Cristianismo puesto en práctica

Cristianismo puesto en práctica

Cómo el llegar a ser cristiano afectó mi vida diaria.

6 Min ·

Jesús nos dio la clave para el "cristianismo práctico" cuando dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame." Lucas 9:23.

Puedes preguntarte, ¿qué es el cristianismo práctico? Bueno, para mí, el cristianismo práctico es lo que me ayuda en mi matrimonio, con mi familia y mi trabajo; o bien, se podría decir, en mi vida cotidiana.

You can ask, what is practical Christianity? Well for me, practical Christianity is that which helps me in my marriage, family, and work. Or, you could say, in my daily life.

Anhelo de algo más

Aunque crecí en un hogar muy bueno, no era un hogar cristiano. Tener ocho hermanos creaba mucha actividad y diversión, pero faltaba algo. Desde temprana edad comencé a buscar la vida, o el significado de la vida.

Después de un tiempo, me di cuenta de que solo quería ser verdadero, sincero, real y, sobre todo, bueno, pero no sabía cómo. Fue entonces cuando encontré a Jesús y Él entró en mi corazón con esperanza y fe. Le oí hablar en mi corazón que, si quería ser enseñado, Él me instruiría sobre cómo vivir esta vida abundante a la que me atrajo.

Cuando me entregué completamente a Jesús, experimenté que la cayó sobre mi con un poder real para resistir todos esos deseos erróneos que me habían dañado antes. “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente.” Tito 2:11-12.

La Palabra de Dios puesta en práctica

Parecía una locura que la Palabra de Dios pudiera tocar cada parte de mi ser, pero en realidad comenzó a afectar mis pensamientos, palabras y acciones. Me di cuenta de que no todos los pensamientos que pasaban por mi cabeza eran algo con lo que estaba de acuerdo, y no eran exactamente lo que quería o creía. Jesús comenzó a enseñarme a tomar estos pensamientos cautivos y desecharlos. "Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo." 2 Corintios 10: 4-5.

Lee lo que dijo Jesús en Mateo 7: 15-20, pero especialmente en el versículo 20: "Así que, por sus frutos los conoceréis." Estos versículos me convencieron de que mi fe necesitaba que se le agregaran acciones. Por ejemplo, en ocasiones  me di cuenta de que mis palabras habían herido a los que amo. El apóstol Pablo escribió: "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella." Efesios 5:25. Piensa si cada esposo tuviera esto como su meta personal en el matrimonio; ¿Cuánto divorcio habría?

Pablo también escribió en Colosenses 3:19, “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.” Tú puedes preguntarte, ¿cómo es posible ser tentado a amargarse contra alguien a quien amas sobre todos los demás? La verdad es que las situaciones surgen y somos tentados incluso en los matrimonios más armoniosos. Para mí, la esposa que Dios me dio es absolutamente perfecta para mí, así que no tiene nada que ver con ella, solo tiene que ver conmigo. El problema no son todas esas pequeñas cosas que mi esposa hace que me irritan, el problema es ¡que yo pueda irritarme!

Negarme a mí mismo y tomar mi cruz

¡Aquí Jesús tiene ayuda verdadera y práctica para darme! Él me llama a ser Su discípulo, lo que significa aprender a vivir tal como Él vivió: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.” Lucas 9:23-24. La amargura y la ira a la que soy tentado es mi propia voluntad o vida. Es imposible enojarme cuando levanto mi cruz y niego mi propia voluntad.

Una de las más grandes palabras de Dios que he leído es 1 Timoteo 4:16: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina. Persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren." Pablo no está escribiendo sobre el perdón de los pecados aquí, sino que está escribiendo acerca de ser liberado del poder del pecado que permanece en mi naturaleza después de que yo he recibido perdón por mis pecados. Tener cuidado de mí mismo es primeramente ser capaz de reconocer que mi propia voluntad, o como la llamó Jesús, mi propia vida, está activa en las situaciones diarias como en el hogar o en el trabajo, y segundo es pedir ayuda a Aquel quien puede dar la mejor ayuda que existe.

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Hebreos 4:15-16.

¡Funciona!

Esto realmente ha funcionado en mi vida. He visto que en muchos de mis tratos con mi esposa, u otros, había impaciencia, dureza o exigencias; realmente lamenté lo que dije o cómo lo dije, pero poder decir las  palabras: "Lo siento, por favor, perdóname", era casi imposible. Mi lengua no funcionaba y mis labios simplemente no se abrían. El orgullo era demasiado grande y mi ego también. Pero no para Jesús, ¡alabado sea su nombre!

Por la gran gracia de Dios, encontré mi camino hacia el "trono de la gracia" donde Jesús me ayudó en mi momento de necesidad y encontré poder para tomar mi cruz, humillarme y decir: "Lo siento, por favor, perdóname." La primera vez que lo dije fue extremadamente doloroso y duro, pero el resultado paz y bendición. Dios también me ha dado una conciencia que está más atenta a ver mis necesidades y deficiencias antes de caer, y ahora, a través de la gracia en Cristo Jesús, ¡estoy experimentando una vida victoriosa!

Sí, el verdadero cristianismo es realmente simple y aún mejor: ¡funciona!

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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.