Perdón de pecados
¿Te has dado cuenta que a veces casi oras inconscientemente a Dios pidiendo ayuda?
¿Te has dado cuenta que a veces casi oras inconscientemente a Dios pidiendo ayuda? Esto suele suceder cuando experimentas que algo es pesado y difícil. Pero si te sientes cansado de tí mismo y la vida que llevas, estarás más consciente de que ¡realmente necesitas orar!
Jesús les enseñó a sus discípulos que debían orar a Dios para recibir perdón por sus culpas, y así les dejo bien en claro que este perdón depende de perdonar a los demás: Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Puedes leer toda esta oración en el evangelio de Mateo, capítulo 6.
Arrepentimiento y Confesión
Si sientes que tu conciencia esta agitada e intranquila, es Dios quien está obrando allí, y sientes que orar, y orar por perdón es lo que necesitas. Quizás comprendes que elegiste mal el camino en la encrucijada de la vida, y desearías poder elegir de nuevo. También te das cuenta has hecho lo malo. El apóstol Pedro dijo una vez a las personas que se habían dado cuenta del error cometido: "Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados" (Hechos 3:19) Cuando te arrepientes de corazón, sientes una necesidad de perdón a Dios y las personas. Según la Biblia, no le irá bien al que esconde sus pecados. Si encubres tu pecado y no estás dispuesto a reconocerlo, no podrás ser perdonado ni serás feliz. El apóstol Juan escribe: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:9) ¡Sólo si confiesas te sentirás feliz!
El fundamento para el perdón
Antes que Jesús viniera a la tierra, era así que los sumos sacerdotes ofrecían una vez al año sacrificio a Dios por los pecados del pueblo. Con esto recibían ellos perdón, sin embargo estos sacrificios no tenían el efecto de que ellos guardaran una conciencia pura. Uno recibía perdón, pero no la fuerza que se necesita para quitar lo malo de la naturaleza humana, que es la causa de que uno peque. Por eso el sacrificio debía ponerse sobre el altar una y otra vez, año tras año.
Jesús murió por las culpas del pueblo, Él dio su vida en sacrificio una vez y para siempre. En la carta a los Hebreos, en los capítulos 9 y 10 puedes leer más sobre el fundamento para el perdón. Después de que Jesús resucitó de los muertos, recibir perdón de los pecados ¡significa algo totalmente nuevo! Ahora recibes la posibilidad de deshacerte de todas las cosas que pesan en la conciencia. Cuando vienes a Dios y le pides entendimiento, serás liberado de tu culpa, porque Jesús tomó la culpa sobre sí. Por lo tanto, confiadamente puedes pedir perdón por los pecados que has cometido, y verás que Dios "echará todos tus pecados a las profundidades del mar", como está escrito en la Biblia.
¿Por qué es tan importante recibir perdón de pecados?
Dios quiere mostrarte su amor hacia tí, dándote la oportunidad de olvidar todo lo del pasado, ¡y así empezar con una página limpia! Puesto que Jesús dio su vida en sacrificio, abrió Él un camino que antes no estaba disponible. ¡Ahora tú puedes ir por este camino! Tú también puedes dar tu vida en sacrificio, luchando contra el mal – el pecado – que mora tu nuestra naturaleza humana y negándote a ti mismo, en el poder del Espíritu Santo. El perdón de pecados es el punto de partida, y a continuación en el camino ¡recibirás ayuda para vivir con una conciencia pura siguiendo el ejemplo de Jesús y tomando tu cruz cada día!
La nueva vida
Cuando vas por este camino nuevo y vivo, serás cada vez más agradecido. ¡Sientes que recibes una forma pensar de una forma diferente! Ya no culpas a los demás por tus dificultades. Si antes eras injusto, ahora deseas justo. Recibes deses de hacer la voluntad de Dios. Recibes ganas de hacer lo mejor para los demás. Esto viene de que has recibido una nueva mente. La alegría que tienes una nueva mente comienza a caracterizarte. Ésta es una obra que ocurre en tí y es Dios que abre tu mente para la nueva vida, ¡de modo que puedas ser una “nueva criatura”!
Un racimo en la vid
Recibir el perdón de pecados, es decir "sí" a ser injertado en la vid en donde Jesús es el tronco. Jesús mismo dice: "Así como los racimos no pueden llevar frutos por sí mismo, sino sólo si están en la vid; así tampoco ustedes pueden llevar fruto sino permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes son los racimos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto".
¡Jesús desea que tú lleves frutos! En un árbol la savia fluye desde el tronco y hacia las ramas. Si llegas a ser una rama en el tronco que es Jesucristo ¡recibirás poder en tu vida! ¡Ésta será una vida llena de sentido e interesante!
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.