Romanos 8:28 — La increíble verdad acerca de este muy conocido versículo
¿Crees realmente que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien? ¡Lee este artículo para probarte a ti mismo!
Las palabras de Pablo en su epístola a los romanos están entre las más conocidas en la Biblia y son de las más citadas:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28.
Leámoslas otra vez: “Sabemos que los que aman a Dios todas las cosas (tanto buenas como malas, agradables y desagradables — todo — e incluyendo a todas las personas) les ayudan a bien, o como dice en una traducción más fuerte y acertada: “Sabemos que las cosas que ocurren son lo mejor para los que le aman.” Todas las cosas, todo lo que nos pasa en esta vida, sin excepción, nos ayuda a bien y es lo mejor para nosotros. No podría estar escrito más claramente, pero por desgracia la superficialidad hace que no lo veamos. Simplemente no sabemos leer correctamente, y tampoco nos interesa lo suficiente, por lo tanto, tampoco nos tomamos el tiempo.
No obstante, si creemos en este versículo entonces la palabra escrita en 1 Tesalonicenses 5:18 se cumple en nosotros: “Dad gracias en todo...” “¿En todo lo que es bueno dad gracias..?” Eso no es lo que está escrito, sino que dice: “Dad gracias en todo.” Sí, tanto lo bueno como lo “malo.” Así de agradecido serás si crees en Romanos 8:28. También está escrito: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” Filipenses 4:4. Uno no puede regocijarse en el Señor si no cree en Romanos 8:28.
“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Juan 14:21.
¿Crees en que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien? Si afirmamos inequívocamente lo que creemos, entonces guardamos sus mandamientos, y por consiguiente ninguna circunstancia posible, ya sea buena o "mala", impedirá que la vida de Cristo se manifieste en nuestro cuerpo mortal. (2 Corintios 4:10-11).
El creer en Romanos 8:28 me traerá como resultado no ceder a la tentación de:
Enojarme
Ofenderme
Sentirme insultado
Perder mi temperamento
Tener celos o envidia
Desanimarme
Ponerme amargado
Guardarle rencor a alguien
Quejarme de cualquier cosa
Estar insatisfecho
Vengarme
Tomar lo que no me pertenece
Hacer cualquier cosa que sea falsa o engañosa
Inquietarme cuando algo está pasando
Injuriar a otros cuando ellos me injuriaron
Que alguien me disguste
Alterarme
Sentir que es difícil soportar cuando tengo que sufrir reproche
Pensar que algo es molesto
Pensar que alguien o algo se interpone en mi camino
Sentir que siempre soy desafortunado
Sentir que siempre estoy decepcionado
Sentir que he sido engañado
Desear mejores cosas terrenales
Sentirse agraviado por haber recibido al cónyuge que tengo, o por no haber recibido ninguno
¡Toda la miseria acaba simplemente por creer en esta sola escritura! No es de extrañar que Pablo escriba que el evangelio es poder para salvación a todo aquel que cree.
El creer en Romanos 8:28 me traerá:
Profunda paz y reposo en Dios
Un poderoso gozo del cielo
Una fuerte e inquebrantable vida victoriosa
Una mente y una vida fiel
La confianza de otras almas
Una vida bendecida y llena de frutos
Sabiduría
Fuerza
El resultado de Romanos 8:28 es:
Hombres y mujeres preparados para toda buena obra
Iglesias
Siervos capaces y líderes en las iglesias
Si una persona ha leído y escuchado la Palabra de Dios durante muchos años y estos buenos y gloriosos resultados no se han manifestado, entonces esta es la mejor evidencia que hay para saber si una persona ha creído en la Palabra que ha leído y escuchado.
Si ahora alguno piensa que estos frutos son lo que quiere, ¡entonces cultiva el árbol con más interés!
Esta es una versión combinada y editada de dos artículos que fueron publicados por primera vez en noruego con el título: "¿Crees en Romanos 8:28?" en la edición de BCC "Skjulte Skatter" ("Tesoros escondidos") en junio de 1949, y una transcripción de un mensaje de Elias Aslaksen en enero de 1976, "Todo sirve para bien", publicado en el libro "Las Últimas prédicas de Elias Aslaksen". (1979)
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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.