¿Por qué puedes siempre gozarte en las pruebas?

¿Por qué puedes siempre gozarte en las pruebas?

¿Sabías que las pruebas pueden ser una mina de oro celestial para ti?

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El ser humano que somos al nacer no ha sido formado para una obra en el reino de los cielos. Estamos muy lejos de la naturaleza divina. Sin embargo, es justamente por esto que puedo alegrarme cuando vienen las pruebas en mi vida – ¡porque así tengo la oportunidad de alcanzar la naturaleza divina!

Todo lo malo que mora en mí tengo primero que verlo para poder hacer algo al respecto. Es justamente por esto que tengo pruebas: Dios usa las pruebas para mostrarme lo que tengo que purificar. De esta manera puedo ser santificado – como Jesucristo.

Las pruebas no tienen el propósito de hacer mi vida difícil y triste

Las pruebas vienen en todas las formas y tamaños, y son diferentes para cada persona en particular. Dios me conoce y sabe exactamente lo que necesito. Por eso, cuando enfrento una situación difícil, grande o pequeña, puedo «tenerlo por sumo gozo». (Santiago 1,2-4, 1 Pedro 1,6-7) ¡Es algo que necesito! La reacción humana a menudo hace todo lo contrario, sin embargo, estoy llamado a ser formado y preparado para el reino de los cielos. Por lo tanto, debo por el contrario, escuchar cuál es la voluntad de Dios para mí en este momento – ¿qué quiere mostrarme en esta situación? ¿Qué es lo que necesito purificar?

Las pruebas no tienen el propósito de hacer mi vida difícil y triste. Dios me da situaciones a mi medida para que pueda ver el pecado que mora en mí – de modo que pueda reconocer la verdad y llegue a ser feliz y libre.

Cuando veo esto como una valiosa oportunidad para ser santificado, entonces las pruebas se vuelven esenciales para mí.

Las pruebas revelan cómo soy según mi naturaleza, y me ayudan por ejemplo a ver que tengo exigencias con los demás, o bien que soy ingrato e impaciente. Pero esta capacidad de poder ver mi propia naturaleza es la gran gracia de Dios. Es la luz del cielo lo que hace que sean las cosas tan claras para mí. De este modo, puedo recibir parte de la naturaleza divina justo en esta situación.

Por lo tanto, está escrito: «Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.» Santiago 1, 2.

Cuando veo esto como una valiosa oportunidad para ser santificado, entonces las pruebas se vuelven esenciales para mí. ¡Es algo que no hubiera querido prescindir! Entonces me alegro en medio de la misma prueba, a pesar que humanamente sea difícil, ya que tengo una meta más alta en la mira.

¿Qué hago cuando viene el fuego de prueba?

«Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.» 1 Pedro 4,12-13.

Pedro nos anima a gozarnos en los padecimientos, porque esto conduce a que la vida de Jesús pueda manifestarse en nosotros. Este es el objetivo fundamental de todo lo que me pasa – que seré santificado, de modo que un día pueda estar delante de Dios sin mancha ni arruga. Para que esto ocurra, es esencial que venga un «fuego» sobre mi vida, ¡y que yo permanezca inquebrantable! No que venga el deseo de salir de las circunstancias, sino por el contrario orar a Dios por ayuda para poder tomarlas en forma correcta y recibir lo mejor de estas situaciones. El fuego purifica todas las impurezas del oro. (1 Pedro 1,7)

Dios me conoce y sabe exactamente lo que necesito.

¿Qué podría ser mejor que participar de la naturaleza divina? Los que permanecen fiel en las pruebas experimentar esto, y se gozan y pueden dar gracias por todo lo que enfrentan en la vida. Ellos experimentan que todas las cosas les ayudan a bien. Cada prueba es una oportunidad para ir más lejos en el camino, y seguir desarrollándonos llevando a cabo la voluntad de Dios.

«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.» Romanos 8,28.

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.