El verdadero significado de la Pascua: Venciendo todo pecado

El verdadero significado de la Pascua: Venciendo todo pecado

Este es un misterio para muchas personas hoy en día.

En el tiempo de Pascua, muchos cristianos adoran y celebran a Jesús muriendo por ellos, de modo que sus pecados son perdonados. Pero relativamente pocos lo alaban por ser el vencedor que fue – a través de la muerte Él murió una vez para siempre, y también es capaz de salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, puesto que Él vive siempre para interceder por ellos. (Hebreos 7:25-27).  

El verdadero significado de la Pascua: ¡Por medio de Jesús ahora tenemos una posibilidad!

Jesús vino para deshacer las obras del diablo. (1 Juan 3:8) Fue una batalla continua a lo largo de Su vida, fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero siempre derrotó a Satanás con la Palabra de Dios que estaba dispuesto a obedecer. Él se humilló a sí mismo ante Dios, y fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (Filipenses 2:8). Cuando Jesús exclamó “¡Consumado es!” en la cruz del Calvario, la cabeza de la serpiente finalmente fue aplastada bajo el pie de un Hombre. “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.” Romanos 5:19. Ahora tenemos la oportunidad de ser verdaderamente sus discípulos, sus hermanos de los cuales Él no se avergüenza, porque también le seguiremos en este camino de victoria, el cual se abrió para nosotros a través de Su carne – el camino de la cruz – por medio del cual sufrimos todo pecado hasta la muerte, así como Él lo hizo.  

“Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.” 2 Corintios 5:14-15.  

Lo mejor que podemos hacer es amarlo, así como Él nos ha amado, y si le amamos, querremos guardar Sus mandamientos y obedecer la buena agradable y perfecta voluntad de Dios. Cualquier otra cosa que no sea esto es pecado. La raíz de todo pecado es cuando nuestra propia voluntad entra en conflicto con la voluntad de Dios. Así es como el pecado entró al mundo, primero a través del querubín ungido que quería ser algo diferente de lo que Dios quería que fuera, y luego a través del primer hombre y su esposa, que fueron seducidos a desobedecer el único mandamiento de Dios, lo cual trajo terribles consecuencias.  

Lectura adicional: ¿Qué significa recibir victoria sobre el pecado? 

 Jesús: nuestro cordero de Pascua y el verdadero significado de la cena del Señor 

La Pascua era la celebración cristiana que precedía la Pascua judía. Los judíos conmemoraban la Pascua y la fiesta de los panes sin levadura en memoria de cuando Dios los sacó de la esclavitud en Egipto; ellos tenían que guardar y preservar la fiesta de los panes sin levadura de generación en generación, además debían instruir a sus hijos diciendo“Es la víctima de la pascua de Jehová, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas.” Éxodo 12:27. El sacrificio del cordero para comer en la Pascua y la sangre que se ponía en los dos postes y en el dintel de las casas, era una profecía de lo que Jesús hizo cuando murió por nosotros; Él murió para que pudiéramos ser salvados de la muerte – la muerte de la pandemia del pecado que se ha extendido por toda la tierra.  

Ahora tenemos la oportunidad de comer Su carne y beber Su sangre. Así como Él dijo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.” Juan 6:54-56. Esto era un misterio para los judíos de ese entonces, y para mucha gente hoy en día. Pero la Palabra de Dios se convirtió en la carne de Jesús; Él obedeció toda palabra que procedía del Padre, por lo que era la Palabra viva de Dios, y Sus palabras eran espíritu y vida. 

En el partimiento del pan, recordamos que Su cuerpo fue dado por nosotros, y por eso damos gracias y presentamos nuestros cuerpos para la voluntad de Dios. La copa es el nuevo pacto en Su sangre, la cual fue derramada por nosotros, y cuando bebemos de la copa simboliza que también nosotros estamos dispuestos a sufrir y a renunciar a nuestra propia voluntad por causa de Él. (Salmo 116:12-15).  

Lectura adicional: ¿Qué es la Santa cena, o la Cena del Señor? 

 ¡Limpiaos de la levadura! 

“Siete días comeréis panes sin levadura; y así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel.” Éxodo 12:15. 

Así de serio quería Dios que los judíos guardaran la Pascua en el Antiguo Testamento. Comer deliberadamente pan con levadura durante esos siete días significaba ser cortado de Israel. ¡Cuánto más nosotros debemos mantenernos completamente alejados de cometer pecados voluntariamente en el Nuevo Pacto! La levadura – un hongo que provoca la fermentación tanto de la harina como del jugo de uva – es un símbolo del pecado. Está en todas partes e infestará cualquier lugar que encuentre para alimentarse. En la noche de Pascua, los judíos tuvieron que salir de Egipto apresuradamente, y no debían llevar ninguna levadura con ellos.  

“No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.” 1 Corintios 5:6-8. 

Por lo tanto, guardemos también el Nuevo Pacto que Jesús a sellado con Su sangre, y asegurémonos de limpiar todo tipo levadura de pecado en nuestro cuerpo. Echemos fuera todo pecado del que seamos conscientes, y permitamos al Espíritu Santo revelarnos cualquier pecado que hayamos hecho inconscientemente. Y cuando hayamos recibido luz, dejemos que Dios nos llene con diligencia y celo para mostrarnos limpios en el asunto. (2 Corintios 7:11). Eso es lo que Pedro escribe en 1 Pedro 1:22-23: “Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido [sin hipocresía], amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre...” 

Seamos de los que con seriedad guardan la Palabra de Dios en el amor al Padre y al Hijo. Solo así tendremos la vida eterna y comunión con ellos y con todos los que andan en la luz. Entonces estaremos celebrando el verdadero significado de la Pascua todos los días, durante todo el año. 

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.