¿Existe algo así como "palabras sin sentido"?
¿Se nos puede culpar por lo que pensamos? ¿Qué pasa con lo que decimos?
Los pensamientos no se pueden dominar, se dice, y Santiago dice: "Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!" Santiago 3.5. Y Todo esto proviene de nuestros pensamientos.
Tenemos el poder sobre nuestra mente y nuestra lengua
Los deseos pecaminosos están trabajando activamente en nuestro cuerpo y despiertan nuestros pensamientos. Si no estamos despiertos, nuestra lengua puede comenzar a menear. Por nuestros pensamientos puede entrar en conexión directa con el pecado en la carne, y así puede la lengua convertirse en un fuego y “contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.” (Santiago 3: 6)
¿Dónde debe comenzar la lucha para ganar sobre este infierno? Bueno, debe comenzar en nuestros pensamientos. No podemos evitar las tentaciones; pero podemos alejar nuestros pensamientos de los deseos de la carne. No es posible, uno piensa. Sí, es posible, porque Jesús dijo, "¿Por qué pensáis así en vuestros corazones?" Marcos 2.8. Uno puede ser culpado de albergar malos pensamientos. De aquí, la lengua obtiene su alimento, y luego envía esos malos pensamientos al este y al oeste. Grandes bosques son incendiados, y todos los que los escuchan pueden sentir la corrupción.
“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada.” (Proverbios 12:18) “Mas el corazón de los necios publica la necedad.” Proverbios 12:23.
La mente pesa los pensamientos, en cuanto a si son buenos o malos, si se originan de una fuente pura o corrupta. Todo lo que proviene de una buena fuente, pueden tener un paso seguro, ya que quieren hacer el bien; pero aquello que proviene de una fuente mala, debe ser restringido. Aquí nos ayuda la cruz. Hemos recibido el poder para decir "No" a lo que es malo y "Sí" a lo que es bueno. Por lo tanto, también hemos recibido poder sobre nuestros pensamientos y nuestra lengua. No tenemos que pensar o hablar mal. Esto se aplica a las áreas sobre las cuales hemos recibido revelación y donde podemos discernir entre el bien y el mal. Aquí es donde tenemos que estar atentos.
¡Conduce hacía la victoria!
Santiago escribe: "pero ningún hombre puede domar la lengua… De una misma boca proceden bendición y maldición". Sin embargo, también dice en el mismo contexto: "Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?" Santiago 3: 8-11. Esto implica que a los malos pensamientos se les puede negar el paso a nuestra mente. Aquí tú y yo debemos permanecer como vigilantes. Podemos evitar que la lengua hable de malos pensamientos.
Hablar mal y escribir maldad equivale a lo mismo, ya que, uno permite que el mal pase por la mente, la mente que supuestamente debe servir a la ley de Dios. (Romanos 7:25). Todo esto necesita ser juzgado y ejecutado, y si hemos causado daño a otros por esto, debemos pedirles perdón. En tales casos, hay abundantes oportunidades para ejercitarnos en el temor divino. Piensa que podemos trabajar de tal manera que somos victoriosos en pensamiento, palabra y obra. Y si tropiezas en el curso de este entrenamiento, no pierdas el valor; sigue adelante.
Este artículo fue publicado por primera vez en la revista de la Iglesia BCC "Tesoros Ocultos" en abril de 1933, titulado "La lengua y el pensamiento."
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Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.