La razón de por qué no le temo a la muerte
La muerte es un gran misterio. Pero como un cristiano tengo maravillosas promesas para mi futuro.
Como un cristiano, teóricamente, sé que no debería temer a la muerte. Las Escrituras dan una maravillosa idea de lo que ocurrirá cuando muramos. "Porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad… Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?" 1 Corintios 15:52-57. 1 Tesalonicenses 4:16-18 también tiene una promesa gloriosa de lo que podemos esperar nosotros los que creemos en Jesús.
En ocasiones, me he preguntado cómo en realidad reaccionaría cuando sea mi propio turno de encontrarme con la muerte. Puedo fácilmente hablar y citar de las escrituras pero, ¿puedo realmente mostrar con mis acciones que no tengo miedo?
Experiencias con la muerte
A través de algunas experiencias que tuve en mi vida personal, me quedó muy claro que hay dos formas de las que puedo salir de este mundo:
Puedo irme vacía, sin hacer nada con mi vida aquí.
Si mi enfoque es únicamente en las cosas de este mundo, sin visión para la vida eterna, no tendré tesoros eternos ni una vida con Cristo, nada que llevar a la eternidad.
O puedo ser un discípulo fiel de Cristo Jesús, aprender de Él, y construir una morada de valor eterno.
Puedo vivir de tal manera que cuando regrese a casa con Él lo escucharé diciéndome: "Bien, buen siervo y fiel" (Mateo 25:14-30) Este tipo de vida hace también una vida gratificante en la tierra y al mismo tiempo puedo ser de bendición y aliento para muchos.
Mi vida en la tierra
Sé que es la vida que vivo mientras estoy aquí en esta tierra lo que afecta la manera en que puedo reaccionar cuando mi momento llegue. Si vivo fiel, llevando mi vida en obediencia a la Palabra de Dios entonces puedo encontrarme con la muerte teniendo paz y gozo. Los discípulos de Jesús no le temen a la muerte, sino que puede ser recibida con gozo y esperanza de tener nuestra recompensa. Podemos ser transformados de tener miedo a la muerte a pensar como Dios sobre la muerte; y lo que piensa es el poder reunirnos con Él. En Mateo 25:34 Jesús dice, "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo." Y en 1 Juan 2:25, "Y ésta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna."
La mejor manera de estar preparados para encontrarnos con Dios cuando morimos es conocerlo mientras vivimos. "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros." Santiago 4:8. "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delatantes de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús." Filipenses 4:6-7. Solo así podemos esperar el día en el que nos encontraremos con nuestro Padre y su Hijo, a quienes hemos conocido y amado mientras estábamos aquí en la tierra.
La Palabra de Dios es verdad
He visto como la Palabra de Dios es ser cierta de muchas maneras a lo largo de mi vida. Yo creo en que Sus promesas acerca de la vida después de la muerte serán igual de verdaderas y gloriosas. "Escudo es a todos los que en él esperan." Salmos 18:30. He tenido muchas oportunidades de poner a Dios a prueba y Él ha demostrado ser verdadero todo el tiempo. Su Palabra ha sido un fundamento seguro para mi vida.
Está escrito que nuestros días fueron contados antes de que hubiera uno de ellos. Dios ha preparado obras para que nosotros andemos en ellas. Él conoce cuanto tiempo tenemos aquí en la tierra y es suficiente tiempo para completar las obras que Él empezó con nosotros. (Filipenses 1:6) Debemos caminar dignos de esta alta y santa vocación. Si creo en las escrituras, tengo esta esperanza en Él y me purifico así mismo como Él es puro. (1 Juan 3:3)
La conclusión sería: si creo en las escrituras y soy fiel para obedecer la Palabra de Dios, así como está escrito, no le temeré a la muerte, y más bien esperaré con ansias escuchar a Jesús decir: "Bien, buen siervo y fiel… entra en el gozo de tu Señor." Mateo 25:21-23.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.