Nuestros deseos mienten

Nuestros deseos mienten

Todos tenemos pasiones y deseos en nuestra naturaleza que intentan engañarnos para que hagamos el mal. ¿Cómo podemos librarnos de ellos?

"Los deseos engañosos"

El apóstol Pablo nos describe a los seres humanos como individuos que, al ir por la vida, somos fácilmente engañados por nuestros "deseos engañosos." (Efesios 4:22). Que mis deseos me engañen significa que son una trampa. 

En 2 de Pedro 1:4, Pedro habla de "huir de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia." Esta es una verdad que está oculta para la mayoría de las personas. Todos los problemas, la miseria, la intranquilidad, la falta de paz y todos los conflictos provienen del hecho de que las personas son esclavas de sus deseos. 

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Santiago 4:1.  

"Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición." 1 Timoteo 6:9. Las pasiones, deseos, codicias, concupiscencias o como les quieras llamar, nos hace hacen estúpidos, y solo nos perjudican.  

¿En qué creo? 

Las siguientes escrituras muestran claramente que nosotros como personas debemos elegir entre ceder ante los deseos de nuestro cuerpo o hacer la voluntad de Dios: 

"...para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios." 1 Pedro 4:2.  

"Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre." 1 Juan 2:17.  

Pablo escribe a los Tesalonicenses que Dios los eligió "para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad." 2 Tesalonicenses 2:13. Si no tenemos fe en la verdad, entonces no habrá salvación ni tampoco santificación.

¿Pero cuál es la verdad a lo que a esto concierne?  

Santiago escribe que "que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido." Santiago 1:14. Por lo tanto, debo llegar a reconocer que, en mi naturaleza, esto es mi carne, viven pasiones y deseos que tratan de atraerme y engañarme para que haga algo que no me va beneficiar. Si me dejo engañar por mis deseos, quiere decir que estoy creyendo en una mentira. La salvación y la santificación consisten en creer en la verdad, no en la mentira. 

Una sabia estrategia de batalla 

Leemos que somos escogidos para la salvación por la fe en la verdad. Por lo tanto, se trata de que cuando soy tentado me percate que lo que me tienta en ese momento está intentando convencerme de que conseguir o experimentar algo, me hará feliz y le traerá satisfacción a mi vida, ¡pero es mentira! La verdad es que en lugar de que me haga sentir mejor, hace que mis pasiones me hundan más y me lleven a la destrucción. Pero no solo eso, sino que también me quitaran la alegría de vivir, seré atado y me traerá mala conciencia. En otras palabras – experimento exactamente lo contrario a lo que mis deseos me estaban tratando de convencer. ¡Nuestros deseos mienten! ¡Imagina todo el dolor que será mirar hacia atrás en mi vida y darme cuenta que he sido engañado! 

Pablo dice en Gálatas 5:24, "Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos." Esta es una postura de fe, en la que decido definitivamente y para siempre llamar mentirosos a mis pasiones y deseos. Por lo tanto, ¡Di no a la mentira! ¡Di no a ser engañado! ¡Di no a lo que a todo lo que te perjudica! ¡Ya no prestamos más atención a la mentira, sino solo a la verdad! 

Esta es una estrategia de batalla muy sabia, y además nos garantiza que venceremos sobre el mal y nos hará crecer en lo que es bueno. 

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.