¿Sabías que la vida de Jesús puede convertirse en tu vida?
Ser obediente a las palabras que Jesús habló nos guiarán a una vida en abundancia.
Jesús es la vida
“Jesús le dijo: ‘Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.’” Juan 14:6
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.” Juan 1:1,4,14
“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” Juan 6:63
“Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” Juan 6:68
Guarda Sus mandamientos
Si queremos que la vida de Jesús se convierta en nuestra propia vida, debemos entonces ser obedientes a las palabras de vida. Necesitamos guardar Sus mandamientos. “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Juan 14:15. La intención de la vida de Jesús y de las palabras de dio era que nosotros también llegáramos a esa misma vida. Debemos tomar nuestra cruz cada día y seguirlo (Lucas 9:23), eso es lo que nos llevará a la vida eterna.
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” Romanos 8:29. Esto significa que debería haber muchos que guardan Sus mandamientos para llegar a ser conforme a Su imagen. Esta es una decisión que cada uno toma. Nosotros elegimos hacer el bien, ¡eso es lo que nos trae vida y bendición! (Deuteronomio 30:15, 19)
Por supuesto, para lograr esto, debemos estar familiarizados con la Palabra. “…ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza… Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas…” 1 Timoteo 4:13, 15
La vida de Cristo en nosotros
“Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne… Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.” Gálatas 5:16, 25. Aquí podemos ver el camino a la vida. La obediencia a los mandamientos de Jesús lleva a vencer los deseos de la carne. Debemos “Pelear la buena batalla de la fe, echar mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.” 1 Timoteo 6:12. Para pelear esta buena batalla Dios nos da Él Espíritu Santo, tanto para señalar lo que necesita ser vencido, como para darnos el poder de vencerlo, así la vida de Cristo se manifiesta en nosotros. (2 Corintios 4:10) Nos convertimos en embajadores de Su vida; vivimos para que Él sea glorificado, y cuando se manifieste, seremos puros así como Él es puro; ¡seremos semejantes a Él! (1 Juan 3:1-3)
¡Alabado sea Jesús, que vino a la tierra para mostrarnos como vivir, para que podamos tener vida y en abundancia! (Juan 10:10). Vivir de esta manera nos da una vida que vale mucho más que cualquier otra cosa en esta tierra, pues aquí mismo, en este mundo, empezamos a probar y experimentar la vida eterna – los benditos frutos del Espíritu.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.