¿Qué significa recibir victoria sobre el pecado?
¿Qué quiere decir la Biblia cuando dice que debemos “más que vencedores”? ¿A quién se refiere cuando está escrito “al que venciere”?
La victoria sobre el pecado es el resultado de una lucha personal contra el pecado en tu vida. Pero, ¿es una victoria cuando vences una tentación, o solo se considera una victoria cuando ya no eres tentado al pecado?
Podemos verlo de esta manera: tú estás peleando una guerra contra el pecado en la carne, pero cada guerra consiste en batallas individuales. Cada vez que vences una tentación de pecar, has triunfado en una batalla. Estás un paso más cerca de ganar la guerra.
Victoria es cuando surge un pensamiento impuro o alguna otra tentación y dices: "¡No!"; oras a Dios para que te fortalezca y usas Su Palabra como un arma. Incluso si la misma tentación surge de nuevo, es una nueva batalla; es otra oportunidad para recibir victoria y es otro paso hacia la meta final – que es vencer sobre todo el pecado en la carne.
Cuando vences en una tentación, has vencido el pecado. El hecho de que seas tentado a lo mismo el día siguiente no quiere decir que no hayas vencido ayer. Es simplemente una oportunidad más para vencer el pecado, para que un día desaparezca todo por completo.
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Un campo lleno de enemigos
Imagina un campo lleno de enemigos donde todos se ven idénticos. Tu trabajo es despejar el campo. Cada uno de estos enemigos es como una tentación al pecado. Una tentación de tener un pensamiento impuro viene, ¡pero la vences, porque la palabra de Dios te da fuerza y poder, y no hay duda de que eres más fuerte que tu enemigo a través de Él! Si dices: "¡No!" Y usas la Palabra de Dios como una espada para derribarlos, el enemigo se dan la vuelta, pero allí te está esperando otro enemigo con la misma tentación, pero no hay duda de que es un nuevo enemigo, pues todavía puedes ver al que acabas de derribar en el suelo. Así que haces lo mismo otra vez, y miras a tu alrededor y ¿qué ves? ¡más enemigos! Pero sigues caminando. Si tu vista está puesta en la recompensa que recibirás de la batalla – en lo celestial – en lugar de lo que puedes obtener aquí en la tierra, encontrarás la fuerza para seguir adelante y la batalla nunca se volverá difícil. (Colosenses 3: 1-4)
Tentación tras tentación: no has terminado después de solo una batalla. Solo porque las tentaciones siempre vienen no significa que no estás venciendo. Simplemente, significa que tienes una naturaleza humana, una carne, como cualquier otro ser humano en la tierra. Pero al derribar a estos enemigos uno por uno, después de un tiempo, te detienes y miras detrás de ti, ¡y hay un campo lleno de enemigos que nunca podrán tentarte de nuevo! Estás progresando, estás camino a ganar la guerra. (Hebreos 12: 1-2)
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Momento a momento vences el pecado
Puedes pensar así de cualquier pecado que ves en la carne: Orgullo, desánimo, etc… Muchas diferentes cosas surgen porque hay profundidades en nuestra carne. No ves todo a primer instante, de lo contrario no podrías tolerarlo. Es un campo a la vez: Dios te muestra la cantidad justa que puedes derrotar a la vez. (1 Corintios 10: 13) Lo hace para que puedas ser salvo del pecado lo más rápido posible, con el menor sufrimiento posible. Llegará el día en el que te pararás en este campo, mirarás a tu alrededor y no quedará ni un solo enemigo. ¡Has soportado fielmente, y el campo es tuyo! Entonces nunca volverás a ser tentado en esa área; has ganado la victoria completa en esta lucha. Luego, agradecerás y alabarás a Dios porque Él te ha dado la ayuda y el poder para la guerra y porque ahora estás libre de ese pecado para siempre.
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Victoria = algo nuevo
Y no solo estás libre de pecado, sino que también has recibido la naturaleza divina en el lugar donde antes había pecado. Cada vez que vences, parte de tu naturaleza que antes estaba sucia es reemplazada por pureza. A medida que tu naturaleza humana – el pecado en la carne – se destruye, la naturaleza divina toma su lugar. Las virtudes de Cristo reemplazan los pecados. Te vuelves más y más como Jesús; estás lleno cada vez más de la plenitud de Dios. Tu espíritu recibe cada vez más un contacto más profundo con Dios y creces en sabiduría, lo que hará que el siguiente campo sea más fácil de vencer. ¡Te conviertes en un experto luchando! (2 Pedro 1: 4-8)
Y entonces llegará el día en el que eres perfecto. Cuando todo haya sido destruido, cuando no quede ningún campo por luchar. ¡Ese día será increíble! Allí estarás listo para encontrarte con Jesús, quien es la razón por la que realmente luchaste. Estás luchando por una eternidad con Él y por eso serás digno de ser llamado Su hermano. (Romanos 8:29; Hebreos 2:11)
“Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.” Hebreos 10:36.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.