La parábola de las vírgenes prudentes e insensatas

La parábola de las vírgenes prudentes e insensatas

Una interpretación de la parábola de las diez vírgenes, en la que Jesús compara a los cristianos con cinco vírgenes prudentes y cinco insensatas.

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La parábola de las diez vírgenes 

En la parábola de las diez vírgenes, Jesús compara la vida cristiana con cinco vírgenes prudentes y cinco vírgenes insensatas, y lo que hacen para prepararse antes de salir a recibir al esposo. 

“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;  mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.” Mateo 25:1-4. 

Todas las vírgenes salieron a recibir al esposo. Todas ellas se habían despedido del mundo a fin de buscar las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. (Colosense 3:1-2). Todas llevaban consigo sus lámparas, pero solo existía entre ellas una diferencia: las prudentes llevaban sus lámparas y a la vez aceite en sus vasijas; en cambio, las insensatas no entendieron que también tenían que llevar aceite en sus vasijas, además de sus lámparas. 

"Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas continuamente". Levítico 24:2. 

Estas lámparas son nuestros testimonios y no pueden arder sin aceite, y para poder obtener aceite algo debe ser machacado. (Mateo 10:27; Mateo 5:15). Lo que urgentemente hace falta en nuestros días son "lámparas" que puedan alumbrar ardientemente en vida y doctrina. Si yo declaro que debo seguir las pisadas de Aquél, quien "cuando le insultaban, no contestaba con insultos", así, mi lámpara no brillará si yo, por ejemplo, insulto. (1 Pedro 2:21-23). Pero para no insultar, algo tiene que ser "machacado" dentro de mí, y esto es mi propia voluntad, mi honor personal. Si esto es machacado, la "lámpara" arderá brillantemente. 

Las cinco vírgenes insensatas tenían escaso aceite en sus lámparas, por lo que dijeron: "... nuestras lámparas se apagan". Vemos pues que algo tuvo ya que haber sido "machacado" en ellas también. 

Las obras manifiestas de la carne 

“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” Gálatas 5:19-21.  

Estas otras obras todos sabemos que son pecados. Si practicamos tales cosas, no será fácil para otros creer en nuestro cristianismo, ya que nuestras lámparas no brillarán. Las diez habían aplastado tanta voluntad propia, que fueron llamadas "vírgenes". Las prudentes, sin embargo, no pensaron únicamente en hacer brillar las lámparas por un momento; también pensaron en reunir aceite en sus vasijas.  

Estas "obras de la carne" se manifiestan se vuelven obvias en la vida diaria, en las diferentes pruebas, cuando entramos en contacto con otras personas. Incluso las cinco insensatas desean también negarse a sí mismas, a fin de que sus "lámparas" puedan brillar y los hombres no puedan juzgarlas; pero ellas quedan aquí satisfechas, sin considerar que el poco "aceite" que así están consiguiendo es quemado al mismo tiempo que es producido. Por otro lado, las prudentes pensaron además, en recolectar aceite en sus vasijas. Después de acontecida una prueba, en silencio y en la presencia de Dios, reflexionan sobre lo que han hecho. Llegan a verse a sí mismas, a su propia naturaleza y la "machacan". Allí donde no hay nadie a quien puedan ellas alumbrar, y el aceite que reciben es para su vasija. Esto es la vida escondida con Cristo en Dios.  

Las vírgenes insensatas están satisfechas en tanto las personas no puedan juzgarlas. En el exterior están llenas de buenas obras y siempre se sienten obligadas a estar ocupadas. ¿Pero tienen reposo y quietud ante la presencia de Dios? No; sienten que deben de estar haciendo algo. Realmente podemos compararlas con Marta. Ella, en su afán de servir a Jesús, lo hacía, pero con un fervor humano. Marta no entendía a María, la cual sentada a los pies de Jesús "recolectaba aceite en su vasija."  

Machacando aceite para tu vasija 

El desechar el pecado que agobia la conciencia nos da aceite para nuestra lámpara. La vanidad, la vanagloria, y todas las cosas que están a la vista de todos, son cosas que deben ser aplastadas y desechadas si queremos que nuestras lámparas enciendan. Las cinco vírgenes insensatas se contentan con esto, y cualquiera que llega a estar satisfecho con su propia condición espiritual, es igual a ellas. Pero el escudriñamiento del Espíritu es mucho más profundo. Si quieres recibir aceite en tu vasija entonces debes llegar al reposo, para que te sea posible escuchar la voz del Espíritu. El Espíritu mismo te iluminará y te mostrará un grado de pecado mucho más profundo de lo que jamás hubieras podido imaginar. Por eso es de vital importancia andar en el Espíritu (Gálatas 2:25), reconociendo lo que él nos muestra sobre nosotros mismos, y aplastandolo. Las cinco vírgenes prudentes tienen entendimiento acerca de esta vida; ellas aman tener aceite, tanto para sus lámparas como para sus vasijas. 

Los hombres pueden ver solamente las lámparas, pero no las vasijas; éstas se mantienen ocultas. Por esta razón es que la gente no puede encontrar diferencias entre las vírgenes, a pesar de poder observar que algunas lámparas tienen menos aceite y no alumbran tanto. 

Vencer sobre esos pecados no significa hacer obras para que otros las vean, sino hacerlas por amor a Jesús, y que todo lo que uno hace, todo, sea por causa de Jesucristo. Si así es en tu vida entonces eres verdaderamente sabio y serás arrebatado cuando Jesús venga como ladrón para llevarse a aquellos que están listos; entonces serás proveído de vestiduras blancas y te será permitido andar con Él; y Él confesará tu nombre delante del Padre y de sus ángeles. 

La medianoche y el despertar

“Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron." Mateo 25:5. Este sueño no quiere decir que habían sido tibias o que se apartaron de Dios; pero podría significar que vino un tiempo en el que no pudieron trabajar. (Juan 9:4). Estuvieron forzadas a estar en silencio. 

“Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!” Mateo 25:5-6. Todas las vírgenes oyeron ese clamor así que despertaron y necesitaban sus lámparas. Cuando arreglaron sus lámparas para que brillaran a media noche, se percataron que necesitaban más aceite del que tenían. Y fue allí cuando las vírgenes insensatas se dieron cuenta, con terrible sorpresa, que sus lámparas se estaban apagando. De repente reconocen lo que habían descuidado y tratan de conseguir aceite de las vírgenes prudente. Pero las prudentes no tienen más que lo necesario para ellas mismas; y tampoco pueden encubrir a las insensatas. Las insensatas tuvieron que ir a donde vendían el aceite; tenían que ir a vivir una vida como corresponde y tomarse el tiempo para "machacar olivas" a fin de que recibieran aceite en sus vasijas.  

La vida es la luz de los hombres. Por ello, nadie puede prestarse luz de los demás. También en nuestros días podemos encontrar a personas quienes, a pesar de vivir en pecado, tratan de ocultarse entre los cristianos. Se convierten en personas de confianza, ya que asisten a la iglesia y aparentan ser buenas personas. Pero la hora viene en que se hará manifiesto lo que verdaderamente son. 

La vida es la luz de los hombres. Por ello, nadie puede prestarse luz de los demás. También en nuestros días podemos encontrar a personas quienes, a pesar de vivir en pecado, tratan de ocultarse entre los cristianos. Se convierten en personas de confianza, ya que asisten a la iglesia y aparentan ser buenas personas. Pero la hora viene en que se hará manifiesto lo que verdaderamente son. 

Despertemos todos y entendamos lo que significa el recolectar aceite en las vasijas. Entonces seremos tenidos por dignos de escapar de todo esto que vendrá y estar en pie delante del Hijo del Hombre. Lucas 21:36. 

Lee toda la parábola de las diez vírgenes en Mateo 25:1 – 13. 

Este artículo es una versión editada del capítulo "Las Diez Vírgenes" del libro "La Esposa y La Ramera y lo Últimos Tiempos", publicado en noruego en septiembre de 1946 por medio de “Skjulte Skatters Forlag."
© Copyright Stiftelsen Skjulte Skatters Forlag.

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.