Haciendo discípulos a todas las naciones
¿Cuál fue la intención de Jesús con la Gran Comisión la cual dio a sus discípulos antes de ascender al cielo?
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:18-20.
Aquí vemos la comisión que los apóstoles recibieron de Jesús. No fue solamente venir “al pie de la cruz”, como se nos invita a hacer en muchos himnos y por muchos de los así llamados evangelistas para dejar nuestra carga de pecado. Si la gente hace esto son considerados como cristianos que han nacido de nuevo. Sin embargo, la invitación de seguir a Jesús implica mucho más; tiene un contenido más profundo, y eso era lo que los apóstoles enseñaban a las personas cuando los invitaban a venir a Jesús. Debían hacerlos discípulos.
Falsificadores de la Palabra de Dios
Hay muchas personas quienes tienen el ministerio de atraer a la gente a creer en el perdón de sus pecados y buscar a Dios cuando están en necesidad, de tal manera que puedan recibir ayuda y bendiciones. Una vez que les han ayudado a llegar a ese punto, están satisfechos. Pero su trabajo es también es fortalecer y preservar a los otros en la fe, lo cual a menudo puede ser una tarea difícil.
Jesús habló de tal manera que muchos llegaron a la fe en Él. “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Juan 8:30-36. Nosotros sabemos lo que pasó después. Cuando Jesús intentó hacerlos discípulos, comenzaron a odiarlo, y así también es hoy en día.
Muchos de aquellos que se llaman a sí mismos cristianos y creen que nacieron de nuevo, se convierten en los enemigos de los “evangelistas” si intentan hacerlos discípulos. Pero de cualquier forma, el "evangelista" no está interesado en hacer discípulos; él quiere una reputación por haber comenzado grandes avivamientos, y ni siquiera está dispuesto a correr el riesgo de que tales multitudes se conviertan en enemigos y vayan tomen su propio camino.
Pero claro, esos que se llaman a sí mismos evangelistas tampoco son discípulos, ni han nacido de nuevo. Pablo dice, incluso en su días, “Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.” 2 Corintios 2:17.
Solo unos cuantos
Jesús le respondió a alguien que quería seguirle pero que primero quería despedirse de los que se encontraban en casa: “Ninguno que poniendo su mano en el arao mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.” Lucas 9:62. ¿Quién tiene la fe para decir algo así a alguien que quiere ser un discípulo? Las Escrituras nos enseñan que solo unos cuantos son aptos para el reino de Dios, pero hay muchos que son aptos para buscar la ayuda de Dios en sus dificultades. Cuando Israel cayó en necesidad, toda la nación se arrepintió, pero en cuanto Dios les ayudó, regresaron a sus mismos caminos.
En estos días hay muchas grandes asambleas que no tienen otro interés más que buscar a Dios para que no se pierdan y así Dios mismo les ayude en sus dificultades terrenales. Esta clase de personas pagan enormes cantidades a predicadores para que los fortalezcan en su fe en Dios, además de que se anuncia que Dios es bondadoso, a pesar de tu mala vida, y que no recordará tus pecados por el amor de Jesús.
¿Quién puede enseñar a las personas a observar todas las cosas que se nos han ordenado? Y ¿Quién es apto para ser un discípulo?
Este artículo fue traducido del noruego y es un extracto del libro "El Evangelio de Dios" (Skjulte Skatters Forlag, Noruega 1988/1992) y un extracto del artículo "Enseñándoles a que Guarden", publicado por primera vez en el periódico oficial de BCC “Skjulte Skatter” ("Tesoros Escondidos") en mayo de 1949.
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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.