Cómo sobrellevar las cargas de los otros en cualquier momento y en cualquier lugar

Cómo sobrellevar las cargas de los otros en cualquier momento y en cualquier lugar

Hay una cosa muy importante que siempre puedo hacer por las personas.

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“Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” Gálatas 6:2. 

Últimamente he estado pensado en lo que significa: “sobrellevar los unos las cargas de los otros.”

Recientemente alguien que conozco ha pasado por un tiempo muy difícil. Por lo que veo casi parece que una cosa tras la otra se ha acumulado sobre ellos y me he puesto a pensar: “¿Cómo es que pueden soportarlo?” De cierta forma me ha hecho sentir bastante inútil, ya que no he encontrado ninguna forma en la que pueda ayudar.  

Una cosa que siempre puedo hacer 

Sin embargo, sí hay una cosa que puedo hacer, una cosa que no depende de ningún factor fuera de mi control.  

Puedo orar. 

Sí, verdaderamente, eso es lo mejor que puedo hacer por alguien. Orar debería ser mi primer instinto cuando veo una necesidad y no mi último recurso cuando no sé qué más pueda hacer. ¡Puedo sobrellevar a otros en la oración! “La oración eficaz del justo puede mucho.” Escribió Santiago. (Santiago 5:16). Y no, no es solamente un poco efectiva o ligeramente útil, sino que puede y sirve mucho

No siempre puedo ver los resultados de mis oraciones, pero algo de lo que estoy segura es que sí son efectivas. La “copa de sufrimiento” de la que alguien está bebiendo no necesariamente va ser eliminada por mis oraciones, tal vez Dios les permite pasar por esa prueba de fuego con un propósito, y ese es su santificación (1 Pedro 1:6-9). No obstante, mis oraciones pueden darles más fuerza y pueden levantarlos en los momentos de necesidad para que puedan soportar el fuego. Incluso si no han tenido fe o fuerza para sí mismos, ¡quizás yo pueda asumir la tarea de llevar la carga por ellos! 

Una batalla en el mundo espiritual 

Si el espíritu obra en mí y pone a alguien en mi corazón entonces ese ministerio de orar por ellos es una tarea que debo hacer. ¡Es una lucha que tengo que pelear! En Efesios 6:18 leemos: “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” Y un poco más atrás en el versículo 12 dice: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Es mi responsabilidad luchar contra los huestes espirituales de maldad; contra los intentos que Satanás hace para traer desesperación, dudas o pensamientos de rendirse a las personas.  

Siempre me ha intrigado una historia en particular acerca de Daniel. Es una historia donde un ángel se le acercó y le dijo que sus palabras –oraciones – fueron oídas. Este ángel había estado tratando de acercarse a Daniel, pero “el príncipe del reino de Persia” – a quien yo entiendo como un poder espiritual – se le opuso durante veintiún días. Ellos lucharon en el mundo espiritual hasta que el arcángel Miguel vino a ayudar y el príncipe de Persia fue vencido (Daniel 10:10-14). Esta historia me abrió los ojos un poco para ver lo que está ocurriendo en el mundo espiritual. Hay una batalla que se está llevando a cabo allí, y creo que la oración juega un papel muy importante, pues mantiene alejados y bajo control a los espíritus malignos. ¡Quizás mi oración envie al “arcángel Miguel” y de este modo la lucha pueda ser ganada! Bueno, puede que no sea precisamente él, ¡pero mi punto es que mis oraciones pueden fortalecer al lado bueno! Además, también puedo orar por aquellos que no tienen una fe personal. Puedo luchar por ellos hasta que lleguen a la fe.

Cumpliendo la ley de Cristo

Esto es lo que significa sobrellevar las cargas los unos de los otros. Por supuesto, Dios también puede mostrarme cosas que puedo hacer para la gente, formas de ayudar, pero también es importante ser obediente a esas indicaciones. La oración, sin lugar a duda, es la primera y mejor cosa que puedo hacer por alguien. La oración construye lazos de amor. Jesús nos ordenó: “que nos amemos unos a otros; como Él nos ha amado.” Juan 13:34. También dijo: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.”Mateo 25:24-40. Esta vida de oración es un acto de amor para la gente, y al hacerlo es también un acto de amor para el mismo Jesús. Esa es la segunda parte del versículo en Gálatas 6:2. “… Y cumplid así la ley de Cristo” 

Personalmente, tengo que decir que todavía tengo un largo camino por recorrer, pero es todo mi deseo poder llegar cada vez más a una vida donde sobrellevo cargas. Es una obra oculta, un ministerio escondido, pero puede traer un fruto que es inexplicable. 

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.