María: pequeña en sí misma, pero vista por Dios

María: pequeña en sí misma, pero vista por Dios

Ella fue una joven común de Nazaret, pero se convirtió en la madre de Jesús mismo. ¿Por qué justo ella?

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María, la madre de Jesús

María tuvo que haber sido una joven muy especial, ya que ella fue elegida para llevar a Jesucristo, el Hijo de Dios. No pudo haber sido cualquier persona. Pero ¿quién era la virgen María?

María no tenía pensamientos grandes de sí misma, pero tenía plenamente fe y confiaba en la dirección de Dios en su vida, incluso cuando las circunstancias parecían imposibles. María realmente nos puede enseñar mucho acerca de fe y humildad.

Una joven ordinaria de Nazaret

Esta joven judía vivía una vida bastante ordinaria en Nazaret, una pequeña ciudad de Galilea. Pero un día un ángel vino donde ella y le dijo: "María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios." Lucas 1:3. ¡Ella había sido elegida de entre todas las mujeres del mundo para dar a luz el Hijo de Dios! El cual llevaría por nombre Jesús. El ángel le explicó que el Espíritu Santo vendría sobre ella, y que de esta forma se convertiría en la madre de Jesucristo, el Hijo de Dios.

Independiente de lo improbable que esto sonaba según el razonamiento humano, María valientemente respondió: "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra." Lucas 1:38. ¡Ella tenía plena fe y confianza en Dios!

"¡Hágase conmigo conforme a tu palabra!"

Todos llegamos a situaciones que ponen a prueba nuestra fe. Quizás entro en una circunstancia en la que es completamente natural preocuparse y tener intranquilidad por algo. Entonces la pregunta es si realmente creo en la perfecta dirección de Dios, si dejé completamente de lado todos los pensamientos de ansiedad y estoy asido de la palabra que dice "Por nada estéis afanosos." Filipenses 4:6. Entonces podemos a nuestro modo y a nuestro tiempo, responder: "Soy una sierva del Señor. ¡Hágase conmigo según tu palabra! Cuida de mí, como lo has prometido. Ahora echo sobre ti toda mi ansiedad, y elijo creer."

Lectura adicional: Echad toda vuestra ansiedad sobre Dios

Hay muchas otras formas en las que que podemos demostrar nuestra fe en la vida cotidiana. Cuando, por ejemplo, somos recordados a dar aunque no tengamos mucho, entonces podemos de inmediato elegir creer en Lucas 6:38: "¡Dad, y se os dará!" Cuando preferimos pensar en nuestro propio bienestar, pero Dios en vez de eso nos guía silenciosamente y pone en nuestro corazón una familia que realmente podría necesitarlo más, podemos aferrarnos con fe a la escritura que dice, "El alma generosa será prosperada." Proverbios 11:25.

¿Qué sucede entonces, cuando elegimos creer en la palabra de Dios y hacer según lo que Él obra en nosotros? ¡Experimentamos que Dios es verdad! Está firme junto a su palabra, así como sucedió con María, que concibió a Jesús, tal como el Ángel le había dicho.

María exaltó a Dios, no a sí misma

María tenía una actitud muy noble. Tenía plena fe y confianza en Dios, pero era pequeña en sus propios ojos. Después de que el ángel la dejó, ella engrandeció a Dios por haberle confiado esta gran tarea y por haber mirado su humilde estado.

"Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación a los que le temen." Lucas 1:46-50.

María nos muestra que aquellos que son pequeños y pobres en sus propios ojos, son valiosos para Dios, y Él se preocupa por ellos. ¡Todo lo que Él busca es fe! María no era una reina ni de la nobleza, pero Dios la escogió de igual manera. A través de su vida había demostrado que consideraba a Dios como todo y a ella misma como nada. ¡Dios con gusto quiere usar a tales personas! Él vio la actitud humilde de María, y se convirtió en la madre de Jesús. Ella tenía la actitud correcta.

Una fe que puede ser nuestra

Está escrito de la virgen María: "Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor." Lucas 1:45.

Este versículo también puede aplicarse a nosotros. Piensa poner nuestro propio nombre allí. ¡Esto puede ser realidad! Pero debemos ser probados y fieles a la voz de Dios en nuestra vida diaria. Allí es donde está el fundamento de la fe. Por lo tanto, creamos en Dios, y solo en Él. Seamos humildes, y dejemos de lado nuestra fuerte voluntad, opiniones y razonamiento. ¡Entonces Dios podrá usarnos!

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.