¿Podrías describirte como una persona fiel?
En Proverbios está escrito que es difícil encontrar a una persona que sea fiel. ¿Eres tu una de las pocas personas fieles?
"Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero hombre de verdad (fiel), ¿quién lo hallará?" Proverbios 20:6.
El autor de los Proverbios deduce definitivamente que es difícil encontrar a un hombre verdaderamente fiel. Cuando una piedra bonita es escasa, entonces también es muy valiosa. ¡Y la fidelidad es sin duda una parte de esta categoría!
La fidelidad aplica en todas las áreas
Si escucharas que alguien menciona la palabra “infiel” en una conversación, ¿cuál sería tu primer pensamiento? Lo más probable es que pensarías que se refiere a una situación en un matrimonio, donde uno de los cónyuges ha sido infiel al otro. La fidelidad en el matrimonio es por supuesto de muchísima importancia, y si una persona no es fiel en esa área tiene por consecuencia miseria y muchas veces un desastre. Pero la fidelidad no está limitada a ese tipo de relaciones. En realidad, aplica en todas las áreas de nuestra vida.
Dios es fiel en todos los sentidos posibles de la palabra. Él es descrito como “el Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” Santiago 1:17. Dios es sumamente fiel a su Palabra, a sus promesas, a sus propias leyes y a los hombres, los cuales son el mayor gozo de su creación. Ama a cada persona incondicionalmente con un amor eterno e invariable.
Imagínate, si cada persona en todo el mundo viviera fiel a la consciencia que ha recibido de Dios, al susurro en nuestros corazones que nos enseña la diferencia entre el bien y el mal y nos estimula a elegir lo correcto, el mundo sería totalmente diferente. Es un comienzo fantástico obedecer a nuestra consciencia. Pero siendo cristianos, Dios quiere guiarnos por medio de algo mucha más grande que nuestra consciencia; Él nos ha prometido el Espíritu Santo, el Consolador que nos guiará a toda la verdad. (Juan 16:13)
El apóstol Pablo dice: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.” Efesios 5:1. Así que, Dios es el Padre de la luz, y nosotros somos sus hijos amados. La mayor esperanza que Dios tiene para con nosotros es que seamos fieles como Él en todos nuestros caminos. La naturaleza humana está corrompida hasta los más profundo y es poco fiable. Hay una infinidad de variación en nuestras actitudes y hechos. Pero la buena noticia es que podemos cambiar. ¡Por el poder del Espíritu Santo podemos alcanzar una vida fiel en pensamientos, palabras y hechos!
Se fiel
Es bueno preguntarse a sí mismo qué significa ser fiel en la práctica. El camino a una vida en fidelidad puede comenzar con cosas muy pequeñas, como por ejemplo cumpliendo una promesa, pagando una deuda a tiempo, respondiendo honestamente a una pregunta dolorosa. También puede significar que tengo cuidado con mis palabras: ¿Exagero cuando cuento una historia? ¿Revelo secretos, o los guardo? (Proverbios 11:13) ¿Cuáles son mis intenciones? ¿Hay un motivo egoísta detrás del bien que hago para los otros?
El Espíritu Santo me dará luz acerca de todas estas cosas y de muchas más. Así como el amor y la templanza son frutos del Espíritu, también lo es la fidelidad. Al igual que el amor y la templanza se desarrollan por la obra del Espíritu Santo en mi corazón y en mi vida, así también se desarrolla y crece la fidelidad por la ayuda diaria de Dios por medio de andar en el Espíritu. Si permanezco en obediencia a los impulsos del Espíritu, mi vida empezará a llevar frutos preciosos, tales como amor, gozo, paz y fidelidad. (Gálatas 5:22)
Vive para agradar a Dios
Un gran obstáculo para llegar a una vida de fidelidad según el estándar de Dios es cuando solamente vivo para agradar a la gente. Está arraigado profundamente en la naturaleza humana el querer agradar a los otros y querer recibir su aprobación. Pero solamente puedo ser de beneficio verdadero para la gente si vivo frente al rostro de Dios, agradándole en lo oculto, sin que me importe lo que otros puedan pensar de mí. La fidelidad en lo oculto me llevará a una vida de fidelidad – frutos que otros pueden gustar y ver, y por ellos son bendecidos.
Regresando al versículo del comienzo. Un hombre o una mujer fiel no proclama su propia lealtad. Los seres humanos por naturaleza hacen el opuesto, tienden fácilmente a jactarse y ni siquiera hacen el esfuerzo de ocultar una buena obra. David lo expresó muy bien en Salmos 16:2, “Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti.” David tenía una mente fiel, él fue celoso para dar la honra a Dios por el bien por el bien que había obrado en él y por medio de él.
Se necesita humildad para llegar a una vida fiel en todas las partes secretas de mis pensamientos, mis palabras y todos mis hechos. Pero el resultado es felicidad y bendición para mis prójimos y también para mí mismo. Si me entrego completamente a ser fiel a Dios y a todas las leyes del Espíritu de vida que me ha revelado, entonces Él se entrega completamente a mí para que prospere. (1 Tesalonicenses 5:24-25)
“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” Lamentaciones 3: 22-23.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.