Obediencia de corazón: Aprendiendo de Jesús
Nadie puede ser forzado o puesto bajo presión para vivir una vida de obediencia.
Obediencia de corazón
"Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios…" Efesios 6: 5-6.
Nadie debe ser puesto bajo presión o ser forzado a vivir una vida de obediencia. Es solo la obediencia de corazón la que agrada a Dios, y Él da el Espíritu Santo a todos los que le obedecen. (Hechos 5:32) Entonces, ¿qué es lo que usualmente impide que las personas sean obedientes de corazón?
Nuestro propio "Yo"
Este "Yo" es nuestra propia voluntad humana, que quiere ser algo y sabe la mejor manera de hacer las cosas. Es todo lo que es egocéntrico, todo lo que gira alrededor de nosotros y quiere convertirse en algo importante. Con frecuencia los anuncios publicitarios dicen: ¡Cómprate esto o aquello!; ¡Te lo mereces! Y nosotros lo creemos, queremos ser alguien, ser significativos, subir y subir, y merecer todas las cosas, cuando en realidad, esto es completamente erróneo.
El espíritu del Anticristo seduce a las personas con esa mentalidad, pero Jesús tenía una mentalidad diferente; Él quería ser como Su padre. El anticristo también queria ser como Dios pero él se exaltó a sí mismo continuamente y por lo cual tuvo que ser desechado. Jesús constantemente se humilló a sí mismo y dijo: "No se haga mi voluntad, sino la tuya" Lucas 22:42. Nació de María, por eso tenía una voluntad humana, pero también era un hijo de Dios. Fue concebido por el Espíritu Santo, por lo que no tenía deseo de hacer Su propia voluntad, como la mayoría de las personas. Su anhelo era hacer la voluntad de Dios porque amaba a Su Padre. La obediencia de Jesús fue de corazón, desde el principio.
Cómo lo tomó Jesús
Hay una diferencia entre nosotros y Jesús. Nosotros hemos pecado y esto nos ha debilitado, por el contrario Jesús nunca pecó. Era como un cordero; puro, santo, sin mancha ante Dios y el hombre. Por eso también está escrito que Jesús vino "En semejanza de carne de pecado" (Romanos 8: 3). Él tuvo las mismas tentaciones que nosotros, más la carne no se vuelve pecaminosa hasta que empiezas a vivir de acuerdo a sus deseos. Jesús nunca cedió ante los deseos de Su carne, y es por ello que nunca se convirtió en pecador.
Jesús nunca debió haber muerto, más sin embargo porque nos amó, eligió morir en lugar de nosotros, como un cordero sin mancha, para que pudiéramos recibir el perdón por nuestros pecados. ¡Qué enorme gracia se nos ha dado! Jesús quien dio su vida por ti y por mí, aún éramos cuando eramos pecadores debe ser a quien servimos. Él es el único digno de servir.
Renuncia a todo
Si el rey viniera, por ejemplo, y dijera: “¿Podrías mandar un mensaje por mí?” Veríamos que es un gran honor hacer algo para el rey. Pero cuando el rey de reyes se acerca y pregunta: “¿Puedes hacer esto o aquello? Te hará feliz y alegre", entonces encontramos la resistencia en nosotros mismos, precisamente porque el pecado ha venido al mundo, y tenemos nuestra propia voluntad humana por la cual Satanás ha obtenido el poder.
Tenemos que odiar nuestra propia vida en este mundo para poder hacer la voluntad de Dios. Solo así es posible. Es absoluta y completamente posible llegar a ser ¡obediente de corazón! Tenemos que renunciar a nosotros mismos, y a todo lo que tiene que ver con nuestra propia vida. Completa y totalmente, sin retener nada. Así Dios se revelará a nosotros, y veremos la gloria de hacer Su voluntad, para que podamos contemplar al Hijo de Dios como está escrito en la Biblia: "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14.
Obediencia de corazón: Haciendo la voluntad de Dios
¡Hagámoslo! Así podremos ver claramente y decirle "Sí" a Jesús, y continuar diciendo "Sí" a Él y a Su voluntad, mientras vivamos en esta tierra. ¡Esto es la obediencia de corazón! Y después, nos volveremos total y completamente felices y contentos, que nada más importará.
Este artículo está inspirado en una prédica de Kåre J. Smith del 21 de mayo de 2019.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.