La actitud de José
Podemos aprender mucho del sentir que tuvo José.
Una respuesta a las oraciones de su madre. El hijo favorito de su padre. Un soñador de sueños proféticos. Perdió todo, e después tuvo una espectacular reaparición como el segundo del rey al mando. ¿Qué era tan especial con este joven?
Podemos leer la historia en Génesis. Como José, el hijo más amado de su padre, fue vendido como esclavo por sus hermanos envidiosos y llenos de amargura. Como fue comprado en Egipto por Potifar, uno de los oficiales del Faraón. Como halló gracia ante los ojos de Potifar y fue hecho mayordomo de su casa y de todo lo que tenía. Y como la esposa de Potifar trató de hacerlo caer en tentación y pecar.
Fue una situación realmente difícil para José. No podía salir algo bueno de esto, independiente de lo que hiciera. Pero él tenía una actitud de mente pura y noble. Ni hablar de ceder ante ella. (Génesis 39,7-9) «¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?» No le importó cuáles fueran las consecuencias de sus acciones. Nada podía hacerlo pecar contra su Dios.
El gran mal del pecado
¿Cuál es tu actitud cuando eres tentado? ¿Consideras como una alternativa ceder ante el pecado? ¿Comparas los pros y los contras, y piensas en las consecuencias? O bien, ¿tienes el mismo temor de Dios que tuvo José? ¿Prefieres enfrentar cualquier consecuencia en lugar de pecar contra tu Dios?
Se trata de saber qué tan grave es el pecado. Si uno realmente ha entendido lo que Dios piensa sobre el pecado – cuanto lo odia – entonces jamás sería para mí una opción pecar. Dios es completamente santo, y quiere que todo en su creación también sea santo. El pecado destruye todo. Antes del pecado había armonía entre Dios y la humanidad. El pecado separa los hombres de Dios. (Isaías 59,2) Dios ama a las personas que Él creó, y quiere bendecirlos. Pero no lo puede hacer cuando el pecado está en el medio.
Si uno realmente ha entendido lo que Dios piensa sobre el pecado – cuanto lo odia – entonces jamás sería para mí una opción pecar.
Sí, Él es un Dios de amor, y no hay perdón para el pecado, pero piensa cuánto más puedes alegrar a Dios cuando tienes la misma actitud decidida que tuvo José. «¿Cómo, pues, haría yo este grande mal?» Elegir pecar cuando sabes mejor sobre esto, no es una pequeñez.
Esto significa ser obediente a la voz que escuchas, que te exhorta a dejar de hacer algo. Que habla a tu corazón y te muestra cuando algo está fuera de la voluntad de Dios. Ya sea que es algo «grande» como el adulterio, al cual fue tentado José, o algo que parece relativamente inofensivo. Una pequeña mentira para salvar tu pellejo, por ejemplo. El pecado es pecado para Dios, y lo odia, porque significa que has elegido hacer tu propia voluntad y vivir por ti mismo. Esto es rechazar la voluntad de Dios, y es lo mismo que decir que su voluntad no es perfecta; que hay otra opción viable.
El resultado de elegir el temor de Dios
Pero los que eligen el temor de Dios sobre el pecado, experimentan que absolutamente vale la pena. No es fácil decir no al pecado. Tiene un costo. Pero nada que vale la pena es barato. ¿Y el resultado? «Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.» (2 Corintios 4,17)
José recibió incluso autoridad allí donde fue encarcelado. Dios le dio el don de interpretar los sueños, y por lo tanto se volvió indispensable para el faraón. ¡En un sorprendente giro de los acontecimientos, llegó a ser el segundo al mando de todo Egipto! Y para coronarlo todo, recibió a su padre y familia de vuelta. Esto no sucedió por casualidad. Dios cuida a aquellos que tienen una actitud temerosa de Dios. Cuando uno le dice no a algo que sabe está mal, y elige agradar a Dios a cambio, entonces también experimenta bendición así como lo hizo José, por causa de su temor reverente. (Gálatas 6,9)
La actitud que tienes es según las decisiones que tomas. Decídete hoy que no quieres hacer mal y pecar contra tu Dios. Puedes orar a Dios para que te enseñe a odiar el pecado tanto como Él lo hace. Y se mantenga cerca de tu decisión. Dios fortalece a aquellos cuyos corazones son totalmente para Él. «Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él.» (2 Crónicas 16,9) Y experimentarás que los deleites temporales del pecado o sus beneficios no se comparan con la paz y bendición que recibes cuando eliges hacer el bien. (Romanos 2, 5-10)
Experimentarás que los deleites temporales del pecado o sus beneficios no se comparan con la paz y bendición que recibes cuando eliges hacer el bien.
El sentir de José fue odiar el pecado y vivir en el temor de Dios. Esto hizo que su vida fuera bendecida por Dios. ¡Así también puede ser contigo! Es tu decisión. Ármate con la actitud que prefieres morir antes de pecar, e irá bien contigo. Dios se encargará de ello.
Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.