Pablo, Pedro, Juan: ¡Nuestros Hermanos!
Puede que tengamos diferentes ministerios, pero la vida de los apóstoles no es de ninguna manera algo inalcanzable.
En la cristiandad, los apóstoles son a menudo llamados San Pablo, San Pedro, San Juan, etc… Cuando hacen esto les crean una designación que hace que la gente, tanto cristiana como no cristiana, piense que estos siervos del Señor anduvieron por un camino que está muy lejos de lo que nosotros podemos alcanzar. Es muy correcto llamarlos hermanos santos, pues eso es lo que son. Cuando leemos las epístolas, podemos ver que lo que escriben es para sus hermanos. Entre otras cosas, Pablo dice: "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo." 1 Corintios 11:1.
Pablo escribe a su hermano y fiel colaborador Timoteo: "Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia…" 2 Timoteo 3:10. Este es el testimonio de un hermano a otro hermano. Sus palabras no nos dejan con la impresión de que estamos enfrentando a un "San Pablo" que nadie puede imitar.
Cuando leemos las escrituras de estos hermanos, sabemos claramente que son apóstoles, instrumentos valiosos en la mano de Dios. No obstante, tenemos que estar alertas contra el pensamiento engañoso y la comprensión de que es imposible andar en los mismos pasos que ellos. Es claro que no tenemos su ministerio, pero somos llamados a seguir e imitar la vida de Cristo que ellos vivieron: "Y os anunciamos la vida eterna… para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo." 1 Juan 1:2-3. Juan escribe, "Yo Juan, vuestro hermano…" Apocalipsis 1:9.
Estos hombres y siervos santos de Dios son nuestros hermanos, y Jesús, el Maestro mismo, no se avergüenza de llamar hermanos a aquellos que viven en santificación, que es justamente como estos hombres vivieron. (Hebreos 2:11) El templo santo, que es la iglesia del Dios vivo tiene como fundamento a los apóstoles y profetas, y la piedra del ángulo, en quien todo está bien coordinado, es Jesús mismo. (Efesios 2:19-22)
En la epístola de Pedro somos exhortados a edificarnos como piedras vivas para ser una casa espiritual. (1 Pedro 2:5) Para estas "piedras vivas" es de suma importancia actuar como la Piedra del Ángulo, ser guiado por Sus pasos, los cuales también siguieron los apóstoles, y que nosotros somos exhortados a seguir. Estamos destinados a ser un edificio junto con las otras piedras, que al mismo tiempo, están siendo formadas y talladas conforme a la Palabra de Dios. En nuestros días la exhortación para nosotros es "Amar la hermandad", la cual empezó con la Piedra del Ángulo, y su fundamento sigue firme en nuestros días, por medio de los hombres y mujeres fieles que han sido temerosos de Dios. Amemos esta hermandad y probemos nuestro amor con el mismo temor y santa conducta que ha estado en estas santas piedras desde los días de los apóstoles hasta hoy.
En Filipenses 3, Pablo nos exhorta nuevamente a ser seguidores y a mirar a los que se conducen según su ejemplo, por esto mismo podemos ver y comprender que Pablo mismo seguía los pasos del Maestro, andando como lo hizo Jesús, su ejemplo. Este es Pablo, nuestro hermano. Él pudo decir: "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo", y testifica que no lo ha alcanzado ya, pero prosigue a la meta para asir el premio y obtener la corona de vida, la cual fue llamado a recibir.
Nuestro hermano Pedro también estaba asido de seguir las pisadas de Jesús, y llama nuestra atención al ejemplo que Jesús nos dejo, "Para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca." 1 Pedro 2:21-22
"Amad a los hermanos…" es lo que Pedro escribe en el versículo 17. Juan dice: "no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad." 1 Juan 3:18. Son hechos y verdad que caracterizan a la casa de Dios, desde los fundamentos hasta la cúspide.
Esta es una versión adaptada de un artículo publicado en noruego por primera vez con el título "Nuestros hermanos Pablo, Pedro, Juan…" en el periódico oficial de BCC “Skjulte Skatter” (“Tesoros Escondidos”) en marzo de 2016.
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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.