Un pequeño manual para tiempos difíciles
¡Por medio de las pruebas y las dificultades he aprendido algunas lecciones valiosas y quiero compartirlas con ustedes!
Antes de empezar, quiero contarles un poco sobre mí para que puedan entender mejor el contexto de mi historia. Si tuviera que describirme a mí misma, diría que por naturaleza soy muy sensible, poseo una amplia imaginación, soy creativa y puedo empatizar bien con los demás. A veces soy demasiado perfeccionista. Este es el paquete de características que recibí de Dios. Y hasta allí.
Ahora les cuento un poco sobre mi vida hasta ahora: no soy la típica persona joven con mucha energía y ánimo. En realidad, soy todo lo contrario…
Para mi edad (veintitantos años), he pasado por muchas cosas. Mis circunstancias no son precisamente las más comunes, y son muy diferentes a lo que yo había imaginado que sería mi vida. A los 16 años me enfermé gravemente y tardé mucho tiempo en recuperarme en cierta medida. Tuve que repetir un año de escuela (lo que para mí, como buena estudiante, fue una pesadilla). Toda mi vida cambió por completo. Todavía tengo que tomar medicamentos para compensar ciertas sustancias que le faltan a mi cerebro.
En todos estos años, hasta que me gradué a los 20, me las arreglé para salir adelante, en términos de fuerza. Luego pasé un tiempo en el extranjero, me iba muy bien y me divertía mucho. Pero entonces reapareció mi enfermedad y tuve que dejar todo eso y volver a casa.
7 cosas que aprendí gracias a todo esto
¿Por qué te cuento esto y qué es lo que quiero, te preguntarás? A través de todos estos años mi Dios me ha sustentado y he recibido Su ayuda. Por medio de todo esto he recogido las cosas que han sido – y todavía son- de gran ayuda para mí. Aquí les dejo un "pequeño manual para los tiempos difíciles."
1. Hay una canción llamada "En la mano segura de Dios siempre puedo estar seguro" escrita por Connie Christensen. He escuchado esta canción varios cientos de veces, sin exagerar. La recomiendo encarecidamente. En la mano de Dios estoy seguro y nada es demasiado difícil para mí. En la mano segura de Dios no hay razones para temer. Nadie puede alejarme de Su mano, a menos que yo decida no confiar en Él. Es solo cuando no confío en Él que las cosas se vuelven oscuras y demasiado pesadas.
2. "Junto a aguas de reposo Él me lleva, me hace descansar en lugares de delicados pastos-" (Basado en el salmo 23) Delicados pastos y aguas de reposo, ¿qué significan? Para mí, significa paz, felicidad y todo lo que el corazón necesita hasta lo más profundo. A menudo yo misma no sé lo que es lo mejor para mí. Y es por eso que solo tengo que confiar en Dios: Él ve todo el panorama.
3. Jesús me ama y confía en que venceré sobre todas estas pruebas. Las pruebas están hechas para liberarme de lo que no es bueno para mí, es decir, liberarme del pecado en mi propia carne que sale a la luz a través de estas pruebas. (Filipenses 1:6; 1 Corintios 10:13; Santiago 1:2-4).
4. No preguntes "¿por qué?" Hace unos años decidí no cuestionar mis circunstancias y no preguntar por qué tenía que pasar precisamente por lo que estaba pasando. He descubierto que esto es un buen hábito que solo ha hecho mi vida más fácil. (Filipenses 2:14).
5. Toma un día a la vez. Un día a la vez es todo lo que puedo hacer, porque recibo exactamente el poder de Dios que necesito para ese día. (1 Corintios 10:13.) El hoy es un regalo de Dios del que debo alegrarme. (Salmo 118:24).
6. Si no logro entender algo, lo dejo a un lado. Está escrito en el Salmo 131:1 que no me ocupo de las cosas que son demasiado sublimes para mí – aquellas cosas que no entiendo. Dios nos hizo a los humanos para que fuéramos limitados en nuestro entendimiento. Cuando dejo las cosas que no entiendo, me ahorro muchos pensamientos, preocupaciones y cargas innecesarias.
7. Lo mejor para leer: Los salmos, los salmos y los salmos. David se encontraba a menudo en grandes pruebas y desahogaba su corazón a Dios, y por eso siempre encontraba ayuda. Yo también puedo encontrar siempre ayuda leyendo estas palabras.
Estoy increíblemente agradecida por la ayuda que está a mi alcance todos los días, y la cual me hace salir adelante, especialmente en tiempos difíciles. Hay tantas cosas sin importancia y superficiales en este mundo, que es fácil perder el enfoque de lo que realmente es importante y correcto.
Todos tenemos diferentes circunstancias en la vida, pero no sirve de nada compararme con los demás. Sin embargo, todos, sin importar el momento o quien seas, pueden recibir ayuda. Para mí, este pequeño manual ha sido muy útil. ¡Espero sea algo que pueda ayudarte a ti también!
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.