¿Qué es lo que Dios quiere realmente de mí?
En realidad es bastante simple. Sin lugar a dudas, con Dios todas las cosas son claras y sin complicaciones.
Los discípulos de Cristo se caracterizan por la franqueza, integridad y la honestidad. No hay nada deshonesto, malicioso, engañoso u oculto en Cristo. En Él, sin lugar a dudas, todas las cosa son claras y sin complicaciones. Aquellos que son sus discípulos van tras Sus pisadas para ser formados y ser semejantes a Él.
¿Qué es lo que el Señor pide de ti?
En el libro de Miqueas está claramente escrito cuán simple es. “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.” Miqueas 6:8.
Los que realmente guarden estas palabras, serán siervos del Señor. Y si aún no somos así, ¡podemos trabajar para llegar a serlo! Un amor genuino y piadoso hacia los demás nos llevará a tomar en serio este versículo. De esta manera no habrá problemas con la gente, tampoco politiquería por aquí, deshonestidad por allá, manipulación y egoísmo. No, solo justicia, misericordia y humildad. La franqueza, la justicia, la honestidad y la integridad siguen ese patrón.
Este versículo muestra lo que Dios necesita. Aparte de esto, Él no quiere nada; es muy sencillo. Pero este verso tiene un gran significado. Su deseo es que Sus hijos sean iguales a Él; que tengan la misma mente, los mismos pensamientos, la misma vida y la misma aflicción genuina sobre la injusticia en sus corazones. La misma honestidad y franqueza, tanto consigo mismo como con los otros.
Por ejemplo, ser honestos con nosotros mismos y reconocer las cosas que están mal. Tal vez, podemos poner como ejemplo, mentir para nuestro propio beneficio, ser rencoroso o tener quejas; estas son cosas que deben ser vencidas por el poder del Espíritu Santo para que algo nuevo y eterno pueda nacer. Eso es lo que desea Dios; eso es lo que pide de nosotros, lo cual es justo y humilde.
Hacer justicia
Practicar la justicia es un asunto importante. En proverbios 13:3 está escrito: “El hombre no se afirmará por medio de la impiedad; mas la raíz de los justos no será removida.” Quizás algunas personas intentan lograr cosas y avanzar a través de la ira y la mentira. ¡Pero aquí dice que eso no es posible! Es la raíz de los justos la que no se puede mover. Y si creemos estas palabras, y nos esforzamos para ser justos, entonces entramos en una vida rica. Entramos en el ministerio de justicia. De manera que tendremos raíces firmes, algo que no se mueve a pesar de las tormentas de la vida.
Jesús habló sobre las dos casas, la que fue construida sobre la roca que no se sacudió cuando la tormenta la golpeó. Todo el mundo se encuentra con las tormentas de la vida, tanto justos como impíos. Pero la casa de los justos está construida sobre la roca y también sobre la justicia, y así se mantiene firme.
Entonces ¿Qué quiere el señor de ti? ¡Elegir la justicia y la bondad en todos tus caminos! Tratar de conseguir algo de una manera impía nunca valdrá la pena. No hay bendición en eso. Puedes leer en proverbios capítulos 10-12 acerca de la justicia y cuán gloriosa es. Hay promesas increíbles para ti cuando vives una vida justa, buena, honesta, misericordiosa y humilde. Cree en esto y realmente experimentarás que el Señor es bueno.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.