otra. Y, con plena fe en el Dios vivo, fue al frente para enfrentar al filisteo. Cuando vio que David no era un soldado, sino un muchacho sin equipamiento de guerra, Goliat lo maldijo por sus dioses, pero David no se inmutó.
«Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré… y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.»
La piedra que David tiró a Goliat lo hirió directamente en la frente, quedó clavada y cayó sobre su rostro en tierra. El gran gigante que había aterrorizado al ejército de Israel había muerto a manos de un joven sin experiencia, a causa de su fe en el poder de Dios. Esta fe viva demostró, sobre toda duda, que había un Dios en Israel.
Los gigantes de este tiempo
A través de frecuentes ataques contra estos gigantes en tu vida, por medio de la fe y la perseverancia, también experimentarás que puedes mantenerte firme; no hay ningún razón para sentirse débil, o que eres incapaz de resistir. El Dios que aseguró la victoria de David también lo hará contigo. «No me molestarás más, ¡Orgullo! Para siempre he acabado con ustedes, ¡Deseos! ¡Voy contra ustedes en el nombre de Jehová de los ejércitos! El Señor los entregará hoy en mi mano.» Está escrito en Samuel que David salió tras su enemigo. Él no se paralizó ni se preocupó – sabía cuál sería el resultado.
Cuando recibimos una tal fe viva y poderosa en lo que Dios es capaz de hacer en nuestras propias vidas, entonces tenemos las mismas posibilidades. ¡Tenemos el mismo Dios! También podemos ser ejemplos vivos de lo que Él puede hacer en aquellos que confían en su poder.
Gracias Dios que el poder que estuvo disponible en los días de David está presente e igual de fuerte en la actualidad.
¡Ten fe! ¡Resiste! ¡No escuches tus sentimientos! No tienes que ceder a las tentaciones. Gracias Dios que el poder que estuvo disponible en los días de David está presente e igual de fuerte en la actualidad. Cuando vemos el futuro no necesitamos temer a las tentaciones – ¡como un soldado en el ejército del Dios viviente podemos considerarlas como batallas ya ganadas! Un día los «gigantes» que ves en tu vida desaparecerán para siempre. Por fe podemos demostrar que todavía hay un «Dios en Israel» todopoderoso».
Todos los versos son de 1 Samuel 17.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.