¿Me ayuda Dios a entender lo que voy a hacer en mi situación?

¿Me ayuda Dios a entender lo que voy a hacer en mi situación?

Como cristiana está en mi anhelo ser una buena persona y ayudar a otros. Sin embargo, junto a estas buenas obras e intenciones, me doy cuenta que a menudo cosas como el egoísmo y la impaciencia se levanta dentro de mí. No siempre logro ser amable y buena, especialmente cuando estoy bajo presión, y las cosas no salen como quiero.

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Como cristiana está en mi anhelo ser una buena persona y ayudar a otros. Sin embargo, junto a estas buenas obras e intenciones, me doy cuenta que a menudo cosas como el egoísmo y la impaciencia se levanta dentro de mí. No siempre logro ser amable y buena, especialmente cuando estoy bajo presión, y las cosas no salen como quiero.

Me doy cuenta que necesito ayuda para vivir una tal vida, donde realmente soy buena con las demás y agrado Dios. Pero, ¿de dónde proviene esta ayuda? ¿Me ayuda Dios a entender lo que voy a hacer en mi situación?

En 2 Timoteo 2:19, está escrito, «Conoce el Señor a los que son suyos… » ¡Esto es un enorme consuelo para mí! Tengo plena fe en mi corazón que Dios me conoce y cuida de mí.  Puedo ver que quiere ayudarme – ¡quiere que haya éxito!

¿Cómo me ayuda Dios?

Ahora me pregunto: «¿Cómo me ayuda Dios?» No puedo sentarme en mi propia flaqueza, y lamentarme de mis debilidades, esperando a que algo suceda. Esto no me conduce a ningún lado. ¡No!, pido a Dios que me de la fuerza y el poder para vencer los pensamientos que me impiden ser buena con los demás.

Jesús experimento las mismas debilidades cuando vivió aquí en la tierra. Pero conocía la seriedad de cada situación; sabía que no podía tomar las cosas a la ligera si quería tener victoria. «Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.» Hebreos 5, 7. Él también fue tentado a pecar de las tendencias que vivían en su propia naturaleza humana, pero nunca les obedeció – ¡JAMÁS cometió pecado!

Él también fue tentado a pecar de las tendencias que vivían en su propia naturaleza humana, pero nunca les obedeció – ¡JAMÁS cometió pecado!

¿Es posible vencer como Jesús lo hizo? ¡Estoy agradecida porque efectivamente es posible! Cuando mi anhelo es ser realmente una persona buena, entonces Dios me muestra el pecado que vive en mi naturaleza humana y me enseña a reaccionar de tal manera que el pecado no tiene control sobre mi vida. Cuando noto que la impaciencia o pensamientos egoístas se levantan dentro de mí, entonces puedo orar a Dios del mismo modo como lo hizo Jesús. Dios me muestra su voluntad en la situación y además fortalece mi anhelo de serle agradable. Si soy obediente a lo que me ha mostrado, y conscientemente rechazo mis pensamientos malos y deseos, ¡entonces me da el poder para vencer, a través de su Palabra!

Cuando tengo victoria sobre mis propias exigencias egoístas, me lleno de alegría, ¡y tengo plena libertad para bendecir a los demás! Cada día las cosas van mejor y mejor. Poco a poco el pecado comienza a perder su poder en mi vida, y soy transformada en una persona pura, como Jesucristo. ¡Qué gran consuelo! Cuando todo el anhelo de mi corazón es vivir para Dios, y oro a Él en mi necesidad, ¡entonces jamás estoy sola en ninguna de mis situaciones! ¡Dios REALMENTE es mi ayudador!

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.