María: Verdaderamente bendita entre las mujeres

María: Verdaderamente bendita entre las mujeres

¿Cómo pudo María simplemente aceptar la misión que Dios le dio?

La mayoría de nosotros ha escuchado la historia de Jesús incontables veces. Hemos oído acerca de cómo el ángel Gabriel le dijo a María que era bendita entre todas las mujeres, y que traería al hijo de Dios al mundo. Nos centraremos en cómo la Virgen María fue escogida entre todas las mujeres en el mundo para ser la madre de Jesús. ¡Dios la escogió para dar a luz a Su único Hijo! Todo esto suena totalmente increíble.

La realidad de hace 2000 años atrás

Retrocede en el tiempo. Hace más de 2000 años atrás. ¿Cómo se habrá visto un embarazo inesperado en aquel tiempo, antes de que la historia de Cristo fuera conocida a través de la historia? María era una chica buena y estaba comprometida para casarse  –  con un hombre temeroso y justo ante los ojos de Dios. La probabilidad era que la gente daría sus propias conclusiones y dedujera lo peor.

Me puedo imaginar los pensamientos merodeando a través de su mente cuando el ángel Gabriel se paró frente a ella. ¿Cómo se habrá visto María cuando se embarazó, mucho antes de casarse? José seguramente se podría haber sentido lastimado y asumir que ella le fue infiel; ella podría haber sido repudiada, rechazada por sus seres queridos e inclusive apedreada hasta la muerte. Después de todo, ¿quién creería que fue Dios quien hizo ese milagro en ella, sin pruebas o testigos que la justificaran? De hecho, ella sabía que afrontaría gran reproche y vergüenza si aceptaba la tarea que Dios le encomendó a hacer.

Pero aún así, ella respondió con una simple y confiada respuesta “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.” Lucas 1:38. Sin dudar nada, y con una plena confianza en lo que Dios había planeado para su vida, ella aceptó ambos, tanto la bendición como las dificultades que seguramente vendrían por hacer lo que el ángel dijo.

Cómo puedo seguir el ejemplo de María

Cuando Dios obra en mí y me propone hacer algo – ser obediente a lo que leo en Su Palabra, o cuando me muestra algo que debió haberse hecho de manera distinta – ¿acepto esto de buena gana y gentilmente? ¿Creo realmente que Él sabe y planea todas las cosas; que sus pensamientos son más altos que mis pensamientos? Inclusive cuando las cosas no tienen sentido – cuando lo más lógico no es lo que Dios me está diciendo que haga – ¿cómo es mi reacción entonces?

Probablemente es más fácil hacer la voluntad de Dios cuando sé que hay una bendición que viene con esto. Pero, ¿qué pasa cuando la gente comienza a burlarse de mí, cuando mi familia comienza a no estar de acuerdo conmigo por hacer lo que está escrito? O quizás me molestan por ser religioso, soy rechazado, “discriminado” por mis acciones y comportamientos, menospreciado por no aceptar opiniones y puntos de vista creados por la sociedad popular de hoy en día. ¿Entonces qué? ¿Pienso en la bendición, cuando sé que seré mal interpretado, o inclusive despreciado y rechazado por el mundo? ¿Dónde está mi confianza?

El amor de María hacia su Señor Dios y su anhelo de ser obediente a Su Palabra sobrepasó el precio del reproche y la vergüenza. Ella supo que podría ser despreciada por el mundo en su tiempo, y aun así aceptó el plan de Dios. Verdaderamente es bendita entre las mujeres. (Lucas 1:42)

Cuando sé que hay un precio que pagar – cuando Dios me pide sacrificar mi honor, mi ego, mi buen nombre frente al rostro de las personas, e incontables otras cosas que Él me muestra, por causa de mi salvación – es vital que yo siga el ejemplo de María de presentarme a mí mismo como un siervo de Dios, dispuesto a hacer lo que Él me pide, sin importar las consecuencias terrenales que traiga.

¡Solo piensa en el glorioso resultado que vino a través de la simple obediencia de María! ¡Dios pudo dar a Su único Hijo al mundo para que podamos recibir vida eterna! ¡Ella es verdaderamente bendita entre las mujeres, pero ahora podemos seguir su ejemplo de obediencia y también ser bendecidos! La obediencia es algo precioso para Dios que puede tener un gran alcance e inimaginables resultados gloriosos. Dios recompensará ricamente a los que le sirven.

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.