Samuel: Cómo escuchar la voz de Dios

Samuel: Cómo escuchar la voz de Dios

Samuel fue alguien especial desde su niñez. Su historia nos muestra la importancia de escuchar la voz de Dios y de siempre obedecerla.

El sumo sacerdote Elí era de una edad avanzada cuando el futuro profeta Samuel fue a vivir y a servir con él en el templo. Y aunque se suponía que sus hijos iban a tomar el sacerdocio cuando él muriera, sus hijos no tenían ningún interés en servir a Dios. Menospreciaban las leyes y los rituales judíos y Elí no tenía la fuerza ni la voluntad de castigarlos por su maldad. (1 Samuel 2: 12-17). Como resultado de esto, Dios no pudo comunicarse con el corazón de Elí de la misma manera que lo hizo con los otros profetas, como lo hizo con Moisés.

Dios estaba muy atento cuando el pequeño Samuel llegó al templo. La madre de Samuel había hecho una promesa de llevarlo al templo para que pudiera servir a Dios desde su niñez. Dios recordaba esto, y solo estaba esperando el momento correcto para hablar con Samuel, de una manera en la que no pudo con Elí y sus hijos.

Dios encontró un corazón puro en el profeta Samuel

¿Qué hacia tan especial a este joven como para que Dios quisiera hablar con él? Está escrito que la Palabra del Señor escaseaba en aquellos días, y no había visión con frecuencia. (1 Samuel 3:1) Dios le había advertido a Elí que su casa sería derribada, diciendo: “Yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme y andará delante de mi ungido todos los días.” 1 Samuel 2:35. Dios estaba buscando a alguien con un corazón puro, y lo encontró en Samuel.

Cuando Samuel escuchó la voz de Dios por la noche creyó que era Elí, él estaba acostumbrado a obedecer, por eso se levantó inmediatamente las tres veces que fue llamado. Luego de la tercera vez Elí entendió que Dios estaba intentando llamar a Samuel, por eso le dijo que si la voz llamare de nuevo, dirá: “Habla, Jehová, porque tu siervo oye” (1 Samuel 3: 9)

A menudo pienso en Samuel y en la respuesta tan simple que dió. También me di cuenta lo importante que es estar atento a Dios cuando trata de hablar conmigo. En el tiempo de Samuel, los profetas o sacerdotes eran los mediadores entre Dios y los hombres, sin embargo, ahora Dios puede hablarnos directamente a través del Espíritu Santo. La Biblia contiene las leyes y la sabiduría de Dios. Por ejemplo, está escrito en Juan 14:21 que, “… Él que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.”  Entonces, si tengo la Palabra de Dios, y la obedezco, recibiré al Espíritu Santo. Siendo fiel puedo aprender a escuchar la voz de Dios en mi corazón cada vez más, y así Él podrá guiarme en mi vida diaria. 

Una relación con Dios de corazón a corazón

Cuando Dios habló con Samuel por primera vez, le encomendó una importante tarea que pondría a prueba su fidelidad. Está escrito que Samuel tenía temor de decirle a Elí lo que Dios le había dicho. (1 Samuel 3:15) Pero Elí quería escucharlo, así que Samuel le dijo: Dios estaba listo para cumplir Sus promesas contra Elí y sus hijos, y de establecer a Samuel como el profeta para su pueblo. 

Samuel tenía un corazón puro, pero Dios necesitaba probarlo en esa situación. Ocurre lo mismo con nosotros, Dios nos da tareas para poner a prueba nuestra fidelidad; Algunas pruebas pueden parecer difíciles, tal como sucedió con Samuel, puede quizá Dios nos pida que le digamos la verdad a alguien, a pesar de que sepamos que la otra persona tal vez no quiera escucharlo. Pero si quiero demostrar que amo a Dios más que a todo, necesito obedecer justamente en el momento que Dios habla a mi corazón. Cuanto más rápido obedezca, mejor será el resultado. 

Los lugares en la Biblia donde el profeta Samuel es mencionado muestra que él guardo su corazón puro a lo largo de su vida; y como resultado, él siempre pudo escuchar la voz de Dios. Cuando Samuel oraba por el pueblo, Dios siempre lo escuchaba. 

El pecado nos separa de Dios. Si no estamos dispuestos a humillarnos bajo Su voluntad, ni a obedecer y acabar con el poder del pecado en nuestras vidas, entonces estaremos aislados de la gracia de Dios, así como Elí. Pero si guardamos nuestro corazón puro, podremos tener esta relación de corazón a corazón con Dios, y Él podrá hablarnos. ¡Así también nosotros podremos ser colaboradores junto con Él, como lo fue el profeta Samuel en su tiempo! 

“Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” Santiago 4:6.

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.