¿Te sientes culpable por ser tentado?
La tentación no es nada de lo que debas sentirte culpable. Este es el por qué …
No eres malvado por ser tentado a mirar cosas impuras.
No eres una madre malvada por ser tentada a gritarles a tus hijos por la impaciencia o la frustración.
No estás condenado por ser tentado a dudar.
Eres tentado porque…
Estas tentaciones vienen como resultado del pecado en tu carne, y no es porque haya algo malo contigo por tener pecado en tu carne.
"No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana…" 1 Corintios 10:13.
Es debido a la debilidad de la humanidad que se tiene estas pasiones y deseos innatos que nos tientan a pecar.
Pero la intención es que reinemos sobre nuestra carne, ¡no que la carne gobierne sobre nosotros! (Génesis 4: 7) No debemos ser esclavos del pecado, cediendo a los sentimientos que causan que algo se levante en nosotros. No deberían atarnos pensamientos impuros, irritación o duda.
Cuando, por ejemplo, te sientes impaciente y eres tentado a gritarle a tus hijos, ¡sabiendo que no has pecado hasta este punto! Es posible que sientas como si lo hubieras hecho, porque la tentación viene como un sentimiento de que te gustaría hacer algo. Pero mientras odies la impaciencia y resistas a la tentación de gritarle a tus hijos, siempre y cuando no hayas acordado conscientemente permitirle a la impaciencia gobernar tus acciones y que permitas que un mal comportamiento y palabras duras salgan de ti, entonces estás venciendo, incluso si el sentimiento de impaciencia continúa por un tiempo.
Una lista de cosas que debes hacer cuando eres tentado:
Hay dos cosas que son importantes hacer cuando experimentas estas fuertes tentaciones.
1. Usa la Palabra de Dios como una espada contra el diablo, que viene a tratar de convencerte de ceder a la tentación. "Se sentirá bien", él dice. O, "Se lo merecen." En el jardín del Edén, él le dijo a Eva: "¿Realmente Dios dijo …?" Y la convenció de que lo que en realidad ella sabía que estaba mal no sería realmente desobedecer a Dios. Pero cuando Jesús, nuestro ejemplo y líder, fue tentado en el desierto, Él dijo: "¡Apártate Satanás! Porque escrito está … "Y usó la Palabra de Dios para ahuyentar al diablo.
Para poder utilizar la Palabra de Dios en el momento en que la necesitas, debes estar preparado antes de llegar al momento en que eres tentado. Necesitas conocer Su Palabra. "En mi corazón he guardado tus dichos", escribió el salmista, "para no pecar contra ti." Salmos 119: 11. ¡Guarda tú también Su Palabra en el corazón, para que la tengas cuando la necesites!
2. Acude al trono de gracia para obtener misericordia y gracia que te ayudará en el oportuno socorro. (Hebreos 4:16) El oportuno socorro es el tiempo en el cual eres tentado. Es allí donde puedes orar para recibir ayuda y vencer a la tentación. Esa ayuda no se refiere a que la tentación vaya a desaparecer, y que ya no te sientas impaciente, sino que recibas fuerza y poder para resistirla hasta que esté completamente superada.
Lectura adicional: como recibir ayuda cuando más la necesitas
Aprendiendo de la tentación
"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo." 1 Juan 2:1
Si caes, entonces puedes arrepentirte y ser perdonado. El trono de gracia es también para ello. Pero la intención no es que caigas una y otra vez. Recuerda, debes gobernar sobre el pecado. Y si tú caes, la intención es entonces que aprendas de tus errores y lo hagas mejor la próxima vez. ¡Prepárate antes de ser tentado, solo así puedes estar seguro de que vencerás!
Puede tomar tiempo hasta que llegues a la victoria. Cuando reconoces la verdad acerca de ti mismo – por ejemplo, tienes una tendencia a ser impaciente – y tomar la decisión de superar eso, no significa que dejarás de ser tentado mágicamente. Lo que significa es que serás tentado, e incluso puedas caer nuevamente antes de que llegues a la victoria. Pero si continúas luchando, firme en tu fe, buscando ayuda en la Palabra de Dios y en la oración, entonces, poco a poco, vencerás sobre todo. Serás transformado y renovado y donde la impaciencia y la frustración solían ser parte de tu naturaleza, gradualmente la paciencia y la longanimidad habrán crecido y reemplazado lo anterior. Esa es la increíble gracia que tenemos en Cristo Jesús.
Esa es la fe a la que tienes que aferrarte mientras aún estás en esta lucha para vencer al pecado. "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve." Hebreos 11: 1.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.