Perdón y “mucha más” salvación
¿Qué es la salvación? ¿Es solo el perdón por nuestros pecados a través de la muerte de Jesús, o existe algo más?
Comúnmente la salvación es entendida como recibir perdón de nuestros pecados por la muerte de Jesús. Esto sin lugar a duda es el comienzo de la salvación, pero ¿acaso no hay más en salvación que la fe? ¿A qué se refiere Pablo cuando escribe que hemos sido salvos por su muerte, pero mucho más, que seremos salvos por Su vida? (Romanos 5:10)
El perdón de los pecados es la limpieza externa que nos purifica de los pecados que hemos cometido para que sean borrados por toda la eternidad. Pero esto por sí solo no nos prepara para realizar buenas obras como deberíamos. Es necesario que haya una limpieza interior antes de que seamos completamente puros (2 Timoteo 3:17). Nosotros buscamos esta limpieza interior porque amamos a Dios y queremos recibir parte de Su naturaleza divina. (2 Pedro 1:3-4). Pero para ello, debemos tomar parte de esta “más profunda” salvación; pues hay mucha más salvación que solo el perdón.
Salvos por Su vida: Hay mucho más en la salvación
Pablo escribe acerca de la salvación en Romanos 5:10: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.”
Lamentablemente existe muy poco entendimiento acerca de ser “mucho más” salvos. ¿Qué significa ser salvos a través de la vida de Jesús? Él dice: “El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto.” Juan 15:5. Este fruto es el fruto del Espíritu del cual leemos en Gálatas 5:22-23. Este fruto es el resultado de crucificar la carne con sus pasiones y deseos (Gálatas 5:24). Si el Espíritu de Jesús vive en nosotros, tendremos fuerza para vivir una vida crucificada.
Para leer más acerca de tener el Espíritu de Jesús en nuestra vida, puedes leer el siguiente artículo: ¿Qué es el bautismo del Espíritu?
Pablo nos exhorta en Filipenses 2:12 a ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor. Pero, ¿que no estamos tratando de salvarnos a nosotros mismos? ¡No, desde luego que no! Está escrito en el siguiente versículo: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Filipenses 2:13. Esta es la gracia de Dios, sin Él no podemos hacer nada (Juan 15:5).
Todos quieren ser buenos, amables y pacientes, pero ¿por qué es tan difícil serlo en en las circunstancias de la vida? Es difícil debido al pecado que mora en nosotros – nuestra soberbia, nuestra propia voluntad y deseos. Cuando Dios obra en nosotros el hacer Su voluntad y crucificar nuestra propia voluntad y orgullo, es mucho más fácil resistir y no querer hacer más lo propio. Por ello dice Pablo lo siguiente: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas.” Filipenses 2:14.
La salvación completa: Tomar la Tierra Prometida
En la Biblia leemos acerca del momento cuando el pueblo de Israel no quiso tomar la Tierra prometida. Ellos salieron de Egipto gracias al poder de Dios, como es visto en el mundo, pero cuando Dios les pidió que emprendieran la batalla para tomar La Tierra Prometida, empezaron a quejarse, discutir entre ellos y rebelarse. Si Dios hubiera destruido a los enemigos por ellos habrían alegremente entrado a la Tierra sin necesidad de luchar, pues vieron que era un buen lugar que traía frutos en abundancia. Pero se negaron a obedecer, y ello les trajo dificultad, los pueblos con los que luchaban eran muy fuertes y las batallas que tenían en cada pueblo eran muy grandes. Y en lugar de tener recibir la “salvación completa” y de entrar a la Tierra prometida, el pueblo de Israel fue enviado a deambular por el desierto durante 40 años.
Si hubieran obedecido lo que Dios, el Todopoderoso, estaba obrando en ellos; habrían derrotado a sus enemigos, así como Josué lo profetizó. Cuando Dios les dijo que regresen al desierto cambiaron de opinión y quisieron tomar la Tierra prometida de todas formas, pero Dios ya no estaba obrando en ellos. Ya no tenían más gracia y fueron expulsados. Podemos leer acerca de eso en Números capítulo 13 y 14.
Así pues, no nos conformemos solo con haber sido liberados de Egipto (con el mundo), y pasar el resto de nuestra vida cristiana deambulando por el desierto, sin jamás tomar la Tierra Prometida – la vida de Cristo con los frutos del Espíritu. Más bien, aferrémonos a esta "más" profunda salvación a través de la fe y la obediencia de aquello que el Espíritu de Dios obra en nosotros, para que por el Espíritu hagamos morir el pecado que mora en nuestro cuerpo. (Romanos 8:13) ¡Entonces así viviremos!
¡Esta es la verdadera salvación!
Lee más acerca de la salvación: El significado de la salvación
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.