¿A qué se refería Jesús cuando dijo que Él era la verdad?
¿Qué es la verdad? ¿Qué significa para nosotros y cómo afecta y cambia nuestras vidas?
Jesús es la verdad
Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Juan 14:6.
Nuestra actitud hacia la verdad determina lo que se emana de nuestras vidas. Si no amamos la verdad y la ignoramos, nos oponemos a la salvación. Pero si realmente amamos la verdad y aceptamos la salvación, recibimos una recompensa: la corona de vida.
Pero, ¿a qué se refería Jesús cuando dijo que Él era la verdad? ¿Qué es la verdad?
La verdad acerca de quiénes somos y de quién es Jesús
La Palabra de Dios es verdad, y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. (Juan 1:14) Así que la verdad es la vida de Jesús, la cual debe ser manifestada en nosotros. (2 Corintios 4:10) Cuando comparamos Su vida con la de nosotros y vemos la gran diferencia entre las dos, una luz se enciende para nosotros. La verdad es esa luz que brilla en nuestra vida y nos revela quiénes somos realmente por naturaleza; nos revela el camino en el cual debemos andar para así ser transformados conforme a la imagen de Cristo (Romanos 8:29).
El primer paso en el camino de la verdad es tomado cuando Jesús alumbra nuestras vidas con Su luz y así nosotros reconocemos que somos pecadores y necesitamos perdón, expiación y justificación; esto nos lleva al arrepentimiento.
El siguiente paso es cuando Él nos muestra que, a pesar de que ya hemos sido perdonados, aún tenemos pecado en nuestra carne; y tenemos que reconocer que nosotros solos no tenemos el poder para vencer el pecado que está tan enraizado en todos nosotros como seres humanos. Cuando nos humillamos para reconocer esta verdad acerca de nosotros, el Espíritu Santo puede llenarnos, iluminarnos, guiarnos y darnos la fuerza y poder que nos falta para así poder guardar todo lo que Dios nos manda; en lugar de hacer nuestra propia voluntad, podemos renunciar a esta y hacer la voluntad de Dios. En otras palabras, podemos obtener victoria sobre los deseos de la carne que nos llevan al pecado.
“Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna.” 1 Juan 5:20.
Lectura adicional: Cómo puedes engañarte a ti mismo, y cómo evitarlo.
Transformación – La finalidad misma de la verdad
“Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. No tengo yo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad.” 3 Juan 1: 3-4.
No hay mayor bendición que andar en la verdad. Esto significa reconocerla, juzgar lo que nos muestra, odiar aquello que es pecado, y luego llevar a la muerte el pecado a través del poder del Espíritu Santo. Así es cómo estamos en constante desarrollo, progreso, en una continua santificación y transformación conforme a la imagen de Cristo.
Es posible para todos andar conforme a la verdad para ser liberados del pecado – tanto sus consecuencias como su poder sobre nosotros (Juan 8:32). Dios nos ama a todos y Su riqueza es suficiente para todo aquel que lo llama. El Espíritu Santo, también conocido como el Espíritu de la verdad, nos guiará en este proceso continuo de liberación. Cuanto más dispuestos, obedientes y rápidos para reconocer la verdad seamos, tanto más rápido nuestro progreso será.
¿Y cuál será el resultado de amar la verdad? Qué somos transformados de aquello que somos por naturaleza y la vida de Jesús se manifestará en nosotros.
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2 Corintios 3:18.
Cuando nos juzgamos a nosotros mismos, y por medio de la fe llevamos a la muerte todo aquello que la verdad nos muestra sobre nuestra naturaleza, entonces por la misma fe, somos transformados a la imagen de Su gloria.
Lectura adicional: La razón de porque la transformación es la más gloriosa de las promesas de Dios.
¡La verdad nos da esperanza!
No existe ninguna razón para desanimarnos cuando vemos la verdad acerca de nosotros. Al contrario, podemos llenarnos de esperanza, porque sabemos que el Espíritu de la verdad es también el Espíritu de poder, y a través de Él será posible vencer sobre todas las cosas que se entrometan entre nosotros y nuestra meta de ser como Cristo. Todas las cosas que la verdad nos muestra acerca de nosotros mismos ¡pueden irse de nuestra vida para siempre!
“Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.” 1 Juan 3:3.
Necesitamos amar y reconocer la verdad al 100%. “Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad.” Salmo 86:11. Solo podemos ser salvos y santificados a la medida que amamos la verdad. Así que demos la bienvenida a la verdad con un corazón abierto, aun cuando duela ver y reconocer aquello que realmente somos por naturaleza. No podemos ser purificados de algo sin antes poder verlo.
¡El resultado será glorioso cuando la verdad nos haya liberado y salvado! Tengamos valor y miremos claramente toda verdad divina, plenamente confiados en Él, quien, en Su amor, nos muestra la verdad acerca de nosotros, y al mismo tiempo nos libera y salva de todo aquello que nos muestra.
¡Dejemos que la verdad sea nuestro mejor amigo!
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.