¿Qué significa si no escucho la voz de Dios?

¿Qué significa si no escucho la voz de Dios?

¿Qué sucede cuando simplemente no sé qué camino Dios quiere que tome?

¿Qué sucede cuando no escuchas la voz de Dios?

Como cristiano es claro que quiero tomar las decisiones de acuerdo a la voluntad de Dios. Pero, ¿qué sucede cuando no sé qué camino Dios quiere que tome?

Tarde o temprano todos tenemos que tomar decisiones en la vida. ¿Qué universidad debo escoger? ¿Con quién me voy a casar? ¿Debo mudarme aquí o allá? La lista es extensa, y dado que las preguntas son cada vez más grandes e importantes, ¿no deberían ser las respuestas de Dios también más claras?

Puede resultar difícil escuchar la voz de Dios y saber qué camino tomar. Oro a Dios y pido ayuda, pero como a menudo sucede no hay ningún sueño profético, visiones o sentimientos fuertes que me conduzcan por uno u otro camino. Puede parecer como si Dios no respondiera en absoluto.

Haced todo ante su rostro

Muchos cristianos luchan con esto porque prácticamente esperamos una gran voz del cielo cuando hablamos con Dios, con trompetas y un gran destello. Pero Dios no trabaja necesariamente así. A menudo susurra en lugar de gritar. Nos ejercitamos en escuchar su voz cuando avanzamos en fe y hacemos todo frente  a su rostro.

Está escrito en Colosenses 3:23, "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres." Este es un punto clave. No siempre es tan importante lo que hacemos, sino por qué y cómo lo hacemos. ¿Lo hago de todo corazón porque quiero agradar al Señor? ¿O bien hay razones egoístas detrás de mi decisión?

También está escrito en Mateo 7:7, "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá." Dios está más que dispuesto en mostrarnos su voluntad, pero también quiere que hagamos un esfuerzo para saberla y seguirla; quiere que nos esforcemos para buscar escuchar su voz y su voluntad. Él ha prometido que la encontraremos. Así que si pido, busco y llamo, y hago todo como para el Señor, entonces puedo estar seguro que Él me mostrará su voluntad. Su voluntad quizá no siempre es como esperamos, y nos puede ser manifestada de maneras inesperadas, pero si realmente estamos interesados, vamos a encontrarla.

La voluntad de Dios – buena, agradable y perfecta

"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." En pocas palabras esto es justamente toda la voluntad de Dios; que seamos transformados por medio de la renovación de nuestro entendimiento, de modo que podamos comprobarla. Esto es algo que podemos hacer independiente si decidimos ser médico o profesor, mudarnos a otro país o quedarnos en casa. Siempre hay posibilidades para ser transformados y renovados, donde quiera que estemos.

Entonces, ¿cómo son mis decisiones? Preguntate a ti mismo: ¿Son buenas? ¿Agradables a Dios? ¿Son perfectas? ¡Si la respuesta parece ser que sí, entonces hazlo! Comprueba cuál es la voluntad de Dios. Pruébala. El que busca, encuentra.

Renovación de mi entendimiento

Independiente del resultado puedo experimentar que cuando miro hacia atrás, veré las cosas que hice, y que en realidad estaba lleno de egoísmo, exigencias a los demás, etcétera. Esto es algo que no es conforme a la voluntad de Dios, sin embargo la decisión la había tomado en fe y con un ferviente deseo de servir a Dios. Es justamente por eso que Dios ahora puede mostrarme cómo lo pude haber hecho mejor y dónde debí haber renunciado a mi propia voluntad. Debo retomar el camino y pedir perdón, y arreglar las cosas. Esto es la voluntad de Dios para nosotros: aprender la humildad, aprender a vivir como discípulo. La revelación se produce de formas inesperadas – mediante el descubrimiento de mis faltas y errores, sin embargo, como busco hacer la voluntad de Dios, utilizo esto para ser transformado. De esto se trata la renovación de nuestro entendimiento.

Un discípulo no es aquel que sabe todo y hace las cosas perfectas a la primera. La vida de un discípulo significa seguir a Jesús, el Maestro, y aprender de Él. Significa escuchar la voz de Dios todos los días y vivir de forma agradable a Él. De esta manera, cada día encontramos más de: "Debería haberlo hecho mejor", "¡Dios, dame la fuerza y sabiduría para humillarme y hacer las cosas mejor la próxima vez!" Así que, la próxima vez pongo en práctica lo que la voz de Dios me dice, y hago las cosas mejor – cada día me vuelvo más como mi Maestro. ¡Esto es lo que significa ser un discípulo!

Independiente de dónde esté encontraré oportunidades para escuchar la voz de Dios y hacer su voluntad. Encontraré mi propia vida, mi ira, mi orgullo, mi obstinación y egoísmo. ¡Llevando estas cosas a la muerte soy cada vez más transformado a la imagen de Jesús y de esta manera hago la voluntad de Dios!

¿No es este un evangelio lleno de esperanza? ¡De hecho, no hay forma de tomar la decisión equivocada!

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.