La ansiedad – ¿una parte necesaria de la vida?
¿Hay razón para la ansiedad? ¡Lee este artículo!
Para muchas personas, la preocupación llena muchos de sus pensamientos durante el día. Incluso aunque muchos de nosotros vive en creciente prosperidad y tiene más que suficiente para el día de hoy y el camino en adelante.
Es posible ser totalmente libre de los pensamientos negativos
Aparentemente es muy fácil preocuparse. Los padres, por ejemplo, a menudo piensan: ¿Mi hijo es feliz? ¿Qué pasaría si fuera atropellado por un auto? ¿Y si sufre acoso escolar? ¿Si se enferma? La lista es interminable, y sin duda es una fuente de preocupación ser padres. También los jóvenes se preocupan. Con frecuencia los vemos en las noticias, como los jóvenes temen por los exámenes, temen no verse bien y estar a la altura de los ideales de la sociedad, o temen no tener éxito socialmente.
Sí, todas las personas pueden quedarse pegadas en pensamientos de ansiedad, y la mayoría cree que simplemente así es la vida, no hay mucho que hacer al respecto. Pero la verdad es que realmente podemos hacer algo. Es posible ser completamente libre de estos pensamientos negativos, pensamientos pesados, que hacen la vida pesada tanto para nosotros mismos como para los que nos rodean.
¿Cómo lo podemos lograr? Con nuestra propia fuerza humana es imposible. Podemos seguramente avanzar en el camino gracias a una «atención continua» o bien con otros medios de ayuda, pero la gente no puede ser totalmente libre de esto con su propia fuerza.
Pero la ayuda no está muy lejos. Se encuentra en la fe en la Palabra de Dios, las palabras que Dios nos ha dado en la Biblia como una receta para una vida feliz tanto en el tiempo que vivimos como en la eternidad. Aquí pueden conseguir verdadera ayuda los que realmente la buscan, y reconocen que no pueden lograrlo por sí solos sin la ayuda de Dios y su Palabra.
Probado y comprobado
Hablo por experiencia. Sufro de un raro e incurable cáncer. Los médicos no han sido capaces de decirme cuánto tiempo más me queda de vida. Tengo esposo y cuatro hijos que cuidar. He pasado por una gran incertidumbre, médicos indecisos, importantes cirugías y tratamientos de quimioterapia, y naturalmente he sido tentada a preocuparme muchas veces. Seriamente tentada. Como un sentimiento de estar tambaleándome al borde del abismo, con una serie de pensamientos de ansiedad y desesperación tratando de succionarme.
Si hubiera tenido solamente mi fuerza hace mucho tiempo habría estado sumergida en pensamientos negativos. Pero he recibido ayuda, he recibido ayuda verdadera y real en mi infantil e ingenua fe en la Palabra de Dios. Hay dos pasajes de la Biblia en particular, a los cuales me he aferrado, algunas veces colgando de las uñas, y estas palabras me han sostenido y continúan haciéndolo.
Uno de los pasajes está en Salmos 23, que muchos reconocerán: «Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.»
El otro está en la carta de Pablo a los Filipenses 4, 4-7: «Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.»
Más adelante está escrito (verso 8): «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, ¡en esto pensad!»
En lugar de usar los pensamientos para preocuparme, puedo llenar mi mente con buenos pensamientos que me conducen a buenas acciones. Puedo trabajar activamente con mis pensamientos y orar a Dios por ayuda. De esta forma se vuelve una buena vida para vivir.
He elegido echar mano a la fe
He elegido echar mano a la fe en estas palabras. Ha habido momentos difíciles, pero he clamado a Dios por ayuda, y la he recibido. Hoy voy a un tratamiento de quimioterapia, pero lo tengo bastante bien la mayor parte del tiempo. He decidido tomar un día a la vez y no permitir que los pensamientos de preocupación por el futuro entren en mi mente. Creo firmemente que Dios está conmigo, y que Él arregla todo para mí bien, de modo que es lo mejor para mí y mi familia (Romanos 8,28).
Quiero describirme a mí misma como una persona feliz. Es posible para todos, independiente de las situaciones de vida que enfrentemos. A través de la fe en Dios y su Palabra viva.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.