Aquí está la razón por la que es importante mantener las cosas simples
No podemos dejar que Satanás nos complique las cosas.
Dios había plantado dos árboles muy especiales en medio del huerto del Edén: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Dios había dicho a Adán y Eva que no podían comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, pero sí podían comer todo lo que quisieran del árbol de la vida, ya que solamente vida y bienestar debían reinar en el Paraíso. Esto también aplica en la iglesia. “Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal.” Romanos 16:19.
No debemos ser vencidos por el mal
Dios conoce el bien y el mal sin que el mal ejerza poder sobre Él. Así es cómo funciona la naturaleza divina (Génesis 3:22). Sin embargo, nosotros como seres humanos naturales, somos tan débiles que fácilmente somos vencidos por el mal. Dios nos protege del mal porque nos ama muchísimo. La única oportunidad que tenían Adán y Eva de ser guardados del mal en el huerto del Edén era siendo obedientes al mandamiento de Dios y no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Pero incluso hoy en día la voluntad de Dios es que no seamos vencidos por el mal. Su voluntad no es solamente que recibamos perdón, sino que venzamos completamente sobre el mal.
Satanás también sabe de esto, y por eso engañó a Eva incitándola a comer del árbol de la ciencia mediante una falsa promesa de qué sería igual a Dios y no moriría, porque Dios no muere a pesar de que sabe del bien y del mal. ¡Qué engaño tan astuto, inteligente y religioso usó! Satanás engañó a Eva presentándole una transgresión de la Palabra de Dios como algo bueno, atractivo y que la haría más inteligente. ¿Crees que es diferente hoy en día? (Génesis 3:4-5).
Influenciada por Satanás, Eva fue llevada de un lado a otro por estratagema para ser engañada con astucia. Su mente se inquietó y se alejó de la voluntad de Dios simplemente por dejar de confiar en el mandamiento que se le había dado de no comer de ese árbol. En este estado mental de inquietud la diferencia entre el bien y el mal se volvió confusa y poco clara. Esto es lo que ocurrió con Eva; cayó en la transgresión y perdió el Paraíso. (Efesios 4:14; Gálatas 5:10; 1 Timoteo 2:14).
La simplicidad que hay en Cristo
“Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera [simple] fidelidad a Cristo.” 2 Corintios 11:3. Es la simple y sincera fidelidad a Cristo la que guarda nuestros pensamientos de todo el engaño y la confusión religiosa que hay en nuestros días. “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Juan 14:15. Esta es la simplicidad celestial. Los gálatas, a pesar de estar entusiasmados con Pablo y su predicación al principio, fueron engañados y se extraviaron. Los llamados “grandes” apóstoles llevaron a los gálatas a pensar que no era necesario estar crucificado con Cristo todos los días, y que podían ser redimidos mucho más fácilmente sin hacerlo. Todo estaría bien si solo se les circuncidara físicamente. Esto es lo que se les predicaba en aquellos días. (Gálatas 5:10; 2 Corintios 11:5).
La versión actual de esta predicación es que todo está bien con nosotros si tan solo creemos en que Jesús ha hecho todo por nosotros de una vez por todas, y que, por lo tanto, nuestro trabajo y nuestras obras ya no son importantes. “¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?” Gálatas 3:1.
Para Pablo, Jesús no solamente era el que estaba crucificado en el Calvario; sino que también fue su, y ahora nuestro, precursor crucificado que tomó Su cruz cada día durante aproximadamente 33 años. Todos aquellos que le siguen hacen lo mismo. “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.” Lucas 9:23.
Lee más acerca de lo que significa tomar tu cruz cada día aquí.
El Espíritu de Dios instruyó a Jesús a tomar su cruz cada día, y también a nosotros en nuestro tiempo nos constriñe a hacer lo mismo, y no solo eso, sino que también nos enseña a hacerlo con gozo. Esto es lo que nos inspira, aviva nuestra fe y nos ayuda en la tentación a hacer el bien y ser transformados según la imagen del Hijo. No podemos dejar de hacer obras, porque si nos detenemos, perderemos el poder de Dios e incluso la salvación de nuestra alma. El fin de una falta de obras es religiosidad, una apariencia de piedad y una vida sin victoria. Satanás trabaja con astucia, pero “resistidlo firmes en la fe…” (1 Pedro 5:9). ¡Esa es la simplicidad celestial! La esposa de Cristo debe estar alerta en su vida de pensamientos; debe ser pura y virgen a toda costa para que Jesús se convierta en nuestro gran amor y no seamos desobedientes a otro espíritu o a otro evangelio que no hayamos recibido desde el principio. (Santiago 2:14, 17; 1 Corintios 1:17-18; 2 Timoteo 3:5; 2 Corintios 11:2,4).
Este artículo fue traducido del noruego y publicado por primera vez con el título “Simpleza celestial” en el periódico de BCC “Skjulte Skatter” (“Tesoros Escondidos”) en Junio de 2010.
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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.