¿Vale la pena defender tu fe?
¿Qué es contra lo que en realidad estás luchando?
¡"Verdaderamente libres" significa plena libertad del pecado! No solo una libertad porque Jesús perdonó tus pecados, sino una libertad para para vencer como Él venció. Entonces tu vida pasa a ser un testimonio que defiende tu fe.
Porque yo quise
«Oh… ¿vas a la iglesia? » La pregunta fue hecha de un modo indiferente; al parecer el chico no esperaba una respuesta, puesto que no alcancé a responderle y comenzó a caminar. Éramos un grupo de estudiantes, un día viernes, ya casi terminando de almorzar, y el tema de conversación era el típico «¿Qué vas a hacer el fin de semana… ?»
En realidad no necesitaba decir nada; todos se estaban levantando para irse, pero sentí que algo en mi interior se movió, y respondí con determinación y en voz lo suficientemente alta para que todo el grupo pudiera escuchar: «Si, voy a la Iglesia.» Por un momento hubo un completo silencio, y después todo el grupo comenzó a irse al salón de clases. Nadie dijo nada; ya sabían que era cristiano. Quizás fue solo una pequeña victoria, pero para mí fue una importante, y sentí una completa tranquilidad y alegría. ¡Había defendido mi fe! Y no porque alguien me llevó a un rincón y sentí que tenía que decir algo, sino porque yo quise.
«Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.» Judas 1,3
¿Qué es lo que piensa la mayoría de la gente cuando uno dice la palabra «cristiano» o «religioso»? Quizás lo primero que se les viene a la mente es la palabra «escándalo», o bien «hipocresía», «sinsentido», o incluso «irrelevante». ¿Esta es la fe por la cual Judas nos exhorta a luchar?
Afortunadamente Judas no se refería a ninguna de las palabras antes mencionadas cuando escribió esto; no se refería a la connotación del «cristianismo moderno». ¡Escribía sobre esa fe que una vez para siempre fue dada a los santos! ¡Una vez para siempre – esto significa que uno no puede venir después y tratar de pretender que el cristianismo es algo distinto a esta fe que nos ha sido dada! Verso 17: «¡Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo!»
¿Qué es lo que defiendes en realidad?
Entonces, ¿qué es exactamente esta fe por la cual luchas? ¿Qué es lo que defiendes en realidad cuando te pones de pie y dices: «soy cristiano»?
Pedro escribe: «Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado.» (1 Pedro 4,1) Dicho con otras palabras, si te armas con la misma decisión – cuando seas tentado, preferirás padecer antes de ceder ante el pecado (del mismo modo como lo hizo Jesús) – ¡de este modo puedes terminar con el pecado! Pedro lo describe como «padecer» porque cuando dices «no» a tus pasiones y deseos, vas en contra de tu naturaleza, y esto es doloroso. Pero el padecimiento lleva a algo bueno – te lleva a la verdadera libertad del pecado. ¡Esta es una fe que vale la pena defender!
Una vida donde cedes ante tus tendencias naturales pecadoras – lo que la Biblia llama «deseos» – es como vivir en una celda oscura. Independiente de la religión que eliges confesar, tu vida testifica – lo que dices y haces – que igualmente eres un esclavo del pecado. ¿Con qué convicción puedes defender tu fe mientras estás en esta «celda»? Con las palabras que salen de tu boca – con tus reacciones y acciones – ¡todos pueden, a pesar de todo, ver que estás atado a tu pecado! Cuando los judíos le dijeron a Jesús que ellos nunca habían sido esclavos de nadie, Jesús les respondió: «De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.» (Juan 8, 34-36)
Libres para vencer
¡«Verdaderamente libres» significa plena libertad del pecado! No solo una libertad porque Jesús perdonó tus pecados, sino una libertad para para vencer como Él venció. Entonces tu vida pasa a ser un testimonio que defiende tu fe.
Afortunadamente no estamos solos. «Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.» Hebreos 2,18. Jesús sabe lo que es ser un hombre, con sus inclinaciones humanas. Sabe lo que cuesta llegar a una vida victoriosa, y esta es la razón por la cual cuando oras a Él, te ayuda a vencer esas reacciones y pensamientos pecaminosos que viven en tu naturaleza. Cada tentación es una oportunidad para vencer, ¡y cada vez que vences eres más y más liberado del pecado!
No desperdicies más tiempo, si es esto lo que deseas. Toma tu Biblia y lee tú mismo. Ora a Dios y pide que te de fe que es posible ser liberado del pecado. Comienza entonces por vivir como cristiano – como uno que tiene una fe que vale la pena defender.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.