Cómo mantenerte sin mancha ni arruga ni ninguna cosa semejante
La fidelidad personal nos lleva a…
Cuando piensas en el mundo en el que estamos viviendo hoy en día, no cuesta trabajo ver la enorme cantidad de sufrimientos que hay, tales como: guerras, pobreza, inocentes sufriendo, etc. Y quizá podemos preguntarnos: ¿Cuándo terminará todo esto? ¿Por cuánto tiempo permitirá Dios que esto continúe?
¿Sabías que puedes hacer algo para que estos días malos terminen pronto?
“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios…” 2 Pedro 3:11-12.
Es por medio del temor de Dios que podemos apresurar la venida del día de Dios. Como discípulos debemos llegar a la perfección en Cristo, para que no exista mancha alguna ni arruga en nosotros. “…a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.” Efesios 5:27.
Con la fuerza y la guía que Dios nos da a cada uno por medio del Espíritu Santo, podemos vivir sin cometer pecados conscientes. Al momento de ser tentados, con esa fuerza y gracia, somos capaces de vencer el pecado que mora en nuestra carne, de tal manera que somos obedientes a la luz y el entendimiento que Dios nos ha dado. Cuanto más fieles y obedientes somos, más rápido se llevará a cabo la obra que Él ha preparado para nosotros. (Efesios 2:10) A través de la “santa conducta y devoción” apresuramos Su venida.
Lee más aquí: ¿Qué significa temer a Dios?
Sin mancha ni arruga ni ninguna cosa semejante
Pablo dice así: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo…” Él está hablando allí acerca de ser perfectos como Jesús es perfecto; de llegar completamente a la plenitud de Dios. (Colosenses 2:9; Mateo 5:48) Es absurdo, puedes pensar, ninguno de nosotros puede ser perfecto. Pero Pablo dice: “… olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:12-14.
¿Cómo podemos llegar al punto en el que ya no tenemos manchas ni arrugas ni ninguna cosa semejante? ¿Qué significa realmente?
No tener manchas ni arrugas ni ninguna cosa semejante no significa que no tenemos pecado, como podemos ver claramente en 1 de Juan 1:8. Todos tenemos pecados de los cuales aún no somos conscientes; pecados que Dios aún no nos ha revelado y dado luz porque Él solo nos muestra todo lo que podemos soportar a la vez. El pecado que aún no nos ha mostrado, no nos ha manchado.
Lo que causa una mancha en nosotros, es la desobediencia. Si Dios nos ha hablado una y otra vez con respecto a algo que debemos vencer; si nos ha dado luz sobre algo y no hacemos nada al respecto, y dejamos que el pecado se mantenga activo en nosotros, entonces obtenemos “manchas” y quedamos manchados. Eso nos hará incapaces de ser parte de la iglesia gloriosa con la cual Él se presentará a sí mismo. Tenemos que luchar cuando se nos muestra algo de nosotros mismos y llegar a la victoria sobre ese pecado.
Perfectos en Cristo
No somos juzgados por el pecado que aún no vemos en nosotros. Pero nos engañamos a nosotros mismos si pensamos que podemos decir, “Sí, yo estaba consciente de ese pecado que hay en mí, pero me protege la justicia de Jesús, por lo cual no seré responsable de ello. Venzo a través de la fe gracias a la obra que Él consumó en el Calvario, no por algo que debería o puedo hacer.”
A través del sacrificio de Jesús podemos, ciertamente, recibir un perdón no merecido por los pecados que tenemos y hemos cometido. Pero la salvación obtenida a través del perdón es solamente el comienzo de una vida como discípulo. Jesús abrió un camino de salvación para pecadores como nosotros. Ese camino, el camino que Pablo seguía adelante, te conduce a la meta de ser perfeccionados en Cristo en cuanto hayas recibido luz. De esta manera llegas al trono de Dios. (Hebreos 10:19-22) Es ahí donde recibimos toda la misericordia, gracia y la ayuda que necesitamos para vencer sobre el pecado. (Hebreos 4:15-16) El poder del Espíritu Santo que Jesús nos envió después de haber abierto este camino, nos permite ser “…más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” Romanos 8:27.
Es sumamente importante que sigamos esta meta y que seamos fieles de tal manera que recibamos luz sobre el pecado en nuestra carne. Ninguno de nosotros puede hacer más de lo que sabe o tiende entendimiento. Pero podemos ser 100% fieles para hacer lo que entendemos, entonces Dios puede darnos más luz y entendimiento con el paso del tiempo, y si somos fieles a ser obedientes la búsqueda de la justicia apresurará la venida de Dios.
“Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.” Apocalipsis 19:8.
Este artículo está inspirado en una prédica de Kåre J. Smith el 21 de enero de 2019.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.