Reconociendo las perversas tácticas de distracción de Satanás
La meta de Satanás es separarnos de Dios. Pero aquí te decimos como podemos detenerlo.
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.” 1 Juan 2:15.
No améis al mundo
La meta de Satanás es separarnos de Dios, y esto lo logra cuando hace que amemos al mundo. Satanás también es llamado el dios de este mundo. Lo que él hace es cegar el entendimiento de los incrédulos con las cosas de este mundo para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo. (2 Corintios 4:4). Los afanes por las cosas de este mundo pueden incluso tomar una apariencia piadosa y ser explicados con muchos pensamientos razonables. Satanás es un experto en explicar por qué es necesario esto o aquello y lo mucho que absolutamente uno necesita en esta vida. De esta manera, la mente y el tiempo de uno están ocupados, y poco a poco se alejan más y más de Dios. Así es como muchos de los que una vez sirvieron a Dios fervientemente han caído.
En la Biblia podemos leer cómo fue en los días de Noé y Lot: Comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban, se casaban y daban en casamiento. Este mundo los había absorbido, y el amor a Dios no se encontraba. Así también será en los días del Hijo del Hombre. (Lucas 17:26-30).
Estas palabras hacen darnos cuenta que el amar a este mundo es un poder espiritual que se apodera de la gente. Es un espíritu satánico que aleja a las personas de Dios de una manera “agradable.” Tenemos que luchar en contra de este poder espiritual con todas nuestras fuerzas, como si lucháramos por nuestras vidas. Todos aquellos que están atados a este poder espiritual serán dejados atrás cuando la esposa de Jesús se encuentre con Él en las nubes. Presta mucha atención, tú que te has vuelto tibio en tu celo y estás en el proceso de caer. Quizás tú no tenías la intención de alejarte de Dios, volverte torpe y tibio, pero los afanes de esta vida y estar interesado en este mundo te han llevado a este punto. Probablemente tú tenías la intención de ganar más dinero para poder dar más por causa Dios, ¡pero debido a ello tuviste menos tiempo para la oración y menos tiempo para buscar las cosas de arriba! Así es como el Dios de este mundo ha engañado a muchos y los ha separado de Dios.
Buscad las cosas de arriba
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba… Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Colosenses 3:1-2. No puedes unir las cosas de arriba con las de la tierra. Tampoco pueder servir a Dios y a las riquezas al mismo tiempo. El día que comienzas a buscar ambas es el día en el que comienzas a apartarte. Esto es lo que significa ser tibio y pusilánime, y por esa misma razón Jesús te vomitará de Su boca. (Apocalipsis 3:15-16). El dios de este mundo ejerce autoridad sobre los que son tibios porque tienen una apariencia de piedad, pero niegan la eficacia y el poder de ella. (2 Timoteo 3:5). Somos exhortados a evitar este tipo de personas. El poder de una vida piadosa se revela al tener “el dios de este mundo” bajo nuestros pies y al ser liberados de las cosas terrenales.
Los que caminan como enemigos de la cruz de Cristo tienen a su vientre como su dios y su deseo está en las cosas terrenales. El fin de ellos será perdición. Esto previo, nos hace ver que nuestra vida está en juego. El hecho de que puedas justificarte ante la gente no es suficiente; pero cada uno sabe en su corazón si ama al mundo o a las cosas del mundo. Lo que realmente importa aquí es que vivas frente al rostro de Dios para que no seas atrapado y engañado por el espíritu de este mundo, ya que nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. (Filipenses 3:18-20).
Amar a Dios es lo mismo que no amar al mundo. El camino de la salvación – el camino de la vida – es buscar las cosas de arriba y no las de la tierra. Esto es lo que significa ser ferviente. Si vivimos de esta forma entonces nos encontraremos con Jesús en las nubes cuando venga con voz de arcángel, y estaremos junto con él por toda la eternidad.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.