Toda la armadura de Dios

VIDEO: Aquí te tenemos un vistazo a toda la armadura de Dios y cómo podemos utilizarla en nuestras vidas.

¿Qué es toda la armadura de Dios la cual Pablo describe en Efesios 6? ¿Qué significan realmente términos como "la coraza de justicia" y "la espada del Espíritu"? Estas cosas son en realidad increíblemente relevantes para nuestra vida diaria como cristianos. A continuación veremos qué son y cómo podemos utilizarlas.

Transcripción de audio: Toda la armadura de Dios

En Efesios 6 leemos lo importante que es vestirse de toda la armadura de Dios. Esto es de lo que un discípulo necesita vestirse para poder estar firme contra las asechanzas del diablo. Al igual que una armadura física, la armadura de Dios se compone de diferentes partes:

“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad…” Efesios 6:14.

La verdad se compone de dos partes. La primera: amar y reconocer la verdad sobre mi naturaleza humana cuando el Espíritu Santo la señala, porque solo cuando la veo puedo ser transformado de cosas como el egoísmo o la arrogancia. La otra parte es decir solo la verdad. Mentir me hace vulnerable y me expone a los ataques. Si miento para proteger mi reputación o “salvar mi pellejo”, mi armadura comenzará a tener agujeros. 

“…y vestidos con la coraza de justicia…” Efesios 6:14.

La justicia es el resultado de obedecer fielmente los mandamientos y la voluntad de Jesús para mi vida. Practicar la justicia en cosas pequeñas y grandes, me sirve de protección de los dardos de mi enemigo, y es como si tuviese una coraza. Los pequeños actos de injusticia son como agujeros por donde que Satanás puede escabullirse para acusarme y apoderarse de mí. 

“…y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz” Efesios 6:15.

El evangelio de la paz es la instrucción de cómo llegar a la paz del pecado. La paz de Jesús se obtiene a través de la batalla contra el pecado, en la que los deseos y concupiscencias de la carne son derrotados.

Esta batalla puede llevarse a cabo para obtener la paz personal contra mis propios deseos y concupiscencias o para difundir este evangelio de paz al mundo. Ambas cosas solamente se pueden obtener al luchar contra “principados, potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales.” (Efesios 6:12.) Para luchar esta batalla espiritual, necesito estar preparado con la mente y sentir de Cristo, que es la actitud de estar dispuesto a ser obediente para hacer la voluntad de Dios, cueste lo que cueste.

“…Sobre todo, tomad el escudo de la fe…” Efesios 6:16.

Con este escudo de la fe puedo desviar todos los esfuerzos que hace Satanás para convencerme de que dude, me rinda, me desanime, desobedezca o que peque. Cuando creo en Dios y en sus promesas y camino en obediencia a la fe, este escudo siempre me protegerá. Cuando avanzo con confianza y valor sin importar cómo me sienta o a qué me tiente, los dardos encendidos de Satanás simplemente se apagarán y caerán ante el escudo de la fe. 

 “…tomad el yelmo de la salvación…” Efesios 6:17.

Cuando creo que el fin de mi fe será la salvación de mi alma, como escribe Pedro, entonces podré resistir cualquier cosa que el diablo intente lanzar para moverme de mi fe. Esta esperanza me hace fuerte en el Señor, me quita el miedo en la batalla y me hace capaz de soportar las pruebas y dificultades de fuego sin perder mi fe, porque veo el resultado final: mi salvación eterna.

 “…la espada del Espíritu…” Efesios 6:17.

La espada del Espíritu es la palabra de Dios. (Hebreos 4:12.) Puede poner en fuga a todo un ejército de espíritus malignos. Con esta espada podemos ser siempre victoriosos, porque la palabra vence, como nos enseñó Jesús cuando dijo: “Quítate de delante de mí, Satanás, porque escrito está…” Tengo que adueñarme de la palabra, conocerla por dentro y por fuera, y luego usarla para luchar contra toda carne y vencerla. Una sola palabra de Dios puede detener instantáneamente al enemigo. La palabra juzga entre lo correcto y lo incorrecto, el bien y el mal, y me muestra la verdad. Si obedezco la palabra, Satanás nunca podrá hacerme caer.

¡Cuando me visto de toda la armadura de Dios, soy más que vencedor por medio de Aquel que me amó!

“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estad firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno...” Efesios 6:10-18. 

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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.