Un recordatorio de lo importante que es la obediencia

Un recordatorio de lo importante que es la obediencia

Vamos a lamentar si ignoramos el sutil llamado del Espíritu para hacer el bien.

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Estaba terminando de ver un video de YouTube que le mostré a mi clase de la preparatoria, acerca de un pintor muy conocido, de repente un comentario debajo del video llamó mi atención. Incluía un enlace a un sitio web con más información sobre el artista. Di click al enlace y comencé a ver las galerías fotográficas y la información en el sitio web. Entonces un sutil pensamiento saltó en mi mente – ¿Realmente deberías usar tu tiempo haciendo esto?

Sin embargo, ignoré este pensamiento, y seguí leyendo. No pasó mucho para que la información en el sitio web se convirtiera en detalles acerca de la vida personal del artista, la cual estaba lejos de ser edificante. En resumen, esta persona había vivido una vida muy impía y pecadora. En ese punto me di cuenta que debía dejar de leer. Me sentí mal dentro de mí por no haber escuchado a esa tenue y pequeña voz la primera vez.

Obedecer es mejor que los sacrificios

El sutil pensamiento que vino a mí antes era el Espíritu de Dios avisándome gentilmente que debía detener lo que estaba haciendo. Si hubiera obedecido inmediatamente, jamás hubiera leído esa información tan perturbadora – nunca hubiera entrado en mi mente.

Más adelante, un versículo vino a mí: “El ocuparse del Espíritu es vida y paz.” Romanos 8:6. Dios trabaja a través de Su Espíritu para llevarme a una vida feliz, libre del peso del pecado y la impiedad. El ocuparse del Espíritu en esa situación era guiarme a usar mi tiempo de una forma que sea provechosa, en lugar de destructiva. La voz de Su Espíritu es solo una ayuda y una bendición para mí si la obedezco. ¡No es esclavitud! Las cosas de las cuales me advierte son solo cosas que me dañan y roban mi paz y alegría.

Si el ocuparse del Espíritu es vida y paz, solo hay una cosa que debo hacer cuando siento la tenue y pequeña voz del Espíritu trabajando en mi corazón: ¡Obedecer inmediatamente! solo así puedo ser preservada en lo bueno y el Espíritu de Dios puede continuar trabajando en mí fortaleciéndome para hacer el bien. 1 Samuel 15:22 deja claro que la obediencia es lo que realmente complace y trae bendiciones de Dios sobre mi vida: "Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros." 

El costo y la recompensa de la obediencia

El obedecer me cuesta algo. No puedo solamente hacer lo que quiera y seguir mis deseos e inclinaciones naturales, pues se que me causarán un corto sufrimiento. ¿De cuando acá vivir de acuerdo a mis propias tendencias humanas me llevan a la paz y la alegría? Si obedezco en fe, incluso cuando no entiendo por qué o cuál será el resultado, Dios me recompensará. Viendo hacía atrás, descubrí que la paz y alegría siempre han sido resultado de la obediencia.

Si soy tentada a dedicar mis pensamientos a cosas que he leído, visto o escuchado en el pasado que no son edificantes, puedo pedir ayuda y poder a Dios para alejar esos pensamientos de mí. Filipenses 4:8 es un arma poderosa en contra de estos pensamientos: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Si pienso en esto mi mente puede ser purificada y puedo llegar a más vida y paz.

No es un hecho que siempre escucho a la voz del Espíritu, y no es natural tomarla de manera lo suficientemente seria para obedecerla. Por eso realmente necesito practicar y ejercitarme en esto. (1 Timoteo 4:7) Esta situación solo ha incrementado mi deseo de estar atenta a la voz del Espíritu en mi corazón y a obedecerla inmediatamente. ¡Estoy muy agradecida de que Dios sabe como guiarme a vida y paz!

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.