¿Qué dice la Biblia sobre hablar en lenguas?

¿Qué dice la Biblia sobre hablar en lenguas?

La Biblia dice que el don de lenguas es un don espiritual, pero ¿eso que significa?

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El don de hablar en lenguas es un don espiritual. Significa hablar con palabras o en un idioma que uno mismo no sabe, con el fin de edificar tanto a sí mismo como a los demás.

Jesús dijo de antemano que se iba hablar en lenguas: "Y estas señales seguirán a los que creen: …hablarán nuevas lenguas" Marcos 16:17. La primera vez que se habló en lenguas fue en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo llenó a los apóstoles, como se relata en Hechos 2:1-12. Los apóstoles predicaron el evangelio a las multitudes en Jerusalén, y lo que dijeron se entendió por la gente que hablaba muchos otros idiomas: "les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios." Hechos 2:11.

Más adelante Pablo también escribe sobre el don de hablar en lenguas, en 1 Corintios 12 y 14. Sin embargo, él escribe que la persona que habla en lenguas habla en una lengua que nadie entiende: "Pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios." 1 Corintios 14:2. No obstante, este don se le ha dado a los creyentes y puede ser de beneficio a los que escuchan y puede ser usado para edificar a los otros cuando nos reunimos como cristianos.

¿Qué dice la Biblia acerca de hablar en lenguas?

Gran parte de lo que está escrito en la Biblia acerca de este don está escrito por Pablo a la iglesia de Corinto. Al parecer, muchos de ellos habían recibido este don, pero no entendieron cómo utilizarlo correctamente cuando se reunían.

Pablo intentó ayudarlos a entender su propósito: "Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas." 1 Corintios 12:4-10.

El don de lenguas es uno de los muchos dones que se les ha dado a los creyentes para edificar el cuerpo de Cristo, que es la iglesia.

Hablando en lenguas para la edificación

Hablar en lenguas puede en sí mismo beneficiar a una persona. Pablo declara: "El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica." Hablar en lenguas puede ayudar a expresar lo que hay en tu espíritu y que no puedes decir con palabras. Pero también deja en claro que la mejor manera de edificar la iglesia es hablando proféticamente, con palabras "sencillas" que fortalezcan la fe y el entendimiento de todos los que escuchan el mensaje. "Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida." 1 Corintios 14:18-19.

Hablar en lenguas también puede ser de beneficio "para todos" en una asamblea cristiana si se interpreta a un idioma común que todos entienden en ese lugar: "¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación. Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete." 1 Corintios 14:26-27.

Cuando se utiliza de esta manera, el don de lenguas debe usarse para enfatizar el mensaje espiritual, y no solamente porque te sientas fuertemente conmovido en tus emociones. De esta forma, otros además del que habla en lenguas serán edificados.

Hablar en lenguas es una señal para los incrédulos

Existe otra razón por la que el don de lenguas es dado: "En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor. Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos." 1 Corintios 14:21-22. De esta manera, podría beneficiar a los que asisten a la reunión pero que aún no han entregado su vida a Cristo. 

Hay algunas ocasiones en las que en el libro de Hechos se relata de personas que fueron bautizadas con el Espíritu Santo y al mismo tiempo también hablaron en lenguas. Esto ocurrió más notablemente en el día de Pentecostés cuando el Espíritu Santo se les fue dado por primera vez, aunque también ocurrió en otras ocasiones. (Lee Hechos 1 y 19:5-7). Sin embargo, no hay nada escrito de que estos 2 van ocurrir juntos.

¿Quién recibe este don espiritual?

El la Biblia se expresa que no todos los creyentes recibirán este don: "Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?" 1 Corintios 12:28-30. Aquí vemos que solamente algunos recibirán el don de hablar en lenguas, así como solo algunos serán llamados a ser apóstoles, etc…

Tal como todos los dones del Espíritu, hablar en lenguas no es necesariamente una señal de madurez espiritual. Muchos de los Corintios hablaron en lenguas pero Pablo les dijo que eran unos "niños en Cristo." (1 Corintios 3:1) No obstante, cuando el don se utiliza de una manera apropiada, se puede utilizar para edificar a sí mismo y a los otros miembros del cuerpo de Cristo.

Lee más acerca de cuál es la función del Espíritu Santo y de lo dones espirituales en nuestra página de tópicos "El Espíritu Santo", o en los artículos en la parte de abajo:

¿Qué función cumple el Espíritu Santo?

¿Qué es el Espíritu de Pentecostés?

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.