Cómo puedes engañarte a ti mismo, y cómo evitarlo
La Biblia habla acerca de engañarse a sí mismo, y esto puede ser más fácil de hacer de lo que piensas. Pero la solución tampoco es complicada.
Hacedores de la Palabra
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” Santiago 1:22.
Si sólo escucho la Palabra, pero no la hago, no se enraíza en mí, y no me traerá salvación. Pero cuando escucho la Palabra y la obedezco, la Palabra se vuelve uno conmigo, con mi mente, y me vuelve a formar y me transforma en algo nuevo según la imagen de Dios. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. (Santiago 1:23.)
La Palabra de Dios es como un espejo, cuando se habla en espíritu y en verdad. Somos capaces de ver a Cristo mismo como nuestro ejemplo perfecto, y nos vemos a nosotros mismos con todas nuestras faltas y defectos. Entonces podemos poner las cosas bien en nuestras vidas haciendo lo que la Palabra dice y practicando la verdad. Así seremos formados por la Palabra en la imagen del Hijo, porque Él es la palabra misma.
Uso activo de la Cruz
“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros." 1 Juan 1:8.
Tenemos pecado, pero el pecado no debe tener dominio sobre nosotros. Nosotros debemos dominarlo. Para esto necesitamos la Cruz. El pecado no puede pasar la Cruz. Así es como podemos vencer, sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. (Romanos 6:6.)
Debemos creer esto: "Con Cristo estoy juntamente crucificado." Gálatas 2:20, para que la nueva vida, la cual es creada de acuerdo a Dios en verdad y justicia recibe tiempo y paz para prosperar y aumentar con el crecimiento que es de Dios. Con la Cruz podemos mantener al pecado fuera de nuestra vida interior. Israel se habría engañado si hubieran dicho: "no hay enemigos en la tierra". La tierra estaba llena de enemigos cuando Josué se introdujo por primera vez. E Israel necesitaba fe y confianza en Dios si iban a vencer. Ahora es igual. Nada bueno habita en nuestra carne, pero por fe venceremos. “Para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.” (Romanos 6:6.)
Para de beber de fuentes amargas
¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Santiago 3:11. Si sacamos de la buena fuente un minuto y luego sacamos de la fuente amarga, entonces nos hemos engañado a nosotros mismos. No podemos servir a Dios y a las riquezas. Tampoco podemos adorar a Dios y a los ídolos.
Todos los manantiales amargos tienen que ser detenidos. Toda idolatría debe ser destruida. La carne con sus deseos y pasiones debe ser crucificada. Si esto no se hace, exactamente bien, entonces nos estamos engañando a nosotros mismos. Una persona de doble sentir o de corazón a medias no puede crecer nunca hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo. Tal persona se ha engañado a sí misma.
Este artículo ha sido traducido del noruego y se publicó por primera vez bajo el título "Engañarse a sí mismo" en el periódico "Skjulte Skatter" ("Tesoros Escondidos ") en noviembre de 1935.
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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.