Fruto del Espíritu: Paciencia

Fruto del Espíritu: Paciencia

¿Sabías que La Palabra de Dios dice que una persona paciente es mejor que el fuerte?

La Palabra de Dios destruye y vuelve a construir. Desecha el mal en nosotros para que haya espacio para el bien. Destruye la ira y deja espacio para la paciencia y la mansedumbre. 

Primero debemos desvestirnos antes de que podamos ser vestidos. Como seres humanos naturales preferimos vestirnos y nos gustaría poseer todas las buenas virtudes sin tener que renunciar a nuestros deseos. Sin embargo, es bueno saber que somos construidos en la misma medida en la que el proceso de quebrantamiento se lleva a cabo en nosotros. 

Por lo tanto, la paciencia crece en el mismo grado que la ira y el enojo son destruidos. Podemos aprender paciencia por medio de cómo Dios trabaja con nosotros. Él trabaja día y noche para presentarnos santos y sin mancha, y es por eso que nosotros debemos usar la misma paciencia cuando trabajamos con un alma. Conducir a las personas a la justicia no es un asunto rápido. La gente es presuntuosa y necia, se necesita de mucha gracia y paciencia para conducirlos a la meta. 

La paciencia es un fruto del Espíritu (Gálatas 5:22) Esta es una evidencia de que no nos hacemos pacientes en un solo día. Pero al vivir continuamente en el Espíritu y llevar nuestras malas tendencias en la cruz, ganaremos esta virtud, poco a poco. 

Está escrito: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte.” Proverbios 16:32. Un hombre fuerte es alguien que ha realizado un hecho que una persona promedio no puede hacer. Cuando alguien ha llegado tan lejos y se ha vuelto paciente, ha avanzado más de lo que la mayoría de las personas lo han hecho. Tal persona se considera crucificada con Cristo desde hace tiempo, por lo tanto, ha ganado victoria sobre sí mismo. Debido a que su propia vida ha sido destruida, la vida de Dios, y con ello la paciencia ha crecido. Tal persona es mejor que el fuerte.  

Este artículo fue traducido del noruego y publicado por primera vez en el periódico de BCC “Skjulte Skatter” (“Tesoros Escondidos”) en febrero de 1930.
© Copyright Stiftelsen Skjulte Skatters Forlag 

Escritura tomada de la Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.