Los huesos de José
José quería que Israel llevara sus huesos de regreso a la Tierra Prometida. Lee lo que esta historia significa para nosotros en nuestros días.
“Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob. E hizo jurar José a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos.” Génesis 50:24-25.
Estas palabras contienen en ellas una tremenda profecía, pero ¿qué significan realmente para nosotros en nuestro tiempo?
Fortalecidos en la fe
Dios había prometido a Abraham, Isaac y Jacob que recibirían la tierra; la tierra de Canaán. Los israelitas no estaban destinados a permanecer esclavos en Egipto. Ellos vivieron en Gosén, pero Dios los iba sacar de ese lugar. José dijo estas palabras porque sabía que el pueblo se encontraría con grandes adversidades y dificultades cuando salieran al desierto en su camino hacia la Tierra Prometida.
Cuando José murió, lo embalsamaron y fue puesto en un ataúd en Egipto. “Y haced llevar de aquí mis huesos” dijo José. “Quiero entrar con ustedes a la Tierra Prometida, a Canaán; la Canaán terrenal.” Dado que José había sido un gran hombre para con ellos, sus palabras tenían peso. Cuando dijo esas palabras, le ayudó a los israelitas a fortalecer su fe de que llegarían a Canaán, porque tenían los huesos muertos con ellos.
Un llamamiento celestial
Cuando Jacob murió en Egipto, se apoyó sobre el extremo de su bordón y bendijo a sus hijos. Él estaba en camino, era un peregrino, sosteniendo el bordón de su peregrinaje. Y así es también es con nosotros. Somos peregrinos aquí en este mundo, en nuestro camino hacia la Canaán celestial. Ahora, en el Nuevo Pacto, si queremos entrar en la Canaán celestial tenemos que llevar en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, tal como el pueblo de Israel llevaba los huesos de José a la tierra de Canaán. (2 Corintios 4:10) Y entonces también nuestra fe se fortalecerá; veremos el camino claramente y alcanzaremos nuestras metas.
Aquellos que no hacen esto son tragados por la tierra. No solamente ha sido Coré y sus hombres los que han sido tragados por la tierra (Números 16), sino que desde entonces muchos han sido tragados por cosas terrenales y han destruido su llamamiento celestial. No debemos ser tan tontos para hacer esto. Necesitamos aferrarnos a nuestro bordón de peregrinación mientras aún estemos presentes aquí, y al mismo tiempo llevar la muerte de Jesús en nuestro cuerpo. A partir de ahí tendremos éxito y veremos claramente el camino hacia la Canaán celestial.
Este artículo está basado en una prédica de Kåre J. Smith del 10 de abril de 2019.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.