La guía del Espíritu

La guía del Espíritu

Nuestras mejores obras y nuestras mejores intenciones serán un esfuerzo en vano si no son impulsadas por el Espíritu Santo.

La ayuda del Espíritu llega en el momento indicado

Dios no obra nada ni revela Su voluntad hasta es absolutamente necesario y sea el momento indicado. Todo lo que hacemos para Dios, aún cuando tengamos las mejores intenciones, no es de Dios si no es Él quien lo ha obrado. El Espíritu del Señor no hace nada antes de que su tiempo no haya llegado. Dios solo se revela cuando es necesario; ni antes ni después. Buscarlo será en vano hasta que sea necesario encontrarlo. Su fidelidad es infinitamente grande; Él mismo se revela justo en el momento indicado, pero nunca antes.

En el antiguo pacto, Dios se manifestó de varias maneras, exponiendo y trayendo a la luz diferentes asuntos y situaciones. En el nuevo pacto en Cristo Jesús, Dios nos guía por medio de la fe. Anteriormente la gente recibía luz de tal manera que podían pensar de antemano cómo debían de actuar. Pero ahora Su guía depende de una confianza absoluta y entrega total en el mismo momento divino. Esta confianza como la de un niño nunca pregunta "¿Por qué?". Sino que espera pacientemente, sin importar cuánto tiempo pase, porque sabe que el cuidado de Dios le proporcionará ayuda justamente en el momento que se necesite.

Confiar y obedecer te traen revelación y transformación

Entre más grande sea tu confianza en Dios, mayor será tu entrega a la guía de Dios, y más fielmente lo seguirás. Es así cómo recibirás revelación de Dios y experimentarás de lo que Pablo habla en Efesios 1:17: "... para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él."

Una persona infiel apaga la voz del Espíritu y pronto se hace incapaz de reconocer la voz de Dios. No hay nada tan sensible como el Espíritu de Dios, y nada se retira tan rápidamente como Él.

El Espíritu de Dios actúa de dos diferentes maneras: atrayendo y persuadiendo cuidadosamente, o reprendiendo y castigando. Cuando prestamos atención a la voz del Espíritu, entonces éste nos revelará sus tesoros ocultos; pero además nos llevará a Su aposento lleno de tesoros y compartirá el conocimiento de Dios con nosotros. Todos los que renuncian a su propia vida y se entregan a Su cuidado serán transformados a la imagen de Cristo y participarán de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4).

El Espíritu de Dios nos guía en en el camino de la verdad. Su trabajo es sacarnos de las más profundas tinieblas y llevarnos a la luz y la gloria. Él no habla por su propia cuenta; sino que habla todo lo que oye. Nuestras mejores obras y nuestras mejores intenciones serán un esfuerzo en vano si no son impulsadas por el Espíritu Santo. Presta atención a esta voz, sé obediente a ella, y también guardarás "mis obras", como dice en Apocalipsis 2:26.

El espíritu nos lleva por un camino nuevo y vivo

Una vida según la guía del Espíritu es una vida que está oculta en Dios, porque nadie, excepto tú y Dios la entienden. Cuando nuestro Guía experimentado da revelación, toda la gloria exterior se desvanece, el alma se vuelve introspectiva y el oído se abre. Si en ese momento comparas lo externo con lo interno, entenderás la diferencia entre lo humano y lo divino.

El camino por donde Dios nos guía no siempre nos trae buenos sentimientos. Su meta es alcanzar la gloria que está después de la carne, y sus caminos conducen a través de la carne a la meta. Se nos ha hecho un camino nuevo y vivo a través del velo, esto es su carne (Hebreos 10:20). El Espíritu Santo es nuestro guía en este camino, y nosotros somos los que caminamos por él.

Este artículo fue traducido del noruego y publicado por primera vez en la edición de Skjulte Skatter (Tesoros Escondidos) en febrero de 1912.
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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.