El Espíritu de la palabra profética

El Espíritu de la palabra profética

No tenemos poder sobre Satanás usando conocimientos o teorías, sino solo con el testimonio de Jesús arraigado en nuestros corazones.

"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo." 2 Pedro1:19-21.

La palabra profética penetra en las tinieblas

La palabra profética siempre es como una luz que alumbra en un lugar oscuro, pero llega un momento en el que la luz irrumpe. Los santos profetas de Dios dejaron que la luz profética brillara hasta Belén donde nació Jesús. Allí Jesús irrumpió como una luz brillante en medio de la oscuridad de este mundo.

No obstante, la palabra profética alumbró aún más claramente en la oscuridad egoísta de los discipulos hasta que el día esclareció y el Lucero de la Mañana salió en sus corazones. Gracias a esta luz divina en su interior pudieron ver y juzgar con claridad, y toda duda e incredulidad fueron expulsadas de ellos para siempre. Pero no solo eso, sino que así tan firmes como una roca en su fe, predicaron el evangelio con gran poder, fuerza y llenos de gozo hasta el día de su muerte. No tuvieron miedo de las opiniones humanas, y la dura oposición que encontraron a dondequiera que fueron tampoco sacudió su fe. Lo que habían recibido en sus corazones era divinamente verdadero, y nadie podía quitárselos.

El testimonio de Jesús - el Espíritu de la palabra profética

Los tres apóstoles vieron a Jesús siendo transfigurado junto con Moisés y Elías. (Mateo 17:1-9). Pero también habían sido testigos de su grandeza de muchas otras maneras. Sin embargo, para ellos la palabra profética era verdadera y estaba siendo confirmada, pues lo que dijo Jesús eran palabras que obedecieron y ellos mismos vivieron, y por las cuales se convirtieron en poseedores del poderoso Espíritu que había en esas palabras. Este Espíritu es el Espíritu de la palabra profética, que es el testimonio de Jesús. (Apocalipsis 19:10.)

Este mismo testimonio es el que necesitamos también en nuestros corazones en estos días malos, porque todo el poder del diablo se está levantando con fuerza. La mayoría de las personas son inciertas y dudan, por eso tienen diferentes opiniones año tras año. Esto se debe a que forman sus propias opiniones acerca de la palabra de Dios basandose en su propio egoísmo oscuro en lugar de permitir que la palabra de Dios les diga la verdad sobre ellos mismos. No tenemos poder sobre Satanás usando conocimientos o teorías, sino solo con el testimonio de Jesús arraigado en nuestros corazones.

El ejemplo de firmeza y la fidelidad de los profetas

Hoy en día encontramos poco de esta firmeza y constancia en el Espíritu que poseían los santos profetas de Dios y los apóstoles. Isaías se quedó solo en medio de una generación malvada y corrupta y proclamó la ira del juicio de Dios sobre toda la impiedad hasta que solo quedó un pequeño y santo remanente, así como queda un tronco de un roble después de haber sido talado. (Isaías 6:9-13; Isaías 10:20-23.)

En sus tiempos Jeremías se mantuvo firme como una fortaleza; como una columna de hierro y un muro de bronce contra toda la tierra. (Jeremías 1:18.)

El rostro de Ezequiel era como un diamante pedernal contra toda impiedad. (Ezequiel 3:9).

Los profetas fueron apedreados y asesinados, pero se mantuvieron firmes hasta el final. Poseían el Espíritu de Cristo, que testificaba de antemano de los sufrimientos de Cristo y de las glorias y que vendrían tras ellos. (Hebreos 11:32-40; 1 Pedro 1:10-11.)

Poder espiritual

Hoy en día, vivimos en tiempos malos y difíciles. Por lo tanto, la cuestión ahora es si somos personas débiles o firmes en nuestra fe, y si estamos cumpliendo nuestra vocación en la vida o no. Vivimos solo por un poco de tiempo y es por eso que es de vital importancia dejar que la verdad haga grandes avances a través de nosotros. La semilla es la palabra de Dios, y cada persona es un campo. Hoy, tenemos el tiempo y la oportunidad de sembrar a nuestro alrededor. La noche viene, cuando nadie puede trabajar. Este tiempo ya ha llegado en algunos países. (Marcos 4:1-20; Juan 9:4.)

Debemos vivir de tal manera que podamos tener el poder espiritual dentro de nosotros que es poderoso para aplastar todo egoísmo y el espíritu del mundo bajo nuestros pies. No nos pertenecemos a nosotros mismos, sino a Aquel que nos redimió del mundo con Su preciosa sangre. (1 Corintios 6:19-20.)

Cada uno debe prestar mucha atención a la palabra de Dios y vivir de acuerdo con ella, de esta forma el lucero de la mañana saldrá y la Estrella de la Mañana surgirá en nuestros corazones.

Este artículo fue traducido del noruego y publicado por primera vez en la edición de Skjulte Skatter (Tesoros Escondidos) en noviembre de 1939.
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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.