Salvación por la vida de Cristo
“Salvos por su vida.” ¿Qué significa que seremos salvos por la vida de Cristo? Romanos 5:10
Romanos 5:10: Salvación después de la reconciliación
Hay más salvación que se puede ganar después de que hemos sido salvos. Romanos 5:10 dice: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.”
La primera salvación consiste en recibir perdón por los pecados cometidos. La segunda salvación viene por andar en obediencia a la fe, a esto se le llama: andar en la luz mientras tengas la luz, para que seas hijo de luz. En la luz hay vida, y la luz era la vida, y la vida es la luz de los hombres. Ser hijos de luz es lo mismo que ser un hijo de vida. Jesucristo es el Príncipe en la luz; Él es el Príncipe de la vida. Satanás es el príncipe de la oscuridad; él tiene el imperio de la muerte.
Vivificado por el Espíritu
La salvación que viene a través de la vida de Cristo ahora es que Él, por medio de Su Espíritu y a través de Su luz y vida, nos vivifica – nos da vida. Él anhela celosamente el espíritu que hecho morar dentro de nosotros, pero Él da mayor gracia. A medida que la luz aumenta, la oscuridad disminuye. La luz trae vida, y a medida que las tinieblas disminuyen, la muerte se va con ella. Aquel que tenía el imperio de la muerte, esto es, el diablo, también fue destruido. Pablo aún no había alcanzado una salvación perfecta a través de la vida de Cristo, pero prosiguió a la meta para alcanzarla (Filipenses 3:12). Nosotros también debemos seguir adelante hacia esta meta en esta salvación; es una meta indescriptiblemente alta que se encuentra en la perfecta ley de la libertad.
En la primer salvación Jesús se convirtió en nuestra ofrenda por los pecados. En la segunda salvación Él es nuestro Sumo Sacerdote y abogado. Así que, Él es el Mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto. (Hebreos 9:15).
Juicio trae salvación
Pedro también habla de la salvación por medio de la vida de Cristo en 1 de Pedro 4:17: “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?”
El juicio comienza primero por la casa de Dios, es decir, con nosotros. Este es el juicio: que la luz vino al mundo. Este juicio lo experimentamos cuando Dios nos ilumina con Su luz. Por medio de esta luz sabemos que tenemos que poner las cosas en orden. Solo así podemos ser fieles a la luz y convertirnos en hijos de luz. Y es precisamente porque la luz trae juicio, que la gente la aborrece. Si todo en el corazón de una persona estuviera en orden, la luz le traería alegría infinita y se regocijaría en ella. Sin embargo, somos inherentemente malos; somos completamente oscuridad y hemos cometido muchas obras de tinieblas que tienen que ser limpiadas a través de la luz y el juicio. Así pues, la luz en lugar de traerles gozo causa que sean contristados. El joven rico se fue triste, y la mayoría de la gente hoy en día hace lo mismo cuando la luz de la Palabra hiere sus corazones. Las Escrituras predijeron esto, y por eso está escrito: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.” (Salmo 95:7-8, Hebreos 3:17-8)
Salvación por la vida de Cristo
¿Qué es lo que ocurre si no endurecemos nuestros corazones? Iremos de luz en luz y llegaremos a entender que el juicio se convierte en algo justo, y el resultado es que ya no tenemos tanto miedo a juzgarnos a nosotros mismos y a estar de acuerdo con la luz. Esto se vuelve cada vez más fácil para nosotros, porque seguimos andando en la luz y nos hacemos más conscientes de lo miserables que somos según la carne. Cuando llegamos a este punto se produce un odio hacia nuestra propia vida, lo que nos permite pasar la prueba que Cristo requiere de todos aquellos que quieran ser Su discípulo. Sin embargo, la gloria aumentará, ya que los sufrimientos en la carne mantienen a la oscuridad y a la maldad en sujeción. Además, nos hará más conscientes de la herencia en la luz, aumentando la fraternidad y haciéndola más ferviente. La sangre limpia todo pecado, y hace más grande que nunca nuestra comunión y cercanía con el Padre. Nuestro servicio en el Espíritu se vuelve también más valioso, y por ende más y más gente nos odiará y pronunciará nuestro nombre como malo.
Jesús fui oído a causa de su temor reverente. Andar en la luz es el verdadero temor de Dios (temor reverente), y si andamos en este camino se vuelve cada vez claro que Dios escucha nuestras oraciones. Todas estas cosas son parte de la salvación que viene a través de la vida de Cristo, pero solo puede comenzar en nosotros después de que una muerte haya ocurrido en nosotros para redimirnos de los pecados que cometimos bajo el primer pacto.
Este artículo fue traducido del noruego y publicado por primera vez en el periódico de BCC Skjulte Skatter (Tesoros Escondidos) en octubre de 1920.
© Copyright Stiftelsen Skjulte Skatters Forlag
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.