¿Para qué usas tu Smartphone?
¿Cómo debe pensar un cristiano sobre el internet, los celulares y todo lo que se relacione?
En los últimos 50 años, el avance de la tecnología se ha acelerado a un ritmo increíble, como nunca antes. Cambió el mundo, y esto para siempre. ¿Quién en los años sesenta, deslumbrado por la radio transistor (pequeño para esa época y capaz de sintonizar solamente estaciones de radio) pudiera haber imaginado un Smartphone? ¿Y quién en los años ochenta jugando Pac Man podría haber imaginado la calidad gráfica y la complejidad de un juego como Call of Duty o Halo? Lo mismo ocurre con los que utilizaban voluminosas videocaseteras; ¿podría alguno haberse imaginado un servicio como Netflix o Hulu?
Nadie podía.
Todo ha ido tan rápido, y ante nosotros el mundo ha cambiado, y ha cambiado radicalmente. Un área que tiene el impacto más revolucionario en nuestra vida cotidiana, es la invención de Internet, el Smartphone, y todo lo que se relaciona. La pregunta es: ¿Cómo debe un cristiano pensar acerca de toda esta tecnología, es una fuerza para bien o para mal en la vida de un cristiano?
La Biblia no tiene una posición sobre la tecnología, excepto para decir que no hay nada nuevo bajo el sol (Eclesiastés 1:9), y no lo hay. Hace 2000 años no tenían teléfonos celulares ni Internet, pero a tropezones ha habido momentos de gran invención que han transformado el mundo. En 1400, por ejemplo, tanto la imprenta como la pistola fueron inventadas, así como el descubrimiento del nuevo mundo. El mundo nunca ha sido el mismo desde entonces. Y por supuesto, a lo largo de la historia, una constante nunca ha cambiado: los hombres siempre han tenido una naturaleza humana que codicia las cosas malas, y ninguna cantidad de tecnología podía cambiar eso.
Administradores de lo que tenemos
Nosotros como cristianos somos administradores de todo lo que poseemos, y eso incluye la tecnología. La tecnología puede ser un gran beneficio para nosotros, pero también puede ser una puerta de entrada al infierno en sí. En cuanto al uso de Internet y de dispositivos inteligentes, podemos usar la tecnología para edificarnos en el Señor – como lo haces al leer en esto ahora – o podemos usarla para contaminarnos, y quizás de una manera más profunda. Podemos usar la tecnología para conectar con otros creyentes y edificarlos en la esperanza y la fe, así como también somos edificados. O podemos usarlo para participar en relaciones anónimas en línea, donde somos una persona en el día y otra persona por la noche. Podemos utilizar la tecnología para conectar a través de las redes sociales de una manera sana con otros cristianos o convertirnos en inútiles exhibicionistas, publicando la cosa más insignificante de nuestra vida; o incluso podemos ser solo "mirones", interesados en ver por las ventanas de otros a través de las redes sociales.
No se trata de que la tecnología y el Internet sea usada solo para propósitos cristianos o para hacer el mal. Puede ser de gran ayuda y beneficiarnos de otras distintas maneras, por ejemplo: puede conectar familiares y amigos que a larga distancia, incluso continentes, ayudar a los hogares a organizar sus ajetreadas vidas con calendarios compartidos y cosas similares, y en muchos otros propósitos que son a la vez sanos, inofensivos y prácticos. Lo importante es que nunca permitamos que el pecado venga a través de estos medios.
Recuerda lo que es importante
Hay un peligro en la tecnología, y es tan fuerte, que debe ser administrado y vigilado para que no consuma nuestras vidas. Pablo dijo: “Yo no me dejaré dominar de ninguna.” (1 Corintios 6:12) El uso de Internet puede ser adictivo, y el Smartphone siempre está cerca de nosotros incluso cuando dormimos. Lo peligroso en esto es que no tomamos el tiempo apropiado para “Examinar la senda de nuestros pies.” (Proverbios 4:26), para reflexionar sobre nuestras vidas de una manera adecuada y conseguir el pensamiento del Señor en asuntos importantes, en oración. Tenemos que tomar tiempo para Dios y hacer tiempo para Dios, y la tecnología puede, fácilmente, robar nuestro tiempo con diversiones y distracciones sin sentido.
Al final, la batalla es la misma, ya sea que vivamos en 320 AC o 2017 DC: tenemos una carne, pero nuestro llamamiento grande y Santo es ser la Esposa de Cristo, y debemos estimar cualquier cosa que nos ayude a alcanzar nuestro llamamiento. Pero cualquier cosa que impida, debemos descartar, y si somos débiles y algo nos lleva al pecado, deberíamos echarlo a un lado inmediatamente. (Mateo 5:29-30) Cada cristiano puede encontrar lo que es correcto para ellos mismos en esta área. (Romanos 14:5) Cualquier cosa que hagamos, ya sea con la tecnología o con otras cosas, debemos hacerla en fe – porque “todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Romanos 14:23) – A fin de promover nuestro llamamiento y ser de ayuda para los demás.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.