Rompe las cadenas que no sabías que te ataban
¿Sabes en realidad lo que dice la Biblia sobre ser un esclavo?
Libertad. ¿Puedes sentirla? ¿Qué beneficio es mayor que la libertad? Por encima de todo, encima del dinero, buenos autos, sobresalir en los deportes, la mayoría aprecia la libertad. Pero, ¿eres realmente libre?
Puedes pensar lo que quieras, decir lo que quieras, hacer lo que quieras. Es un país libre. Tú mismo decides. Hasta que pasas a ver un par de zapatos nuevos al centro comercial, y simplemente quieres tenerlos. O un compañero de clases dice algo estúpido y simplemente tienes que dar una respuesta sarcástica. O cuando alguien atractivo en la playa pasa en frente de ti, y sólo tienes que mirar. De pronto, ya no tienes mucho control sobre tus decisiones en el asunto después de todo.
Esto es la peor clase esclavitud que existe. Ser esclavo del pecado. Como Jesús dice en Juan 8:34: "De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado."
Quizás no eres tan libre como creías.
A menudo, no se siente como esclavitud. Se siente como que haces lo que quieres. Porque algo en ti quiere gastar dinero en los zapatos nuevos del centro comercial – dinero que sabes que no tienes. Algo en ti quiere realmente dar una respuesta mordaz cuando un compañero de clases dicen algo estúpido. Algo en ti quiere mirar a esa persona atractiva que va caminando por la playa. Se siente como libertad. Se siente como que recibes todas las cosas que quieres.
Pero como cristiano también quieres vivir según los mandamientos de la Biblia, santo y puro y libre de pecado. (1 Juan 3:3) También hay algo en ti que quiere seguir pecando. Y en el fondo no es realmente lo que quieres más. Cuando sientes que las cadenas te atan y te impiden hacer la voluntad de Dios, una y otra vez, entonces se despierta un verdadero odio contra el pecado en ti.
"Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios." Romanos 7:21-22.
Te deleitas en la ley de Dios, sin embargo el pecado está muy cerca de ti. Aunque quieres hacer el bien. Solamente porque te decidiste vivir para Jesús no significa que el pecado desaparecerá por sí solo. Pero puedes vencer su poder sobre ti. Puedes romper las cadenas que te atan. Cuando tu odio contra el pecado es lo suficientemente fuerte, puedes negar el pecado que intenta forzarte a hacer o pensar de una forma que no es agradable a Dios. Puedes hacer morir la naturaleza pecaminosa en ti y ser libre. (Colosenses 3:5)
"Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo." Hechos 1:8. El poder del Espíritu Santo fue dado exactamente por esta razón. Por fe, por obediencia, por la gran gracia y misericordia de Dios, las cadenas del pecado se rompen, y eres libre. La Biblia contiene el poder que necesitas para terminar con el pecado. El poder que necesitas para no hacer las cosas que no quieres hacer. La obediencia a Dios te hará libre. La obediencia a la verdad te hará libre. No le debes nada a Satanás. Jesús te ha comprado por precio de toda tu culpa y pecado.
Y cuando el pecado pareciera convencerte que hagas esto y aquello, a ver aquí y allá, y es tan fuerte que sientes que simplemente debes hacerlo, entonces puedes recordar esta promesa. Recuerda que la Biblia nos llama a ser libres. Completamente libres. Ya no estamos más atados por las cadenas del pecado. Ora a Dios. Haz lo que Él manda. Resiste los deseos que se levantan dentro de ti y llévalos a la muerte.
"Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán." Isaías 40:31. En otras palabras, serás libre.
"Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres." Juan 8:36.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.