¿Saber de Dios o conocer a Dios?
¿Es posible conocer a Dios personalmente?
Si no conoces a Dios, te puede parecer alguien distante e indiferente – o bien enojón y exigente. Pero cuando lo conoces experimentas que Él tiene un interés personal en ti – tanto en las pruebas como en las victorias de la vida diaria. ¡Es posible llegar a conocer a Dios personalmente, y aprender a entender sus pensamientos y caminos!
Hoy leí que la población mundial será más de 8 mil millones en el 2025. ¡Esa es una cifra exorbitante! Trato de imaginarme cómo sería estar en una multitud con tantas personas; hombres, mujeres y niños de todas las edades con diversas modas, culturas, religiones e idiomas.
¿Cuántos de estos 8 millones de personas le dedican más que un pensamiento momentáneo a aquel que los puso en esta tierra?
Conociendo a Dios personalmente: ¿Quién es Dios?
De repente, mis pensamientos se dirigen hacia el Creador – Dios – el cual nos creó a todos y cada uno de nosotros de una manera muy particular. Me pregunto cuántos de estos 8 millones de personas le dedican más que un pensamiento momentáneo a aquel que los puso en esta tierra. La mayoría cree que existe un poder superior, y practican una u otra forma de religión, pero ¿es posible tener más que el conocimiento o fe de que existe un Creador que me dio la vida? ¿Es posible conocer a Dios personalmente – y aprender a entender sus pensamientos y sus caminos?
Para alguien que solo tiene conocimiento sobre Dios puede parecerle muy lejano – un ser distante, indiferente, que no le presta a uno mucha importancia. O bien puede parecerle un Dios enojado, exigente, que en realidad nunca está conforme con los seres humanos que ha creado.
Pero los que llegan a conocer a Dios personalmente experimentan que Él tiene un interés personal en ellos. Experimentan su presencia tanto en las pruebas como en las victorias de la vida diaria. Aprenden a ver sus situaciones cotidianas a través de sus ojos y a sentir su cuidado hacia ellos, incluso en tiempos difíciles. En comunión con Dios y la Palabra de Dios, estas personas llegan al conocimiento de cuál es su voluntad en cada una de las diferentes situaciones y decisiones que se enfrentan – y en esta profunda relación con su Creador también reciben toda la ayuda y fuerza que necesitan para hacer la voluntad de su Creador. (Hebreos 8:10-11)
¿Si no puedo ver a Dios, cómo puedo llegar a conocerlo?
En primer lugar tengo que estar dispuesto a conocer a Dios.
Johan O. Smith, el fundador de Brunstad Christian Church, animó en una ocasión a su hermano Aksel a pasar tiempo con Dios, ya que "si quieres aprender de Dios, debes tratar con Él, pues con quien tratas, a él mismo serás semejante." La Biblia es la Palabra de Dios para los hombres, y cuando la leo y recibo la luz a través del Espíritu Santo, aprendo a conocer a Dios y sus caminos.
Me doy cuenta que no puedo hacer la voluntad de Dios con mi propia fuerza. En lugar de darme por vencido y echarle la culpa al hecho de que yo "soy simplemente un humano", tengo que convertirme a Dios y pedirle ayuda. Tengo que renunciar a mis planes e ideas y mirar hacia mi interior para escuchar su voz.
Si estoy dispuesto a ser humilde y admitir que necesito ayuda, entonces Dios está aún más dispuesto a guiarme y dirigirme. Esto no significa que la vida será fácil y libre de pruebas, pero a medida que voy conociendo mejor a Dios, aprendo a ver estas situaciones de la misma manera que Dios lo ve. Puedo ver cómo Él quiere que reaccione; veo cómo Él quiere cambiarme y transformarme y conducirme a la naturaleza divina a través de las pruebas. (2 Pedro 1:2-4) ¡Tengo la oportunidad de conocer a Dios siendo cada vez más semejante a Él!
La entrañable corrección de Dios
Dios también nos deja conocerlo a Él y su forma de pensar a través de su entrañable corrección, o "disciplina." Está escrito que el Señor al que ama, disciplina. (Hebreos 12:6) No se siente bien cuando escucho que la voz interior me indica que no hice algo según la voluntad de Dios. Tal vez sin darme cuenta di una respuesta con enojo, pero después Dios me demuestra a través de su Espíritu lo que hice mal, y cómo debería haberlo hecho diferente.
Si realmente conozco a Dios y sus caminos, entonces veo lo bueno que es esta disciplina para mí. Aceptando la disciplina y actuando de acuerdo a ella, mi propia justicia es destruida, y me vuelvo dependiente de la guía y ayuda del Espíritu Santo en mi vida. La disciplina da "fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados." Hebreos 12: 11.
¡Conoce a Dios!
¿Por qué entonces hay tan pocos de todos esos millones de personas que realmente tienen interés en conocer a Dios? ¿Es porque los que realmente quieren conocer a Dios tienen que renunciar a sus propios pensamientos e ideas acerca de cómo debe ser su vida? Ellos deben tener un interés vivo de purificarse de aquellas cosas en su naturaleza que no están en armonía con Él, y deben padecer en la carne (decir "no" a su naturaleza pecaminosa, y tomar su cruz cada día) para tener victoria. Pero, a cambio, aprenden a conocer a su Creador como un Padre amoroso y un Dios todopoderoso que siempre está ahí para fortalecerlos y guiarlos a la alegría, la paz y la justicia, independientemente de lo que se presente durante el día.
Esta es la vida más gratificante que un hombre pueda desear.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.