Cómo puede la estrella de la mañana salir en tu corazón
¡El lucero de la mañana es algo que puedo recibir como una luz personal en mi vida!
"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una luz que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y la estrella de la mañana salga en vuestros corazones." 2 Pedro 1:19. [Trad. NKJV]
La palabra profética más segura
En el antiguo pacto los profetas de Dios, guiados por Su Espíritu, profetizaron de Jesús y de la nueva vida en el nuevo pacto que Él nos traería. Los Apóstoles vieron estas palabras proféticas cumplirse cuando contemplaron la vida de Jesús; ellos pudieron ver la estrella de la mañana.
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó..." 1 Juan 1:1-2.
"Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad." Juan 1:14.
Hoy, debido a que la palabra profética fue confirmada en Jesús, también (esta misma palabra) puede profetizar sobre nuestras vidas y transformarnos en personas que puede ser contempladas y palpadas.
Una luz que brilla en mi vida interior
La palabra es una luz que brilla en mi vida interior y expone todas las áreas que están en oscuridad — todas las áreas donde las cosas no son como deberían ser; me muestra el pecado en mi carne. ¡Pero también profetiza sobre cómo pueden ser las cosas en el futuro si obedezco y presto atención a esta luz!
Por ejemplo, puedo leer las palabras en 1 de Corintios 13 acerca del amor que "todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta." En primera instancia, puedo ver que no soy así por naturaleza. Pero la palabra profética me da esperanza y fe en que así es como puedo llegar a ser. Si me aferro a estas palabras y amo esta luz, entonces me humillaré y reconoceré que no soy como debería ser, e iré al trono de la gracia para recibir ayuda y poder para vencer sobre el pecado que se me ha revelado.
Así, cuando me encuentro en situaciones en las que surge lo contrario al amor – impaciencia, pensamientos sospechosos o malicia, puedo, con el poder del Espíritu Santo luchar contra todas esas tentaciones en mis pensamientos y vencerlas para que el amor puede crecer en mi vida. De esta forma, puedo deshacerme del pecado que hay en mí para que sea sustituido por una virtud, y paso de las tinieblas a la luz, pero no solo eso, sino que la palabra también se hace realidad en mi vida; se hace carne en mí y su luz se hace mía.
A medida que vencemos gradualmente nuestro cuerpo de pecado, nos volvemos cada vez más libres. Nos convertimos en personas felices, radiantes y libres. La luz que recibimos brilla desde nosotros y los demás pueden ver la vida de Cristo en nosotros. Esta es una vida que atrae a otros a Cristo.
La estrella de la mañana sale en mi corazón
En Apocalipsis 22:16 Jesús se llama a sí mismo la estrella resplandeciente de la mañana. "Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana." La estrella de la mañana es la plenitud completa de la luz y la perfección.
A medida que avanzamos en el camino donde reconocemos el pecado que la luz nos revela y lo vamos venciendo, también nuestra vida interior se llena de más y más luz, y llegaremos al punto en que el día esclarece y la estrella de la mañana – la plenitud de la luz y la perfección – haya surgido en nuestros corazones. Entonces habremos sido conformados a la imagen del Hijo. (Romanos 8:29.)
"Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto." Proverbios 4:18.
Lee más aquí: El Espíritu de la palabra profética
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.