¿Qué es la comunión?
La comunión es muy apreciada. Pero, ¿por qué es necesaria?
“Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” 1 Juan 1:7.
Muchas personas pueden tener amigos o conocidos según sus propios intereses o gustos, pero no tienen realmente comunión. Este es el caso de los impíos, así como de las personas religiosas. Ellos no conocen el verdadero significado de la comunión.
Comunión en participar de la misma meta
¿Entonces qué es? La comunión es amarnos y cuidarnos unos a otros porque todos tenemos la misma meta. Nacemos de nuevo a una esperanza viva. (1 Pedro 1: 3-4) Tales personas han sido sacadas de entre todo tipo de individuos para ser un cuerpo: el cuerpo de Cristo. (Colosenses 3: 11-15).
Podemos ver las grandes diferencias que pueden existir entre los elegidos, por ejemplo, que tienen distintas personalidades y nacionalidades, pero la intención es que Cristo sea todo y en todos. Por lo tanto, su comunión no se basa en agradarse los unos a los otros según la carne, sino que se aman conforme al espíritu en el mismo llamado. La comunión consiste en tener cuidado, preocuparse los unos por los otros, y ser salvos para que la plenitud de Cristo pueda aumentar más y más.
Cómo preservar la comunión
Para cumplir con este amor, no debemos perturbarnos por la forma de ser de los demás o dejar de amar a alguien porque cae en pecado. ¡Es exactamente cuándo nuestro amor y cuidado deben ser evidenciados aún más! Pablo escribe: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Soportaos unos a otros y perdonaos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” Colosenses 3: 12-13.
Encontramos el pecado en nuestra carne – nuestra naturaleza humana – cuando estamos con otras personas que podrían no estar de acuerdo con nuestro “gusto" del todo. Debido a la forma de ser de los demás, podemos encontrar impaciencia, justicia propia u orgullo que surge de nuestra vida carnal. Es por eso que necesitamos ser limpiados en la sangre de Jesús. La persona que no ama la verdad sale de la comunión, ya que no puede reconocer lo que necesita ser limpiado. En este punto, debemos prestar atención a nosotros mismos y no juzgar a los demás. Podemos ayudar a los demás con su salvación purificándonos a nosotros mismos, y para que de esta manera nuestro amor y cuidado puedan aumentar, lo cual hará que ellos tampoco salgan de la comunión.
Lectura adicional: Júzgate a ti mismo
Andando en la luz
"Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí." Romanos 7:21. Si somos conscientes de esto, no nos exaltaremos, sino que seremos temerosos. Pablo notó que estaba cautivo por otra ley en sus miembros que luchaba contra la ley de su mente. (Romanos 7: 21-25, Romanos 8: 1-2).
Pablo descubrió todo esto andando en la luz y siendo guiado por el Espíritu Santo. Debido a que no vivió de acuerdo a su carne, tuvo luz sobre las cosas que brotaron de su naturaleza – las obras del cuerpo – y así pudo llevarlas a la muerte por medio del Espíritu, lo que dio como resultado el ser limpiado con la sangre de Jesús.
Pablo descubrió todo esto andando en la luz y siendo guiado por el Espíritu Santo. Debido a que no vivió de acuerdo a su carne, tuvo luz sobre las cosas que brotaron de su naturaleza – las obras del cuerpo – y así pudo llevarlas a la muerte por medio del Espíritu, lo que dio como resultado el ser limpiado con la sangre de Jesús.
La intención de asociarse y entablar amistad con los que están fuera de la comunión es llevarlos a Dios. "Asimismo, Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu…" 1 Pedro 3:18.
Aquí podemos ver que todos los sufrimientos de Jesús le ayudaron a Su propio desarrollo, para que Él pudiera guiarnos a Dios. (Hebreos 2: 10-11) Esto también se aplica a nosotros cuando andamos en la luz. Luego, entraremos en los padecimientos de la carne a través de la cruz, en primer lugar, para que podamos ser preservados en la comunión en la luz y, en consecuencia, ayudar a otros a ser preservados en la comunión, de esta manera se podrá guiar a los que están afuera en comunión y serán guiados a Dios. Tales personas nunca estarán solas.
ste artículo fue traducido del noruego y es una versión editada de un artículo titulado “comunión” publicado por primera vez en el periódico oficial de BCC Skjulte Skatter (Tesoros Escondidos) en enero de 1983.
© Copyright Stiftelsen Skjulte Skatters Forlag
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.