¿Puedo ser libre del pecado?

¿Puedo ser libre del pecado?

Aunque para muchos sea difícil creer, es completamente posible ser libre del pecado.

A pesar de que para muchos es difícil creer, la Biblia claramente nos habla en el Nuevo Testamento de que es completamente posible ser libre del pecado — no solo del pecado en el exterior o acciones pecaminosas, sino que también del pecado que está arraigado y que mora en mi propia naturaleza. 

Nuestra naturaleza humana 

Por naturaleza, estamos inclinados a hacer nuestra propia voluntad o, en otras palabras, a pecar. Con mi propia fuerza no puedo vencer estas tendencias, el pecado que reside en mi carne o en mi naturaleza humana. 

Podemos ver esto en los ejemplos que tenemos en el Antiguo Testamento. Cada año el sumo sacerdote tenía que entrar al Lugar Santísimo con sangre de cabras o toros para purificarse de sus propios pecados y los pecados del pueblo. Incluso los más piadosos de ellos, aquellos que aparentaban ser inocentes de acuerdo con la ley no podían controlar el pecado que moraba en ellos. 

El sacrificio de Jesús

En el Antiguo Testamento las personas podían obtener el perdón por los pecados cometidos al sacrificar un animal, pero la sangre de los animales no podía quitar el pecado en la naturaleza humana, y es por eso que otro sacrificio era requerido. Este sacrificio fue traído por Jesús, podemos leer sobre esto en Hebreos 10:4-7: “Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito en mí.” 

“He venido a hacer tu voluntad.” Por medio del cuerpo de Jesús fue hecho este sacrificio. Este sacrificio fue renunciar a su propia voluntad para hacer la voluntad de Dios. Las pasiones y deseos en la carne de Jesús fueron llevados a la muerte, y a pesar de que fue tentado nunca cometió pecado. De esta manera Él abrió un nuevo camino delante de la presencia de Dios, y ahora quien siga Sus pasos puede tener comunión con Dios. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él abrió a través del velo, esto es, de su carne…” Hebreos 10:19-20. 

La sangre que Jesús tomó con Él al Lugar Santísimo (la presencia de Dios), fue la sangre de Su propia voluntad, y lo hizo para todos nosotros de una vez por todas. Debido a que el pecado en Su carne fue llevado a la muerte con Él, ya no había necesidad de la expiación anual. 

Pero, ¿qué pasa con el pecado en nuestra naturaleza? 

Por causa del sacrificio de Jesús, Él recibió poder para perdonar los pecados que has cometido si realmente quieres seguirle. Esto nos da la oportunidad de un nuevo comienzo. Sin embargo, también podemos ver que hay pecado en nuestra carne y que aún no ha sido quitado por el perdón. 

La única manera de terminar con el pecado en la carne es andar por el mismo camino que Jesús anduvo. Está escrito que Él es nuestro precursor y abrió un camino a través de la carne para que lo siguiéramos. “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca.” 1 Pedro 2:21-22. Seguir Sus pisadas significa que no cometo pecado, lo cual es posible a través del poder del Espíritu Santo, negándome a mí mismo y odiando los deseos que moran en mi carne. Es así como el pecado es llevado a la muerte dentro de mí y no cometo pecado. Entonces, ¡soy libre del pecado! 

“Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.” 1 Pedro 4:1-2. 

“Therefore, since Christ suffered for us in the flesh, arm yourselves also with the same mind, for he who has suffered in the flesh has ceased from sin, that he no longer should live the rest of his time in the flesh for the lusts of men, but for the will of God.” 1 Peter 4:1-2.

“Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” Romanos 8:13. 

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.