La segunda promesa gloriosa: No sufrirás daño de la segunda muerte

La segunda promesa gloriosa: No sufrirás daño de la segunda muerte

El segundo artículo de una serie sobre nuestras recompensas eternas.

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«El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.» (Apocalipsis 2,11)

Dios ama su creación. El pecado la destruyó, pero ahora Dios tiene un plan para volverla a su estado original de perfección, y recompensará a los que le ayuden a llevar a cabo este plan.

El pecado nació por causa del deseo de Satanás de establecerse sobre Dios, y esto destruyó la armonía en el cielo. Ahora Dios erradicará todo el pecado de su creación, de tal forma que no haya posibilidad de que esto ocurra de nuevo.

Dios creó a los seres humanos con el propósito de que gobernaran sobre el pecado. (Génesis 4,7) Todo su plan es que la humanidad viva una vida en la que odien y resistan el pecado, y digan sí a Dios – tengan victoria. El que vence el pecado en su propia vida demuestra que el camino de Dios es perfecto, y es parte de la obra para erradicar el pecado por la eternidad. Todos los que hagan esto degustarán las ricas recompensas de vivir una vida así. Estas promesas son para todos los que vencen.

El lago que arde con fuego

La segunda muerte es el lago que arde con fuego (Apocalipsis 21,8). Este es el juicio sobre todo lo que está contaminado por el pecado. Cuando alguien no ha utilizado las oportunidades en su vida para vencer sobre el pecado, entonces es dañado por esta segunda muerte, porque nada que no puede soportar el fuego del juicio es permitido en la eternidad.

Has reconocido el pecado al cual has sido tentado, has juzgado que es inaceptable para alguien que anhela obrar justicia, y lo has resistido.

Tú que has utilizado tus oportunidades para vencer sobre el pecado mientras todavía estás aquí en esta tierra, no serás dañado por esta segunda muerte. Has reconocido el pecado al cual has sido tentado, has juzgado que es inaceptable para alguien que anhela obrar justicia, y lo has resistido.

Eres un vencedor que vive en forma justa, y hace lo que es bueno y verdadero en todas las situaciones. Y si te caes, te arrepientes, recibes perdón, y te decides a resistir la tentación a pecar la próxima vez. ¡No quieres perder ninguna oportunidad!

«Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.» (2 Juan 1,8)

Valor eterno

Es mucho más valioso para ti soportar renunciar a tu propia voluntad, las obras de la carne que Pablo escribe en Gálatas 5, y así hacer la voluntad de Dios. El amor, la bondad, la paciencia, etc. que sustituyen tu egoísmo natural, envidia e impureza es el resultado de vivir una vida victoriosa. Esto te da un valor que tendrás por la eternidad.

Hay gracia para el perdón de los pecados, pero también tienes gracia para una vida mucho más profunda. Cada vez que pierdes una oportunidad para vencer sobre el pecado puedes recibir perdón, sin embargo, también pierdes la oportunidad de recibir algo de valor eterno. Este es el dolor de la muerte segunda. Esto es una pérdida eterna.

1 Corintios 15,41 está escrito sobre la gloria del sol, la luna y las estrellas. Este es un símbolo de la gloria eterna a la cual puedes llegar. Mientras más valor eterno tienes como resultado de ser fiel para vencer, mayor será tu gloria eterna.

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.